Que no haya lugar a duda, ¡saldremos adelante! Continuaremos avanzando, aprendiendo y dando lo mejor de nosotros, para que, al mirar atrás, veamos con orgullo que la crisis solo nos hizo más fuertes, creativos y solidarios.
Los hechos ocurridos este viernes pegaron en el ánimo de la sociedad bajacaliforniana como nunca.
Golpeados desde hace tres décadas por temas delincuenciales, nuestro Estado tuvo tal vez uno de sus episodios más lamentables, tristes y catastróficos, no sólo desde lo tangible, sino desde el plano simbólico, pese a que durante los últimos años los ejecutados se cuentan por miles y las noticias de asesinatos acompañan nuestras comidas y son temas de conversación cotidiana.
Sin embargo, entre toda esa voracidad de unos cuantos que están abrazados por un tejido social descompuesto y de funcionarios no aptos para ejercer sus puestos, bien valdría la pena rescatar aquello que nadie nos puede quitar ni corromper: nuestra identidad de ciudadanos valerosos, echados para delante, propositivos y trabajadores.
Hoy, aquellos que han hecho daño a nuestras ciudades podrán estar contentos, cumplieron su objetivo, aterrorizaron por varias horas y convirtieron un viernes en negro y aciago, pero desde hoy, en nosotros estará la satisfacción de seguir avanzando, y de que somos más los que queremos consolidar a nuestro bello y gran Estado como el brazo poderoso de México.
Que no haya lugar a duda, ¡saldremos adelante! Continuaremos avanzando, aprendiendo y dando lo mejor de nosotros, para que, al mirar atrás, veamos con orgullo que la crisis solo nos hizo más fuertes, creativos y solidarios.
¿Y por qué estamos tan seguros de ello? Porque la respuesta la tenemos frente a nosotros, en nuestras manos, en nuestro empuje y optimismo, lo que, al funcionar como un bloque unido, nos constituye como el Estado con mayor dinamismo, el Estado que es punta de lanza en la manufactura de electrónicos y equipos de ingeniería aeroespacial.
Somos, también, una de las capitales mundiales del turismo médico, y donde contamos por decenas a doctores reconocidos en cualquier parte del mundo.
Somos la tierra que presume el Valle de Guadalupe y vinos que están a la par de los de Burdeos o Napa.
Somos el Estado que le dio origen a la ensalada César y, al igual, que presume de tener los mejores tacos del país, y una cocina exquisita y de alta gama como lo es la Baja Med.
Somos el Estado de profesionistas que destacan en grandes empresas de Sillicon Valley.
Somos tierra de grandes deportistas que forjan sus historias en campos áridos de Otay como en el mismo Santiago Bernabéu, Yankee Stadium o el Fenway Park.
Somos la región de escritores y artistas que podrían hacer palidecer las plumas de Baudelaire o Vargas Llosa, y que hacen suyas las alfombras de Cannes.
Somos tierra de una de las más grandes universidades reconocidas a nivel mundial.
Somos la tierra donde hay empleo para todos.
Somos la tierra donde los empresarios no son sólo empresarios, sino líderes que guían a una sociedad que tiene en la innovación uno de sus máximos estandartes
…y ante todo, somos la tierra donde entre todos siempre estamos para apoyarnos, sin importar las circunstancias.
Ya lo decía Einstein, “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo”
Por ello, hoy sábado, podemos decir que somos el Estado que de esto aprenderá a salir incólume para convertir todo lo acontecido en una fortaleza.
Baja California es tierra de líderes y capitanes en la vida. Ustedes, amables lectores, y nosotros, lo somos.
Es momento de demostrarlo, porque aquí, ¡nadie se rinde!
