Carles Puyol

Puyol es un tipo atemporal, no tiene medidas de época, él podría haber sido futbolista en todos los pasados y en todos los hacia adelante.

Por: Roberto Meléndez, creador de Barrio Bravo

El 20 de diciembre de 2009 el club de fútbol Barcelona, tras una final de infarto contra Estudiantes de la Plata, conseguía el mundial de clubes y de paso un hecho sin precedentes: obtener los 6 títulos que el cuadro catalán disputó durante ese año. Una locura mirada a través del tiempo, aunque no una sorpresa para quienes persiguieron con viva atención el juego del equipo de Guardiola. La presión y la posesión, dentro de un envoltorio estético, se resumieron en una misma forma de entender el juego, y el dominio en una obsesión instintiva, de cierta forma, respiratoria.

Ese cuadro histórico lo tuvo todo: un sistema táctico en pleno apogeo, junto a un técnico fresco y lleno de hambre; a un conjunto seguro y sin matices en la creencia de sus condiciones; al Messi más puro y liviano; a un estratega como Xavi en el punto maduro de su juego; a Iniesta en una versión absolutamente inspirada; un volante central ubicuo y de época como Busquets; también la suerte necesaria de goles cueudos y arbitrajes pillos que no faltan nunca en cualquier cuento humano; y, por supuesto, el liderazgo carismático y firme de un defensa-capitán lleno de testosterona en la sangre y consumido por el fútbol en su cabeza: Carles Puyol.

Puyol es un tipo atemporal, no tiene medidas de época, él podría haber sido futbolista en todos los pasados y en todos los hacia adelante. Y no por ser el más talentoso, sin embargo, el fútbol no se agota en ello, por el contrario, funda su continuidad en transmisión fluida de carácter. Puyol tenía ese gen bravo. Un gen que distaba del canon primitivo del pata dura pendenciero, esa idea añeja del «más hombre, más combo». Tampoco un santo, no se trata de erguir héroes latosos, sin carne ni escupo a la alfombra. Escribir bien pero aburrido es escribir mal. Se pasó de rosca más de una vez, ¿y quién no? Su construcción de jugador valioso no necesita destacarse a través de moralina de matinal. Pero en la generalidad y en las importantes fue un tipo que se condujo con principios claros afuera de la cancha y también adentro.

De origen sencillo, criado a través de axiomas antiguos y rurales, su vinculo social nunca fue una materia en la que destacase. Distante y frío con la prensa, también con quienes no conocía, perfiló una imagen adusta y agresiva que se relacionaba y ayudaba a darle sustancia a su posición en el campo de juego. Porque sí, un defensa debe ser serio, con la concentración a pleno y nunca arrugarse por destruir una jugada, barrer con una patada o tirar un ladrillo a la tribuna. El defensa puede ser un tipo brillante con los pies y tener una excelente visión de los espacios, pero la esencia de su aplauso no es de teatro, es de coliseo. Y Puyol imponía a través de ese rostro mataviento, electrificando el ambiente, brindando tensión a sus rivales y plena confianza a sus compañeros de equipo, quienes con él atrás cazando leones, iban para adelante.

Un sujeto un poco loco, quizás por eso en un comienzo soñó con ser arquero, y ermitaño, de esos que sale a caminar sin destino. Su apego por la pelota fue total, quizás porque nunca creyó que era demasiado bueno, exigiéndose a diario, en cada entrenamiento, en cada partido. Y se rompía, y volvía. 25 veces se fue al quirófano el perla, y regresaba. El parche curita, la venda, el protector nasal, siempre pa’ la caga, pero ahí estaba el hueón entremedio de las piernas del delantero, sacando la pelota, poniendo el pecho, masticando pasto. Y si el equipo propio se dormía, ahí estaba de nuevo, a chuchada limpia moviendo el piso. Y si los de la misma camiseta ensuciaban el juego con festejos burlones, paipe y «déjate de tonteras». Capitán. Y cuando el gol no llegaba, metía la chasca y Barcelona ganaba el partido, o España se iba a la final del mundo.

Es cierto, ese Barcelona va seguir en la memoria del fútbol, pero no se explica sin que un sacrificado defensa, de nombre Carles Puyol, resuene con gritos, despertando el recuerdo. #BB

Escrito originalmente aparecido en www.barriobravo.cl el 20 de diciembre de 2016

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