Cannabis: medicina y alimento para cuerpo, mente y alma

El uso del cannabis como alimento y medicina se remonta a los albores mismos de la humanidad, mientras que la prohibición de este vegetal data de alrededor de ochenta años, un suspiro comparado con el tiempo en que sus múltiples beneficios se aplicaban a diario.


Los científicos han redescubierto la cannabis como medicamento en este siglo, gracias a los vientos despenalizadores que han soplado a favor de la planta.

La presencia activa de millones de personas, entre las que cabe destacar a “figuras faro” como Jack Herer y Dennis Peron en Estados Unidos, fueron cambiando el panorama del consumo en Europa y su país. Y por efecto dominó en el resto del globo, la cannabis fue abriendo paso a los clubes de cultivo y a los dispensarios de medicinales en uno y otro caso.


CANNABIS: LA SEMILLA DE LA CONCORDIA

Las semillas de cannabis son un alimento incomparable y sumamente saludable para una dieta equilibrada y rica en nutrientes.

Estas son abundantes en proteínas, ácidos grasos esenciales y enzimas, revelando apenas azucares, almidones y una cantidad ínfima de grasas saturadas, formando en su conjunto un alimento nutritivo y muy beneficioso para la salud.

Documentos y escritos de épocas pretéritas dan cuenta que los cañamones, o semillas de la planta han logrado alimentar perfectamente a poblaciones enteras de Rusia y China durante sequías y hambrunas, dado que además de poseer omega 3 y 6 contienen una proteína de fácil asimilación para el cuerpo humano: la edestina.

La característica más importante del cañamón es que además de fortalecer el sistema inmunológico, da brillo a la piel y el pelo, y agiliza los procesos mentales de pensamiento es decir es un nootrópico.


Esto convierte a las semillas de cannabis en un alimento muy completo en sí mismo. Se la puede consumir en gachas, tostadas, mezcladas en granolas u otros alimentos y también se puede utilizar el aceite de primera prensada en frio, teniendo este más beneficios que el aceite de oliva o canola.

Cabe aclarar que la semilla de cáñamo no tiene efectos narcóticos y por lo tanto, puede ser consumida por adultos y por niños.

Esta semilla está siendo tomada muy en cuenta y de a poco vuelve a estar disponible a granel en dietéticas y locales de venta de alimentos, como lo estuvo antes de su prohibición.

CANNABIS, TAMBIÉN EN LA MEDICINA MILENARIA

Los efectos terapéuticos del cannabis fueron experimentados aún antes de que nuestra civilización existiera como tal.

Registros históricos en China que datan del año 2737 a.C. en épocas del emperador Sheng Nung ya cuentan de su existencia como cura de múltiples enfermedades. Esenios, Persas y Egipcios también la usaron.

La antigua civilización Hebrea, echó mano de las flores femeninas, las maceró en aceite de oliva junto a otros vegetales e ideó el llamado Kaneh Bosm, una medicina aromática que era usada para curar un sinnúmero de dolencias y su registro figura en el viejo testamento.

En el año 1871 se publicitaba en la famosa revista Caras y Caretas de Argentina a los cigarritos de cannabis índica, contra el asma, la depresión y el insomnio.

En el año 1937, Estados Unidos prohibió la llamada marihuana (cannabis) con el primer Marihuana Tax Act, para a la vez de demonizar la planta y convertirla en un enemigo público de primera magnitud, dando inicio a una debacle prohibicionista que abarcaría todo el planeta y que duraría hasta la actualidad.


La presión popular en favor del cannabis dió paso a políticas de reducción de daños a la vez que se abrieron dispensarios de marihuana en algunos estados de EU, por esto, las leyes se hicieron más laxas y los científicos consiguieron los permisos para seguir investigando los beneficios terapéuticos del cannabis y sus cannabinoides.

Hoy en día es más fácil conseguir aceite cannabico, hecho con las flores femeninas de la planta, e indicado para diversas enfermedades. Entre los muchos cannabinoides que contiene la planta, destacan por sus propiedades medicinales dos componenentes, se podría decir principales:

El CBD (canabidiol) y, el THC (tetrahidrocanabinol).

