“Marcelo Ebrard no sabe nada de migración”: Alejandro Solalinde

El sacerdote, veterano defensor de los derechos de los migrantes y alineado ahora con el Gobierno, habla con EL PAÍS de las conversaciones directas con López Obrador sobre una inminente reforma migratoria: una fusión del Inami y la Comar


A Alejandro Solalinde y Andrés Manuel López Obrador, cuando se juntan, les gusta debatir sobre Jesucristo. El sacerdote, antaño considerado como uno de los mayores defensores de los derechos de los migrantes en México, y el presidente de la República, encuentran en el rostro del cristianismo a un referente común. “Él es un apasionado de Jesús y yo también, pero no el Jesús estampita, sino ese Jesús que está en los evangelios, que cuestiona a la Iglesia y a todo el mundo. Ese es al que yo sigo y también Andrés Manuel”. Solalinde (78 años) se define “de izquierdas, agente de cambio y revolucionario, pero pacífico y democrático”. Lleva casi dos décadas al frente del albergue Hermanos en el Camino, en Oaxaca, donde acoge a los extranjeros que cruzan el país en su travesía hacia el norte y la promesa de un futuro más digno. Pero desde que el actual dirigente ocupó el cargo en 2018, muchas son las voces críticas con el misionero. Dicen que es uno de los hombres que susurra al oído del mandatario. Tampoco ayudaron sus teorías conspirativas sobre una “mano negra” que supuestamente financiaba las caravanas de centroamericanos para desestabilizar al Gobierno.

El 27 de marzo, un incendio en una cárcel de migrantes del Instituto Nacional de Migración (Inami) en Ciudad Juárez se saldó con la muerte de 40 personas, hacinadas y encerradas en sus celdas. Un video reveló cómo los agentes migratorios huían del lugar sin tratar de ayudar a los presos. No era la primera tragedia de la que el Inami, un cuerpo ensombrecido por las denuncias de abusos y violaciones de los derechos humanos, era responsable. Las autoridades arrestaron al contraalmirante Salvador González Guerrero, jefe del Inami en Chihuahua, a otros seis trabajadores de la institución, un vigilante de la empresa privada que trabajaba en el centro y uno de los migrantes, que, supuestamente, habría iniciado el fuego. El titular del organismo, Francisco Garduño, se presentará el próximo martes ante un juez. Con la crisis, Solalinde emergió como una suerte de portavoz no oficial del Gobierno. Sin tener un cargo, tras una reunión con López Obrador, afirmó que el Inami iba a desaparecer y en su lugar se crearía la Coordinación Nacional de Asuntos Migratorios y de Extranjería, una nueva entidad de la que todavía hay más dudas que certezas.

Pregunta. ¿De qué hablaron el presidente y usted en ese encuentro?

Respuesta.Yo siempre hablo con él. Este asunto lo vengo tratando con él desde 2018, cuando él apenas empezaba a ser candidato. Le dije que era necesario hacer una reforma en el tema migratorio y él me sugirió que hiciéramos unas mesas de transición con 500 defensores de los derechos humanos. El resultado lo entregamos al que en ese momento era comisionado del Inami, el doctor Tonatiuh Guillén. Unos meses después vino la presión de las amenazas arancelarias de Donald Trump. El presidente no pudo poner en práctica un cambio. Se volvió un paréntesis largo hasta el año pasado. En octubre él me llama y me dice que estaba listo para platicar conmigo, pero yo no pude hasta el 15 de marzo, unos días antes de la tragedia de Ciudad Juárez. En aquella ocasión dijimos: ‘Ya es tiempo de que haya un cambio’. Quedamos que yo se lo iba a llevar por escrito junto con un equipo con el que había trabajado. Antier ya le entregamos la propuesta.

Yo le dije al presidente: ‘Hermano, tú no puedes permitir que este instituto que ha hecho tanto daño, que ha reprimido a los migrantes, siga existiendo. Se tiene que acabar, se tiene que transformar’. Con el mismo presupuesto del Inami, pero hay que separar el aspecto de seguridad y el aspecto administrativo, porque ahí hay mucha corrupción. [López Obrador] dijo: ‘Está bien, detallémoslo’. Me insistió mucho en buscar un secretario ejecutivo excelente en todo, que conozca perfectamente los temas migratorios, que sea una persona con trayectoria teórica y práctica, incorruptible.

