Vitivinicultores llaman a salvar Valle de Guadalupe; “no queremos ser otro Tulum”

Señalaron que esta región “se está convirtiendo en una ciudad, destruyendo su vocación agrícola” para dar espacio a antros, centros nocturnos, conciertos masivos y fraccionamientos.


Vitivinicultores, enólogos, chefs y miembros de la comunidad de Valle de Guadalupe, en Baja California, lanzaron este lunes un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para salvar la esencia rural del Valle, ante la urbanización que se presenta en la zona.

A través del grupo Rescatemos El Valle, señalaron que esta región, famosa por su producción vitivinícola, “se está convirtiendo en una ciudad, destruyendo su vocación agrícola”, para dar espacio a antros, centros nocturnos, conciertos masivos y fraccionamientos.

“No queremos ser otro Tulum”, expresaron los vitivinicultores.

Durante una rueda de prensa virtual, en la que participaron la vitivinicultora Natalia Badán; el presidente del Consejo Estatal de Productores de Vid de B.C., Fernando Pérez Castro; la académica Ileana Espejel; el presidente de Provino, Mauricio Cantú; el chef Jair Téllez; Claudia Turrent de Por un Valle de Verdad; y Santiago Cosío y Keiko Nishikawa, director General y directora de relaciones públicas de Bodegas de Santo Tomás, hicieron énfasis en que durante los últimos cinco años estas empresas han deforestado al menos mil hectáreas de conservación y producción que ahora se usan para antros, grandes foros de conciertos y casas privadas.

Denunciaron que entre 2014 y 2019 se perdió 18% de tierra agrícola en El Valle. De acuerdo con una proyección del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) de Ensenada, de las 5 mil 445 hectáreas cultivables que había en 2017 se  prevé que quedarán menos de la mitad (2 mil) en el año 2027. El mismo pronóstico estima que para el año 2037 no quedará una sola de esas tierras de cultivo.

“En términos generales se identifica como causa principal de la problemática en El Valle de Guadalupe al crecimiento descontrolado de los asentamientos humanos, que trae como consecuencia efectos directos sobre: el agua, el suelo, la agricultura, la comunidad y el paisaje”, expresaron.

Indicaron que, pese a que se han clausurado algunas obras, la empresa de entretenimiento Bandamax anunció para finales de este año la apertura de la Arena Valle de Guadalupe, con capacidad para 9 mil personas. Otro negocio es el Anfiteatro del Valle con capacidad para 7 mil personas, que organizó un concierto de Francisco Céspedes el 14 de mayo pasado. Además de esto, se han abierto más de 5 antros en El Valle de Guadalupe, una cosa que sería inaudita en cualquier otra región vinícola en el mundo, desde Mendoza hasta Burdeos.

Señalaron que esta situación no sólo atenta contra el patrimonio cultural y paisajístico de una bio región única, sino que está perdiendo también la ventaja competitiva de la zona, la más importante del país con 75% de la producción nacional de vino, la cual contribuye con 1% del PIB agrícola, emplea directamente a 4 mil 500 personas e indirectamente a más de 10 mil, además de la participación de mujeres en más del 40% del empleo total generado.

La derrama económica generada por el enoturismo en Baja California significa $3 mil 600 millones de pesos y una recaudación de impuestos de 165 millones de pesos, como reflejo de un incremento importante del consumo del vino per capita en México, que pasó de 250 mil millones, en 2002, a 964 mil millones en 2018.

“La situación de El Valle de Guadalupe es grave, pero afortunadamente hemos obtenido respuestas positivas de mucha gente que quiere proteger este lugar… Nos da gusto escuchar a la gobernadora Marina del Pilar cuando dice que ella no permitirá que El Valle se convierta en el antro más grande de Baja California, nos entusiasma también la presencia de la Semarnat y su titular, María Luisa Albores. Y sobre todo la amplia participación comunitaria de muchísimos sectores de El Valle de Guadalupe. Ojalá todos juntos podamos tomar acciones concretas e inmediatas para proteger este patrimonio nacional, y que el ejemplo de El Valle se utilice para salvar tantas otras zonas agrícolas del país, y así se proteja el campo mexicano.” declaró Fernando Pérez Castro, presidente del Consejo Estatal de Productores de Vid de B.C.

En ese sentido proponen “generar una nueva denominación jurídica federal para proteger el patrimonio agrícola del país, una denominación biocultural que proteja al campo y su cultura cómo se protege también a las áreas naturales. Esto permitiría que a través de esta figura jurídica se protegiera a comunidades rurales y productos agrícolas a lo largo y ancho del país tal como son, además de la vid, el café, el chocolate, la vainilla, los árboles frutales de fruta endémica, el agave y otros muchos productos y regiones”.

Además de ello proponen leyes federales que protegen el uso agrícola del suelo en El Valle de Guadalupe, el nombramiento de El Valle de Guadalupe como una “Zona de belleza natural y cultural”, como lo establece la Ley de Preservación del Patrimonio Cultural del Estado de Baja California en su artículo 5 y, sobre todo, la aplicación de las leyes y reglamentos que actualmente protegen a esta región agrícola pero que han sido ignorados por autoridades y empresarios.

