La vieja guardia del PRI alza la voz contra el presidente del partido

Nueve expresidentes de la histórica formación mexicana piden una reunión para “reflexionar” tras los últimos fiascos electorales. El actual dirigente, Alejandro Moreno, está cada vez más cuestionado dentro y fuera del partido.


La resaca electoral no termina para el PRI. Pese a los mensajes públicos de unidad y optimismo repetidos desde la dirigencia del partido, las aguas corren cada vez más turbulentas después de los comicios del domingo 5 de mayo. El histórico partido mexicano ganó, en coalición el resto de la oposición, en uno de los seis Estados en liza. Pero el balance de los dos comicios estatales del último año es una merma agonizante de su poder territorial. Ha pasado de 12 a tres Estados y el liderazgo de su presidente, Alejandro Moreno, está cada vez más en entredicho. La deriva ha hecho saltar las alarmas de los pesos pesados del partido. Este fin de semana, nueve expresidentes del PRI firmaron una breve carta llamando a cuentas a Moreno para “reflexionar” sobre el “momento especialmente delicado” que atraviesa el partido.

Moreno ha respondido convocando una reunión para sentarse con ellos mañana martes en la sede de la formación. La toma de la palabra por parte de la vieja guardia da la medida de la crisis del PRI, cada vez más arrinconado, con menos poder y más amenazado de ser definitivamente engullido por Morena, que manda ya en casi dos de cada tres Estados. El partido que gobernó México con mano de hierro durante más de 70 años está poco acostumbrado a airear sus conflictos en público. Pocas veces ha roto el viejo código que dicta que en política los trapos sucios se limpian dentro de casa. Pero en los últimos años, a medida que se profundizaba su crisis, ha ido aumentando el ruido de sables.

Entre los firmantes de la carta hay desde presidentes de la formación durante la época anterior a la apertura democrática, como Humberto Roque Villanueva; barones que atraviesan todas las etapas como Manlio Fabio Beltrones; hasta primeras espadas del gobierno de Enrique Peña Nieto, como Claudia Ruiz Massieu. También figura Miguel Ángel Osorio Chong. El actual jefe de la bancada priista en el parlamento ha sido uno de los valedores de actual presidente del partido. Su apoyo a la carta de los expresidentes supone otro revés para Moreno que, además de los fiascos electorales, ha visto como crecía la presión también desde fuera del partido.

En las semanas previas a las elecciones, se sucedieron las filtraciones de unas grabaciones donde se le escucha negociando presuntos fraudes y actos de corrupción. Los audios han sido difundidos por Layda Sansores, la gobernadora morenista de Campeche, el Estado donde fue mandatario Moreno, y el presidente del PRI ha respondido a la polémica acusando al partido oficialista de orquestar una campaña para romper la coalición opositora junto con el PAN, el PRD. La polémica continuó la semana pasada con la publicación de una investigación periodística que destapaba supuestos negocios inmobiliarios turbios de Moreno.

Grietas en la alianza opositora

La creciente erosión del PRI ha despertado también la preocupación de parte de sus socios en la alianza opositora. El gobernador panista de Querétaro, Mauricio Kuri, utilizó la semana pasada el mismo eufemismo –”Es momento de reflexión” – que la vieja guardia priista, esta vez, para cuestionar la coalición opositora. Cada vez más voces del PAN se preguntan si vale la pena seguir de la mano del PRI como parte la estrategia de todos contra Morena. Pese a las críticas internas, las dirigencias de los tres partidos cerraron filas después de los comicios, donde lograron vencer en dos estados. La escenificación de unidad incluyó la promesa de que ninguno de los tres partidos se sentaría siquiera a negociar ninguna reforma constitucional de Morena, la clave de bóveda en la agenda del partido oficialista.

Moreno, que cuenta de momento con el control del aparato actual del partido, se agarra además al pacto con el PAN y el PRD como su tabla salvavidas. Aunque el bloqueo anunciado por los dirigentes de la oposición no ha sido, sin embargo, bien recibido por parte de pesos pesados del PRI. Osorio Chong y Ruiz Massieu, dos de los firmantes de la carta, criticaron esta semana públicamente el acuerdo. Ante la presión en aumento, Moreno cuenta también con el aval de la crecida del PAN y el PRI el año pasado en el Parlamento. Los resultados provocaron la pérdida de la mayoría absoluta de Morena y dieron un balón de oxígeno a la alianza, que en las mismas elecciones no logró vencer en ninguno de los 15 Estados en disputa.

El momento elegido por la vieja guarda priista para levantar la voz está también está cargado de significado. El sábado, mientras se hacía pública la carta, Morena escenificaba otra demostración de músculo dando el pistoletazo de salida a la carrera presidencial de 2024. Sus tres candidatos previos, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López se presentaron en un mitin en Toluca, la capital del Estado de México. La entidad, que celebra comicios el año que viene, es el mayor granero de votos del país y uno de los últimos castillos inexpugnables del PRI.