P. ¿Quién?

R. No te lo puedo decir, lo tiene que decir él, pero ya pronto lo vas a ver.

P. ¿Qué candidatos hay?

R. Son varias personas. Hay una que yo le hice ver a él y me dijo: ‘Está bien, me gusta’. Posiblemente la semana que entra vaya a ver al presidente y lleve la propuesta. Yo, como sacerdote, sí puedo participar en calidad de coordinador honorífico, y si no se puede, por alguna razón jurídica, ya veríamos cuál sería mi participación. Yo nunca he aceptado ser funcionario de un Gobierno, a mí me formaron para ser misionero itinerante, de los que están siempre con la gente en la periferia, con los alejados de la Iglesia, que se meten en los ambientes donde el cura de parroquia no llega.

P. Usted habla de una reunión antes del incendio en Ciudad Juárez, pero después se volvió a ver con el presidente. ¿Qué discutieron entonces?

R. El único efecto producido por esta tragedia es un aceleramiento, una rapidez de que hay que hacer esto porque urge ya. Eso fue como una alarma, una señal de que las cosas no podían ni debían seguir siendo así. Avanzamos en la propuesta y el presidente lo va a procesar este fin de semana. Ya está tomando decisiones importantes.

P. ¿Por ejemplo?

R. Va a acabar la Comar [Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados]. Se tendrá que ver de otra forma cómo se da la respuesta a los refugiados y a otras formas equivalentes de regulación migratoria.

P. ¿Va a desaparecer la Comar?

R. Las funciones de la Comar no, la Comar, sí. Había descoordinación entre la Comar y el Inami. Ahora se van a fusionar. Ya no van a ser dos dependencias distintas. Esto va a permitir que haya una mejor coordinación, un mejor servicio y una mejor atención a la diversidad migratoria.

P. Usted siempre dijo que no quería trabajar para un Estado. ¿Qué ha cambiado para que ahora sí se plantee tener un rol en este nuevo organismo?

R. [Se ríe] Yo no he cambiado nada. Ahora que viene esto, lo primero que se le viene en mente al presidente es invitarme como un coordinador honorario. Lo que queremos es aprovechar mi experiencia de liderazgo para poder ayudar a estos cambios. A lo mejor no se necesita que yo sea funcionario para lograr esto y puedo participar de otra manera. Yo pienso que va a quedar resuelto la semana que entra o en unos 15 días.

P. Entonces, ¿puede usted garantizar que el Inami va a desaparecer por completo?

R. Sí, absolutamente.“Ya no va a haber centros de detenciones ni cazas a migrantes como había con el Inami”

P. Usted también dijo que no iba a continuar la militarización de la estrategia migratoria. Cuesta imaginar la política migratoria mexicana actual sin la presencia de la Guardia Nacional o el Ejército.

R. Habría una separación del aspecto de seguridad y el aspecto administrativo. La nueva Coordinación de Asuntos Migratorios y de Extranjería correspondería al área administrativa. La Secretaría de Seguridad se encargaría de las Fuerzas Armadas. Pero ya no en esta política prioritariamente de contención y detención. El aspecto administrativo sería lo más importante: instancias de orientación, de información y acompañamiento que servirían para orientar a los migrantes. Y desde ahí, desde su estancia, que no cárcel, porque tiene que ser de puertas abiertas, ellos tendrían que decidir cómo se van. Ya no va a haber centros de detenciones ni cazas a migrantes como había con el Inami.

P. ¿Qué va a pasar con Tapachula, considerada por las organizaciones civiles como una cárcel a cielo abierto de miles de migrantes, retenidos por las Fuerzas Armadas?

R. Todo esas son cuestiones urgentes, coyunturales, pero no estructurales. Yo estoy hablando de estructura, del sistema, de la configuración de una nueva entidad migratoria.

