El día que Caro Quintero negó haber asesinado a Kiki Camarena

“No quiero saber nada de cuestiones ilícitas; ¿usted cree que yo tengo ganas de regresar a la cárcel después de estar 29 años preso?”, enfatizó en una entrevista de hace algunos años, en “un cuarto de cuatro paredes encaladas construido en medio de la nada”.


El capo del narcotráfico Rafael Caro Quintero, quien fue detenido por elementos de la Marina en Chihuahua este 15 de julio, previamente purgó 28 años en prisión, de la que salió en 2013 y tras su liberación negó en una entrevista, realizada en la clandestinidad, haber asesinado en 1985 a un agente de la DEA en México.

“No, no, no, ni organicé ni secuestré ni maté al señor (Enrique) Camarena”, dijo el prófugo de 63 años que en los 80 fue conocido como “El Príncipe” o “El Narco de Narcos”, en una entrevista ofrecida a la revista semanal Proceso, con la condición de no revelar el lugar, en la cual aceptó haberse reunido con los jefes del Cartel de Sinaloa.

Caro Quintero, que fue liberado en 2013 por un error formal de procedimiento, anulado cuando ya estaba libre con dos órdenes de arresto, afirmó aquella vez: “nunca he fumado marihuana; no soy vicioso, le diría a la juventud que no use droga”.


No obstante que afirmó “haber estado en el lugar equivocado”, Caro Quintero ha pedido “perdón a la sociedad mexicana, a la DEA (agencia antidrogas de EEUU) y a Washington (…), no fue mi intención hacerles daño, las cosas no estaban en mis manos; si algo hice mal, ya lo pagué, pero todos merecemos una segunda oportunidad”.

“Quiero vivir en paz, yo ya pagué”, enfatizó en la entrevista buscada por él mismo, para desmentir que hubiese participado junto con el cartel de los hermanos Beltrán Leyva a finales de junio de 2016 en un ataque a la madre del principal capo mexicano, Joaquín Guzmán alias El Chapo.

Según Quintero, no tenía “problemas con ningún cartel”.

“No conozco a la familia Beltrán Leyva y no tengo ningún problema con ellos, y con la familia Guzmán tampoco”, dijo.

Además, relató un encuentro secreto con El Chapo, cuando estuvo prófugo tras la fuga del sinaloense del penal de Almoloya.

“Sí, es cierto, él (El Chapo) vino a saludarme, me dio gusto, le dije que yo no quería saber nada de cuestiones ilícitas, (fue) amigable, nos conocemos desde chicos, desayunamos juntos y el señor se fue”, rememoró.


El Chapo, originario del mismo pueblo serrano de Sinaloa de Quintero, le dijo “que estaba bien, que había sido muy caro lo que había pasado en la cárcel, mucho tiempo, y terminó la plática (…), le dije adiós, y adiós: no nos volvimos a ver”.

El capo, durante aquella ocasión también aceptó que se reunió con más inescrutable de los Capos del cartel de Sinaloa, su paisano Ismael Zambada alias “El Mayo”, el más buscado de México: “una vez lo vi; una vez, e igual, lo mismo, platicamos y le comenté lo mismo, mis respetos para una familia como la otra, no tenemos relación”.

“Ya no soy narco, quiero vivir en paz (…) no estoy en guerra con nadie; El Chapo y El Mayo son mis amigos”, enfatiza.

“No quiero saber nada de cuestiones ilícitas; ¿usted cree que yo tengo ganas de regresar a la cárcel después de estar 29 años preso?”, enfatiza en la entrevista en “un cuarto de cuatro paredes encaladas construido en medio de la nada”.

En los años 80, fue considerado el rey del cultivo y tráfico de marihuana cuando le incautaron en 1984 el gigantesco rancho el Búfalo, en el norteño Chihuahua, con miles de toneladas de cannabis valuada en 8.000 millones de dólares en aquella época.

Dice que anticipó el desenlace violento de la guerra de las drogas: “yo vi venir diez años antes esto”.

Admitió que “hacía unas siembritas de marihuana, porque “de alguna manera había que sobrevivir”.

La condena inicial de 40 años se redujo en 2013, cuando aún le faltaban 12 años por cumplir.