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Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
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La resaca electoral no termina para el PRI. Pese a los mensajes públicos de unidad y optimismo repetidos desde la dirigencia del partido, las aguas corren cada vez más turbulentas después de los comicios del domingo 5 de mayo. El histórico partido mexicano ganó, en coalición el resto de la oposición, en uno de los seis Estados en liza. Pero el balance de los dos comicios estatales del último año es una merma agonizante de su poder territorial. Ha pasado de 12 a tres Estados y el liderazgo de su presidente, Alejandro Moreno, está cada vez más en entredicho. La deriva ha hecho saltar las alarmas de los pesos pesados del partido. Este fin de semana, nueve expresidentes del PRI firmaron una breve carta llamando a cuentas a Moreno para “reflexionar” sobre el “momento especialmente delicado” que atraviesa el partido.

Moreno ha respondido convocando una reunión para sentarse con ellos mañana martes en la sede de la formación. La toma de la palabra por parte de la vieja guardia da la medida de la crisis del PRI, cada vez más arrinconado, con menos poder y más amenazado de ser definitivamente engullido por Morena, que manda ya en casi dos de cada tres Estados. El partido que gobernó México con mano de hierro durante más de 70 años está poco acostumbrado a airear sus conflictos en público. Pocas veces ha roto el viejo código que dicta que en política los trapos sucios se limpian dentro de casa. Pero en los últimos años, a medida que se profundizaba su crisis, ha ido aumentando el ruido de sables.

Entre los firmantes de la carta hay desde presidentes de la formación durante la época anterior a la apertura democrática, como Humberto Roque Villanueva; barones que atraviesan todas las etapas como Manlio Fabio Beltrones; hasta primeras espadas del gobierno de Enrique Peña Nieto, como Claudia Ruiz Massieu. También figura Miguel Ángel Osorio Chong. El actual jefe de la bancada priista en el parlamento ha sido uno de los valedores de actual presidente del partido. Su apoyo a la carta de los expresidentes supone otro revés para Moreno que, además de los fiascos electorales, ha visto como crecía la presión también desde fuera del partido.

En las semanas previas a las elecciones, se sucedieron las filtraciones de unas grabaciones donde se le escucha negociando presuntos fraudes y actos de corrupción. Los audios han sido difundidos por Layda Sansores, la gobernadora morenista de Campeche, el Estado donde fue mandatario Moreno, y el presidente del PRI ha respondido a la polémica acusando al partido oficialista de orquestar una campaña para romper la coalición opositora junto con el PAN, el PRD. La polémica continuó la semana pasada con la publicación de una investigación periodística que destapaba supuestos negocios inmobiliarios turbios de Moreno.

Grietas en la alianza opositora

La creciente erosión del PRI ha despertado también la preocupación de parte de sus socios en la alianza opositora. El gobernador panista de Querétaro, Mauricio Kuri, utilizó la semana pasada el mismo eufemismo –”Es momento de reflexión” – que la vieja guardia priista, esta vez, para cuestionar la coalición opositora. Cada vez más voces del PAN se preguntan si vale la pena seguir de la mano del PRI como parte la estrategia de todos contra Morena. Pese a las críticas internas, las dirigencias de los tres partidos cerraron filas después de los comicios, donde lograron vencer en dos estados. La escenificación de unidad incluyó la promesa de que ninguno de los tres partidos se sentaría siquiera a negociar ninguna reforma constitucional de Morena, la clave de bóveda en la agenda del partido oficialista.

Moreno, que cuenta de momento con el control del aparato actual del partido, se agarra además al pacto con el PAN y el PRD como su tabla salvavidas. Aunque el bloqueo anunciado por los dirigentes de la oposición no ha sido, sin embargo, bien recibido por parte de pesos pesados del PRI. Osorio Chong y Ruiz Massieu, dos de los firmantes de la carta, criticaron esta semana públicamente el acuerdo. Ante la presión en aumento, Moreno cuenta también con el aval de la crecida del PAN y el PRI el año pasado en el Parlamento. Los resultados provocaron la pérdida de la mayoría absoluta de Morena y dieron un balón de oxígeno a la alianza, que en las mismas elecciones no logró vencer en ninguno de los 15 Estados en disputa.

El momento elegido por la vieja guarda priista para levantar la voz está también está cargado de significado. El sábado, mientras se hacía pública la carta, Morena escenificaba otra demostración de músculo dando el pistoletazo de salida a la carrera presidencial de 2024. Sus tres candidatos previos, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López se presentaron en un mitin en Toluca, la capital del Estado de México. La entidad, que celebra comicios el año que viene, es el mayor granero de votos del país y uno de los últimos castillos inexpugnables del PRI.

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