P. Tapachula es un síntoma claro de un problema estructural.

R. Estructural, pero anterior.

P. En los Gobiernos anteriores, Tapachula no era el centro de retención de migrantes que ha sido en esta Administración.

R. Sí, de acuerdo. Tapachula es un efecto coyuntural de un sistema, pero el sistema se va a cambiar.

P. Sobre el incendio en en Ciudad Juárez: ¿La responsabilidad es únicamente de Garduño o debería escalar más alto?

R. No, no puede escalar porque no es un crimen de Estado. Es una responsabilidad exclusivamente del Inami, que tomó un perfil básicamente de seguridad a raíz de las presiones de Estados Unidos. El Inami desde siempre ha estado con eufemismos. Ya dejen de eufemismos. Llamen a las cosas por su nombre. Llaman alojamiento a lo que son cárceles y aseguramiento a lo que son detenciones. El incendio de Ciudad Juárez no se justifica de ninguna manera. Yo he platicado muy frecuentemente con el comisionado [Garduño]. Le pedí que renunciara. Pero yo no soy nadie más que un defensor de derechos humanos. Le hablaba no como alguien que tiene autoridad política o jurídica, sino como una autoridad moral. Y él me dijo: ‘No voy a renunciar’. También le dije durante mucho tiempo que había que hacer cambios en el Inami. ‘No voy a cambiar nada’. No quiero creer que sea una persona de mala fe. Pero creyó que al estarse aguantando las presiones de Estados Unidos alguien tenía que hacer el trabajo sucio. Era él el sacrificable. No es una persona criminal. Yo creo que ninguno de ellos pensó que con esas políticas, esas estructuras carcelarias, se podrían ocasionar una desgracia del tamaño de la de Ciudad Juárez. Pero eso pasó. Ahora que ya aprendieron que se tiene que cambiar estamos trabajando sobre cuatro cosas: esclarecimiento de la verdad, justicia, resarcimiento del daño y no repetición.

P. Usted lo pinta como si el Inami fuera un ente autónomo que no respondiera ante autoridades más altas. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto aseguró que el presidente era responsable de los secuestros de migrantes. Con esa lógica, ¿no podríamos decir que López Obrador es responsable de las muertes de Ciudad Juárez?

R. Hay una gran diferencia entre uno y otro. Peña Nieto es una persona sumamente corrupta. Todo su gobierno fue corrupto y yo lo vi desde dentro. No podemos decir que el presidente se compare. Él es una persona honesta que jamás estaría de acuerdo con una tragedia así.“El incendio de Ciudad Juárez no se justifica de ninguna manera”

P. Si 40 personas mueren en un centro que está bajo responsabilidad del Estado, el Estado tiene que asumir su culpa.

R. Responsabilidad, sí, pero no culpabilidad. Es muy diferente. Para que sea responsable el Estado, se necesita que participe con voluntad. El Estado no intervino. Tenemos una ley migratoria muy buena, una normatividad buenísima. Tampoco intervino todo el cuerpo del Ejecutivo. La responsabilidad sí se carga en el Inami porque estaba administrativamente ubicado en [la Secretaría de] Gobernación. Pero cuando vienen las amenazas y presiones de Donald Trump se saca de su ambiente natural administrativo y se pone bajo la autoridad de Marcelo Ebrard, es decir, de [la Secretaría de] Relaciones Exteriores. Ebrard es el que estaba llevando las negociaciones con Trump, y Trump quería que México fuera un país más seguro, que pagara el muro, y eso no fue. Se negoció que México pudiera aceptar una política de contención como el mal menor. El Inami camina solo porque Ebrard no sabe nada de migración. Jamás recuerdo una sola reunión que hayamos asistido con Ebrard de tema migratorio.

P. Hay muchos expertos y oenegés que argumentan que México nunca construyó el muro que pedía Trump, pero a cambio puso en las fronteras a las Fuerzas Armadas.

R. Es lo que te estoy diciendo, es el mal menor, se tuvo que hacer. Ahora eso sería imposible. Por eso estamos cambiando ya de políticas, estamos pensando en otro tipo de tratamiento migratorio humano. Si bien es cierto que México tiene el derecho también de cuidar sus fronteras como cualquier país, porque tampoco este va a dar la bienvenida a personas inconvenientes o que puedan poner en riesgo la seguridad del país o el país vecino.“La gestión de Garduño al frente del Inami ha sido desastrosa”

P. ¿Qué opinión personal le merece a usted Francisco Garduño?

R. Su gestión ha sido desastrosa.

P. Imagino que es consciente de que hay muchos sectores de la población que se sienten decepcionados con que usted haya sido crítico con los Gobiernos anteriores y que con esta Administración mantenga una defensa tan férrea.

R. Este Gobierno no es tan corrupto como los anteriores. Este presidente no es corrupto como los anteriores. Mi forma de luchar era muy drástica en aquel entonces porque no había otra forma de hacerlo. Cambié mis protestas, mis manifestaciones, las marchas que hacía, por una estrategia quirúrgica. De alto nivel. Yo no he dejado de hacer incidencia. Ninguno de los que me critica ha estado haciendo eso. No es lo mismo protestar que proponer. Yo he estado proponiendo y he estado esperando el momento oportuno.