El CBD tiene efectos relajantes, antinflamatorios y anticonvulsivos y demostró también ser la única cura eficaz contra la epilepsia refractaria cuando las medicaciones convencionales no surtían efecto, además de estar indicado en otras dolencias como dolor crónico, trastorno muscular, ansiedad y enfermedad de Crohn, entre otras.

Vale decir que el THC es el componente psicoactivo de la planta pero también es un eficaz remedio y paliativo contra gran cantidad de enfermedades y desordenes de la salud, y está indicado en casos de glaucoma, artritis reumatoide, VIH, Alzheimer, dolores crónicos, fibromialgia, dolor crónico y Parkinson entre otras dolencias.


Asimismo, el efecto del THC fumado se usa hace décadas para reducir los vómitos que provoca la quimioterapia en algunos tratamientos contra el cáncer, pero investigaciones más recientes establecieron que la administración de este compuesto es capaz de reducir el crecimiento de tumores cerebrales (gliomas), de mamas, de páncreas, de piel, de hígado, de próstata y un largo etcétera.

Cabe aclarar que el THC está, solamente, contraindicado para personas con antecedentes de enfermedades psíquicas. Por lo demás y dado el curso de actuales investigaciones, hay todavía mucho camino para explorar en torno a los beneficios terapéuticos de los cannabinoides, de la planta y sus diferentes interacciones en el organismo humano.


Con información de la siguiente bibliografía: Marihuana, la medicina prohibida, de Lester Grispoon. Cannabis para la salud de Chris Conrad y Bases de la farmacología terapéutica de Goodman and Gilman y Royal Queen Seeds

(*) Jorge ‘Orge’ Asprea es argentino, periodista, estudioso y gran conocedor del cannabis, como de plantas sagradas, psicoactivas y demás. Trabajó en la Asociación Madrileña de estudios del Cannabis; en el Marihuana and Hemp Museum de Amsterdam; fue redactor y consejero cannábico de la revista THC por 11 años. Colaboró con Energy Control (Europa) y con ARDA (Asociación de Reducción de Daños de Argentina). Fue colaborador de los diarios argentinos Clarin y Pagina 12, y de la organización de la Million Marihuana March de Buenos Aires.

Aldea84
Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
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Los científicos han redescubierto la cannabis como medicamento en este siglo, gracias a los vientos despenalizadores que han soplado a favor de la planta.

La presencia activa de millones de personas, entre las que cabe destacar a “figuras faro” como Jack Herer y Dennis Peron en Estados Unidos, fueron cambiando el panorama del consumo en Europa y su país. Y por efecto dominó en el resto del globo, la cannabis fue abriendo paso a los clubes de cultivo y a los dispensarios de medicinales en uno y otro caso.


CANNABIS: LA SEMILLA DE LA CONCORDIA

Las semillas de cannabis son un alimento incomparable y sumamente saludable para una dieta equilibrada y rica en nutrientes.

Estas son abundantes en proteínas, ácidos grasos esenciales y enzimas, revelando apenas azucares, almidones y una cantidad ínfima de grasas saturadas, formando en su conjunto un alimento nutritivo y muy beneficioso para la salud.

Documentos y escritos de épocas pretéritas dan cuenta que los cañamones, o semillas de la planta han logrado alimentar perfectamente a poblaciones enteras de Rusia y China durante sequías y hambrunas, dado que además de poseer omega 3 y 6 contienen una proteína de fácil asimilación para el cuerpo humano: la edestina.

La característica más importante del cañamón es que además de fortalecer el sistema inmunológico, da brillo a la piel y el pelo, y agiliza los procesos mentales de pensamiento es decir es un nootrópico.


Esto convierte a las semillas de cannabis en un alimento muy completo en sí mismo. Se la puede consumir en gachas, tostadas, mezcladas en granolas u otros alimentos y también se puede utilizar el aceite de primera prensada en frio, teniendo este más beneficios que el aceite de oliva o canola.

Cabe aclarar que la semilla de cáñamo no tiene efectos narcóticos y por lo tanto, puede ser consumida por adultos y por niños.