Este 15 de julio de 2022 fue detenido por elementos de la Marina y se espera que en las próximas horas sea extraditado a Estados Uniudos, donde el gobierno del vecino país llegó a ofrecer 20 millones de dólares por su captura.

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Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
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El capo del narcotráfico Rafael Caro Quintero, quien fue detenido por elementos de la Marina en Chihuahua este 15 de julio, previamente purgó 28 años en prisión, de la que salió en 2013 y tras su liberación negó en una entrevista, realizada en la clandestinidad, haber asesinado en 1985 a un agente de la DEA en México.

“No, no, no, ni organicé ni secuestré ni maté al señor (Enrique) Camarena”, dijo el prófugo de 63 años que en los 80 fue conocido como “El Príncipe” o “El Narco de Narcos”, en una entrevista ofrecida a la revista semanal Proceso, con la condición de no revelar el lugar, en la cual aceptó haberse reunido con los jefes del Cartel de Sinaloa.

Caro Quintero, que fue liberado en 2013 por un error formal de procedimiento, anulado cuando ya estaba libre con dos órdenes de arresto, afirmó aquella vez: “nunca he fumado marihuana; no soy vicioso, le diría a la juventud que no use droga”.


No obstante que afirmó “haber estado en el lugar equivocado”, Caro Quintero ha pedido “perdón a la sociedad mexicana, a la DEA (agencia antidrogas de EEUU) y a Washington (…), no fue mi intención hacerles daño, las cosas no estaban en mis manos; si algo hice mal, ya lo pagué, pero todos merecemos una segunda oportunidad”.

“Quiero vivir en paz, yo ya pagué”, enfatizó en la entrevista buscada por él mismo, para desmentir que hubiese participado junto con el cartel de los hermanos Beltrán Leyva a finales de junio de 2016 en un ataque a la madre del principal capo mexicano, Joaquín Guzmán alias El Chapo.

Según Quintero, no tenía “problemas con ningún cartel”.

“No conozco a la familia Beltrán Leyva y no tengo ningún problema con ellos, y con la familia Guzmán tampoco”, dijo.

Además, relató un encuentro secreto con El Chapo, cuando estuvo prófugo tras la fuga del sinaloense del penal de Almoloya.

“Sí, es cierto, él (El Chapo) vino a saludarme, me dio gusto, le dije que yo no quería saber nada de cuestiones ilícitas, (fue) amigable, nos conocemos desde chicos, desayunamos juntos y el señor se fue”, rememoró.


El Chapo, originario del mismo pueblo serrano de Sinaloa de Quintero, le dijo “que estaba bien, que había sido muy caro lo que había pasado en la cárcel, mucho tiempo, y terminó la plática (…), le dije adiós, y adiós: no nos volvimos a ver”.

El capo, durante aquella ocasión también aceptó que se reunió con más inescrutable de los Capos del cartel de Sinaloa, su paisano Ismael Zambada alias “El Mayo”, el más buscado de México: “una vez lo vi; una vez, e igual, lo mismo, platicamos y le comenté lo mismo, mis respetos para una familia como la otra, no tenemos relación”.

“Ya no soy narco, quiero vivir en paz (…) no estoy en guerra con nadie; El Chapo y El Mayo son mis amigos”, enfatiza.

“No quiero saber nada de cuestiones ilícitas; ¿usted cree que yo tengo ganas de regresar a la cárcel después de estar 29 años preso?”, enfatiza en la entrevista en “un cuarto de cuatro paredes encaladas construido en medio de la nada”.

En los años 80, fue considerado el rey del cultivo y tráfico de marihuana cuando le incautaron en 1984 el gigantesco rancho el Búfalo, en el norteño Chihuahua, con miles de toneladas de cannabis valuada en 8.000 millones de dólares en aquella época.

Dice que anticipó el desenlace violento de la guerra de las drogas: “yo vi venir diez años antes esto”.

Admitió que “hacía unas siembritas de marihuana, porque “de alguna manera había que sobrevivir”.

La condena inicial de 40 años se redujo en 2013, cuando aún le faltaban 12 años por cumplir.

Este 15 de julio de 2022 fue detenido por elementos de la Marina y se espera que en las próximas horas sea extraditado a Estados Uniudos, donde el gobierno del vecino país llegó a ofrecer 20 millones de dólares por su captura.

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