Aldea84
Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
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A Alejandro Solalinde y Andrés Manuel López Obrador, cuando se juntan, les gusta debatir sobre Jesucristo. El sacerdote, antaño considerado como uno de los mayores defensores de los derechos de los migrantes en México, y el presidente de la República, encuentran en el rostro del cristianismo a un referente común. “Él es un apasionado de Jesús y yo también, pero no el Jesús estampita, sino ese Jesús que está en los evangelios, que cuestiona a la Iglesia y a todo el mundo. Ese es al que yo sigo y también Andrés Manuel”. Solalinde (78 años) se define “de izquierdas, agente de cambio y revolucionario, pero pacífico y democrático”. Lleva casi dos décadas al frente del albergue Hermanos en el Camino, en Oaxaca, donde acoge a los extranjeros que cruzan el país en su travesía hacia el norte y la promesa de un futuro más digno. Pero desde que el actual dirigente ocupó el cargo en 2018, muchas son las voces críticas con el misionero. Dicen que es uno de los hombres que susurra al oído del mandatario. Tampoco ayudaron sus teorías conspirativas sobre una “mano negra” que supuestamente financiaba las caravanas de centroamericanos para desestabilizar al Gobierno.

El 27 de marzo, un incendio en una cárcel de migrantes del Instituto Nacional de Migración (Inami) en Ciudad Juárez se saldó con la muerte de 40 personas, hacinadas y encerradas en sus celdas. Un video reveló cómo los agentes migratorios huían del lugar sin tratar de ayudar a los presos. No era la primera tragedia de la que el Inami, un cuerpo ensombrecido por las denuncias de abusos y violaciones de los derechos humanos, era responsable. Las autoridades arrestaron al contraalmirante Salvador González Guerrero, jefe del Inami en Chihuahua, a otros seis trabajadores de la institución, un vigilante de la empresa privada que trabajaba en el centro y uno de los migrantes, que, supuestamente, habría iniciado el fuego. El titular del organismo, Francisco Garduño, se presentará el próximo martes ante un juez. Con la crisis, Solalinde emergió como una suerte de portavoz no oficial del Gobierno. Sin tener un cargo, tras una reunión con López Obrador, afirmó que el Inami iba a desaparecer y en su lugar se crearía la Coordinación Nacional de Asuntos Migratorios y de Extranjería, una nueva entidad de la que todavía hay más dudas que certezas.

Pregunta. ¿De qué hablaron el presidente y usted en ese encuentro?

Respuesta.Yo siempre hablo con él. Este asunto lo vengo tratando con él desde 2018, cuando él apenas empezaba a ser candidato. Le dije que era necesario hacer una reforma en el tema migratorio y él me sugirió que hiciéramos unas mesas de transición con 500 defensores de los derechos humanos. El resultado lo entregamos al que en ese momento era comisionado del Inami, el doctor Tonatiuh Guillén. Unos meses después vino la presión de las amenazas arancelarias de Donald Trump. El presidente no pudo poner en práctica un cambio. Se volvió un paréntesis largo hasta el año pasado. En octubre él me llama y me dice que estaba listo para platicar conmigo, pero yo no pude hasta el 15 de marzo, unos días antes de la tragedia de Ciudad Juárez. En aquella ocasión dijimos: ‘Ya es tiempo de que haya un cambio’. Quedamos que yo se lo iba a llevar por escrito junto con un equipo con el que había trabajado. Antier ya le entregamos la propuesta.

Yo le dije al presidente: ‘Hermano, tú no puedes permitir que este instituto que ha hecho tanto daño, que ha reprimido a los migrantes, siga existiendo. Se tiene que acabar, se tiene que transformar’. Con el mismo presupuesto del Inami, pero hay que separar el aspecto de seguridad y el aspecto administrativo, porque ahí hay mucha corrupción. [López Obrador] dijo: ‘Está bien, detallémoslo’. Me insistió mucho en buscar un secretario ejecutivo excelente en todo, que conozca perfectamente los temas migratorios, que sea una persona con trayectoria teórica y práctica, incorruptible.