Esta semilla está siendo tomada muy en cuenta y de a poco vuelve a estar disponible a granel en dietéticas y locales de venta de alimentos, como lo estuvo antes de su prohibición.

CANNABIS, TAMBIÉN EN LA MEDICINA MILENARIA

Los efectos terapéuticos del cannabis fueron experimentados aún antes de que nuestra civilización existiera como tal.

Registros históricos en China que datan del año 2737 a.C. en épocas del emperador Sheng Nung ya cuentan de su existencia como cura de múltiples enfermedades. Esenios, Persas y Egipcios también la usaron.

La antigua civilización Hebrea, echó mano de las flores femeninas, las maceró en aceite de oliva junto a otros vegetales e ideó el llamado Kaneh Bosm, una medicina aromática que era usada para curar un sinnúmero de dolencias y su registro figura en el viejo testamento.

En el año 1871 se publicitaba en la famosa revista Caras y Caretas de Argentina a los cigarritos de cannabis índica, contra el asma, la depresión y el insomnio.

En el año 1937, Estados Unidos prohibió la llamada marihuana (cannabis) con el primer Marihuana Tax Act, para a la vez de demonizar la planta y convertirla en un enemigo público de primera magnitud, dando inicio a una debacle prohibicionista que abarcaría todo el planeta y que duraría hasta la actualidad.


La presión popular en favor del cannabis dió paso a políticas de reducción de daños a la vez que se abrieron dispensarios de marihuana en algunos estados de EU, por esto, las leyes se hicieron más laxas y los científicos consiguieron los permisos para seguir investigando los beneficios terapéuticos del cannabis y sus cannabinoides.

Hoy en día es más fácil conseguir aceite cannabico, hecho con las flores femeninas de la planta, e indicado para diversas enfermedades. Entre los muchos cannabinoides que contiene la planta, destacan por sus propiedades medicinales dos componenentes, se podría decir principales:

El CBD (canabidiol) y, el THC (tetrahidrocanabinol).

El CBD tiene efectos relajantes, antinflamatorios y anticonvulsivos y demostró también ser la única cura eficaz contra la epilepsia refractaria cuando las medicaciones convencionales no surtían efecto, además de estar indicado en otras dolencias como dolor crónico, trastorno muscular, ansiedad y enfermedad de Crohn, entre otras.

Vale decir que el THC es el componente psicoactivo de la planta pero también es un eficaz remedio y paliativo contra gran cantidad de enfermedades y desordenes de la salud, y está indicado en casos de glaucoma, artritis reumatoide, VIH, Alzheimer, dolores crónicos, fibromialgia, dolor crónico y Parkinson entre otras dolencias.


Asimismo, el efecto del THC fumado se usa hace décadas para reducir los vómitos que provoca la quimioterapia en algunos tratamientos contra el cáncer, pero investigaciones más recientes establecieron que la administración de este compuesto es capaz de reducir el crecimiento de tumores cerebrales (gliomas), de mamas, de páncreas, de piel, de hígado, de próstata y un largo etcétera.

Cabe aclarar que el THC está, solamente, contraindicado para personas con antecedentes de enfermedades psíquicas. Por lo demás y dado el curso de actuales investigaciones, hay todavía mucho camino para explorar en torno a los beneficios terapéuticos de los cannabinoides, de la planta y sus diferentes interacciones en el organismo humano.


Con información de la siguiente bibliografía: Marihuana, la medicina prohibida, de Lester Grispoon. Cannabis para la salud de Chris Conrad y Bases de la farmacología terapéutica de Goodman and Gilman y Royal Queen Seeds

(*) Jorge ‘Orge’ Asprea es argentino, periodista, estudioso y gran conocedor del cannabis, como de plantas sagradas, psicoactivas y demás. Trabajó en la Asociación Madrileña de estudios del Cannabis; en el Marihuana and Hemp Museum de Amsterdam; fue redactor y consejero cannábico de la revista THC por 11 años. Colaboró con Energy Control (Europa) y con ARDA (Asociación de Reducción de Daños de Argentina). Fue colaborador de los diarios argentinos Clarin y Pagina 12, y de la organización de la Million Marihuana March de Buenos Aires.

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