Aldea84
Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
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Vitivinicultores, enólogos, chefs y miembros de la comunidad de Valle de Guadalupe, en Baja California, lanzaron este lunes un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para salvar la esencia rural del Valle, ante la urbanización que se presenta en la zona.

A través del grupo Rescatemos El Valle, señalaron que esta región, famosa por su producción vitivinícola, “se está convirtiendo en una ciudad, destruyendo su vocación agrícola”, para dar espacio a antros, centros nocturnos, conciertos masivos y fraccionamientos.

“No queremos ser otro Tulum”, expresaron los vitivinicultores.

Durante una rueda de prensa virtual, en la que participaron la vitivinicultora Natalia Badán; el presidente del Consejo Estatal de Productores de Vid de B.C., Fernando Pérez Castro; la académica Ileana Espejel; el presidente de Provino, Mauricio Cantú; el chef Jair Téllez; Claudia Turrent de Por un Valle de Verdad; y Santiago Cosío y Keiko Nishikawa, director General y directora de relaciones públicas de Bodegas de Santo Tomás, hicieron énfasis en que durante los últimos cinco años estas empresas han deforestado al menos mil hectáreas de conservación y producción que ahora se usan para antros, grandes foros de conciertos y casas privadas.

Denunciaron que entre 2014 y 2019 se perdió 18% de tierra agrícola en El Valle. De acuerdo con una proyección del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) de Ensenada, de las 5 mil 445 hectáreas cultivables que había en 2017 se  prevé que quedarán menos de la mitad (2 mil) en el año 2027. El mismo pronóstico estima que para el año 2037 no quedará una sola de esas tierras de cultivo.

“En términos generales se identifica como causa principal de la problemática en El Valle de Guadalupe al crecimiento descontrolado de los asentamientos humanos, que trae como consecuencia efectos directos sobre: el agua, el suelo, la agricultura, la comunidad y el paisaje”, expresaron.

Indicaron que, pese a que se han clausurado algunas obras, la empresa de entretenimiento Bandamax anunció para finales de este año la apertura de la Arena Valle de Guadalupe, con capacidad para 9 mil personas. Otro negocio es el Anfiteatro del Valle con capacidad para 7 mil personas, que organizó un concierto de Francisco Céspedes el 14 de mayo pasado. Además de esto, se han abierto más de 5 antros en El Valle de Guadalupe, una cosa que sería inaudita en cualquier otra región vinícola en el mundo, desde Mendoza hasta Burdeos.

Señalaron que esta situación no sólo atenta contra el patrimonio cultural y paisajístico de una bio región única, sino que está perdiendo también la ventaja competitiva de la zona, la más importante del país con 75% de la producción nacional de vino, la cual contribuye con 1% del PIB agrícola, emplea directamente a 4 mil 500 personas e indirectamente a más de 10 mil, además de la participación de mujeres en más del 40% del empleo total generado.

La derrama económica generada por el enoturismo en Baja California significa $3 mil 600 millones de pesos y una recaudación de impuestos de 165 millones de pesos, como reflejo de un incremento importante del consumo del vino per capita en México, que pasó de 250 mil millones, en 2002, a 964 mil millones en 2018.

“La situación de El Valle de Guadalupe es grave, pero afortunadamente hemos obtenido respuestas positivas de mucha gente que quiere proteger este lugar… Nos da gusto escuchar a la gobernadora Marina del Pilar cuando dice que ella no permitirá que El Valle se convierta en el antro más grande de Baja California, nos entusiasma también la presencia de la Semarnat y su titular, María Luisa Albores. Y sobre todo la amplia participación comunitaria de muchísimos sectores de El Valle de Guadalupe. Ojalá todos juntos podamos tomar acciones concretas e inmediatas para proteger este patrimonio nacional, y que el ejemplo de El Valle se utilice para salvar tantas otras zonas agrícolas del país, y así se proteja el campo mexicano.” declaró Fernando Pérez Castro, presidente del Consejo Estatal de Productores de Vid de B.C.

En ese sentido proponen “generar una nueva denominación jurídica federal para proteger el patrimonio agrícola del país, una denominación biocultural que proteja al campo y su cultura cómo se protege también a las áreas naturales. Esto permitiría que a través de esta figura jurídica se protegiera a comunidades rurales y productos agrícolas a lo largo y ancho del país tal como son, además de la vid, el café, el chocolate, la vainilla, los árboles frutales de fruta endémica, el agave y otros muchos productos y regiones”.

Además de ello proponen leyes federales que protegen el uso agrícola del suelo en El Valle de Guadalupe, el nombramiento de El Valle de Guadalupe como una “Zona de belleza natural y cultural”, como lo establece la Ley de Preservación del Patrimonio Cultural del Estado de Baja California en su artículo 5 y, sobre todo, la aplicación de las leyes y reglamentos que actualmente protegen a esta región agrícola pero que han sido ignorados por autoridades y empresarios.

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