P. ¿Quién?

R. No te lo puedo decir, lo tiene que decir él, pero ya pronto lo vas a ver.

P. ¿Qué candidatos hay?

R. Son varias personas. Hay una que yo le hice ver a él y me dijo: ‘Está bien, me gusta’. Posiblemente la semana que entra vaya a ver al presidente y lleve la propuesta. Yo, como sacerdote, sí puedo participar en calidad de coordinador honorífico, y si no se puede, por alguna razón jurídica, ya veríamos cuál sería mi participación. Yo nunca he aceptado ser funcionario de un Gobierno, a mí me formaron para ser misionero itinerante, de los que están siempre con la gente en la periferia, con los alejados de la Iglesia, que se meten en los ambientes donde el cura de parroquia no llega.

P. Usted habla de una reunión antes del incendio en Ciudad Juárez, pero después se volvió a ver con el presidente. ¿Qué discutieron entonces?

R. El único efecto producido por esta tragedia es un aceleramiento, una rapidez de que hay que hacer esto porque urge ya. Eso fue como una alarma, una señal de que las cosas no podían ni debían seguir siendo así. Avanzamos en la propuesta y el presidente lo va a procesar este fin de semana. Ya está tomando decisiones importantes.

P. ¿Por ejemplo?

R. Va a acabar la Comar [Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados]. Se tendrá que ver de otra forma cómo se da la respuesta a los refugiados y a otras formas equivalentes de regulación migratoria.

P. ¿Va a desaparecer la Comar?

R. Las funciones de la Comar no, la Comar, sí. Había descoordinación entre la Comar y el Inami. Ahora se van a fusionar. Ya no van a ser dos dependencias distintas. Esto va a permitir que haya una mejor coordinación, un mejor servicio y una mejor atención a la diversidad migratoria.

P. Usted siempre dijo que no quería trabajar para un Estado. ¿Qué ha cambiado para que ahora sí se plantee tener un rol en este nuevo organismo?

R. [Se ríe] Yo no he cambiado nada. Ahora que viene esto, lo primero que se le viene en mente al presidente es invitarme como un coordinador honorario. Lo que queremos es aprovechar mi experiencia de liderazgo para poder ayudar a estos cambios. A lo mejor no se necesita que yo sea funcionario para lograr esto y puedo participar de otra manera. Yo pienso que va a quedar resuelto la semana que entra o en unos 15 días.

P. Entonces, ¿puede usted garantizar que el Inami va a desaparecer por completo?

R. Sí, absolutamente.“Ya no va a haber centros de detenciones ni cazas a migrantes como había con el Inami”

P. Usted también dijo que no iba a continuar la militarización de la estrategia migratoria. Cuesta imaginar la política migratoria mexicana actual sin la presencia de la Guardia Nacional o el Ejército.

R. Habría una separación del aspecto de seguridad y el aspecto administrativo. La nueva Coordinación de Asuntos Migratorios y de Extranjería correspondería al área administrativa. La Secretaría de Seguridad se encargaría de las Fuerzas Armadas. Pero ya no en esta política prioritariamente de contención y detención. El aspecto administrativo sería lo más importante: instancias de orientación, de información y acompañamiento que servirían para orientar a los migrantes. Y desde ahí, desde su estancia, que no cárcel, porque tiene que ser de puertas abiertas, ellos tendrían que decidir cómo se van. Ya no va a haber centros de detenciones ni cazas a migrantes como había con el Inami.

P. ¿Qué va a pasar con Tapachula, considerada por las organizaciones civiles como una cárcel a cielo abierto de miles de migrantes, retenidos por las Fuerzas Armadas?

R. Todo esas son cuestiones urgentes, coyunturales, pero no estructurales. Yo estoy hablando de estructura, del sistema, de la configuración de una nueva entidad migratoria.

P. Tapachula es un síntoma claro de un problema estructural.

R. Estructural, pero anterior.

P. En los Gobiernos anteriores, Tapachula no era el centro de retención de migrantes que ha sido en esta Administración.

R. Sí, de acuerdo. Tapachula es un efecto coyuntural de un sistema, pero el sistema se va a cambiar.

P. Sobre el incendio en en Ciudad Juárez: ¿La responsabilidad es únicamente de Garduño o debería escalar más alto?

R. No, no puede escalar porque no es un crimen de Estado. Es una responsabilidad exclusivamente del Inami, que tomó un perfil básicamente de seguridad a raíz de las presiones de Estados Unidos. El Inami desde siempre ha estado con eufemismos. Ya dejen de eufemismos. Llamen a las cosas por su nombre. Llaman alojamiento a lo que son cárceles y aseguramiento a lo que son detenciones. El incendio de Ciudad Juárez no se justifica de ninguna manera. Yo he platicado muy frecuentemente con el comisionado [Garduño]. Le pedí que renunciara. Pero yo no soy nadie más que un defensor de derechos humanos. Le hablaba no como alguien que tiene autoridad política o jurídica, sino como una autoridad moral. Y él me dijo: ‘No voy a renunciar’. También le dije durante mucho tiempo que había que hacer cambios en el Inami. ‘No voy a cambiar nada’. No quiero creer que sea una persona de mala fe. Pero creyó que al estarse aguantando las presiones de Estados Unidos alguien tenía que hacer el trabajo sucio. Era él el sacrificable. No es una persona criminal. Yo creo que ninguno de ellos pensó que con esas políticas, esas estructuras carcelarias, se podrían ocasionar una desgracia del tamaño de la de Ciudad Juárez. Pero eso pasó. Ahora que ya aprendieron que se tiene que cambiar estamos trabajando sobre cuatro cosas: esclarecimiento de la verdad, justicia, resarcimiento del daño y no repetición.

P. Usted lo pinta como si el Inami fuera un ente autónomo que no respondiera ante autoridades más altas. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto aseguró que el presidente era responsable de los secuestros de migrantes. Con esa lógica, ¿no podríamos decir que López Obrador es responsable de las muertes de Ciudad Juárez?

R. Hay una gran diferencia entre uno y otro. Peña Nieto es una persona sumamente corrupta. Todo su gobierno fue corrupto y yo lo vi desde dentro. No podemos decir que el presidente se compare. Él es una persona honesta que jamás estaría de acuerdo con una tragedia así.“El incendio de Ciudad Juárez no se justifica de ninguna manera”

P. Si 40 personas mueren en un centro que está bajo responsabilidad del Estado, el Estado tiene que asumir su culpa.

R. Responsabilidad, sí, pero no culpabilidad. Es muy diferente. Para que sea responsable el Estado, se necesita que participe con voluntad. El Estado no intervino. Tenemos una ley migratoria muy buena, una normatividad buenísima. Tampoco intervino todo el cuerpo del Ejecutivo. La responsabilidad sí se carga en el Inami porque estaba administrativamente ubicado en [la Secretaría de] Gobernación. Pero cuando vienen las amenazas y presiones de Donald Trump se saca de su ambiente natural administrativo y se pone bajo la autoridad de Marcelo Ebrard, es decir, de [la Secretaría de] Relaciones Exteriores. Ebrard es el que estaba llevando las negociaciones con Trump, y Trump quería que México fuera un país más seguro, que pagara el muro, y eso no fue. Se negoció que México pudiera aceptar una política de contención como el mal menor. El Inami camina solo porque Ebrard no sabe nada de migración. Jamás recuerdo una sola reunión que hayamos asistido con Ebrard de tema migratorio.

P. Hay muchos expertos y oenegés que argumentan que México nunca construyó el muro que pedía Trump, pero a cambio puso en las fronteras a las Fuerzas Armadas.

R. Es lo que te estoy diciendo, es el mal menor, se tuvo que hacer. Ahora eso sería imposible. Por eso estamos cambiando ya de políticas, estamos pensando en otro tipo de tratamiento migratorio humano. Si bien es cierto que México tiene el derecho también de cuidar sus fronteras como cualquier país, porque tampoco este va a dar la bienvenida a personas inconvenientes o que puedan poner en riesgo la seguridad del país o el país vecino.“La gestión de Garduño al frente del Inami ha sido desastrosa”

P. ¿Qué opinión personal le merece a usted Francisco Garduño?

R. Su gestión ha sido desastrosa.

P. Imagino que es consciente de que hay muchos sectores de la población que se sienten decepcionados con que usted haya sido crítico con los Gobiernos anteriores y que con esta Administración mantenga una defensa tan férrea.

R. Este Gobierno no es tan corrupto como los anteriores. Este presidente no es corrupto como los anteriores. Mi forma de luchar era muy drástica en aquel entonces porque no había otra forma de hacerlo. Cambié mis protestas, mis manifestaciones, las marchas que hacía, por una estrategia quirúrgica. De alto nivel. Yo no he dejado de hacer incidencia. Ninguno de los que me critica ha estado haciendo eso. No es lo mismo protestar que proponer. Yo he estado proponiendo y he estado esperando el momento oportuno.

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