¿Quién es el verdadero Will Smith?

Durante décadas, trabajó incansablemente para convertirse en la estrella de cine más grande del planeta. Luego, llegó a sus 50 años y todo cambió. Ahora, mientras prepara un nuevo libro autobiográfico y un par de películas que abordan temas raciales, nos gustaría presentarles al verdadero Will Smith.

Por: Wesley Lowery, Renell Medrano

Ha sido un día largo y miserable en el que Will Smith se abre paso por el lodo de Luisiana entre cientos de extras. Una prueba COVID positiva (falsa, resultó al final) en el set esta mañana significó una nueva ronda de hisopos nasales para todos. Y una serie de tormentas eléctricas ha retrasado el rodaje durante horas; se exige una pausa de 30 minutos cada vez que cae un rayo, y ya ha habido docenas.

Nada ha sido fácil en la realización de Emancipation, un proyecto de Apple TV+ que cuenta la historia de ‘Whipped Peter’, el hombre negro cuya espalda destrozada se muestra en una de las fotos más famosas de la esclavitud estadounidense. La película estaba originalmente programada para filmarse en Georgia, pero la producción se trasladó en respuesta al intento del estado de aprobar nuevas restricciones de votación. La ubicación actual, en lo profundo del lodo a una hora de Nueva Orleans, requiere una batalla casi diaria con el terreno. Cuando llegué a mediados de julio, la producción ya estaba retrasada. “Estamos a merced de la madre naturaleza”, me dijo el director Antoine Fuqua. “El calor, las tormentas, los rayos, los mosquitos, el pantano lleno de caimanes”.

Y luego, por supuesto, está el tema de la historia. Mientras veo la filmación desde unos metros de distancia, Smith se encuentra debajo de un enorme puente de ferrocarril que los hombres esclavizados se ven obligados a construir. El humo de las fogatas cercanas se adhiere al horizonte y la cámara capta al personaje de Will conspirando en susurros con sus compañeros de trabajo sobre cómo podrían encontrar la libertad, justo fuera del alcance del oído de sus captores confederados.

“Siempre he evitado hacer películas sobre la esclavitud“, me había dicho el actor una hora antes, mientras estábamos sentados en un remolque de producción. “En la primera parte de mi carrera… no quería mostrar a las personas negras de esa manera. Quería ser un superhéroe. Así que quería representar la excelencia negra junto a mis contrapartes blancos. Quería interpretar los papeles que le darían a Tom Cruise. Y la primera vez que lo consideré fue Django. Pero no quería hacer una película sobre la esclavitud relacionada con la venganza”.

“Siempre he evitado hacer películas sobre la esclavitud”. © Renell Medrano

Emancipation es diferente. Sería un error denominarla como una “película sobre la esclavitud“, me explicó Smith. Va a ser una epopeya al estilo de David Lean, dijo, con el sabor de una cinta de acción. Más parecida a Apocalypto que a 12 años de esclavitud. La historia en sí no trata (únicamente) de la violencia deshumanizadora de la esclavitud, sino que también aborda la perseverancia. Se cree que Peter escapó de la Confederación en 1863, después de un desgarrador viaje de 10 días a través del pantano de Luisiana, se unió al ejército de Lincoln y luego regresó al Sur para ayudar a liberar a los que había dejado atrás. Es una historia difícil de contar y aún más difícil contarla bien; es exactamente una historia que, en esta coyuntura de su vida y carrera, Will, de 53 años, anhela presentar al mundo.

El hombre y la estrella de cine

Durante décadas, Will Smith estuvo motivado por el deseo de ser la estrella de cine más grande del mundo. Al principio de su carrera, incluso se le ocurrió una fórmula basada en los 10 éxitos de taquilla más importantes de todos los tiempos. Logró ese objetivo sin esfuerzo, gobernando el fin de semana del 4 de julio desde 1996 (Independence Day) hasta 2008 (Hancock), y es fácil olvidar lo improbable que era para un rapero convertido en actor lograr algo así. Pero durante la última década, a medida que Smith se ha centrado cada vez más en evolucionar como ser humano, ha surgido un abismo entre Will Smith, la estrella de cine, y Will Smith, el hombre.

Hemos podido ver algunos de sus esfuerzos por cerrar esa brecha en momentos como la reunión de Fresh Prince of Bel-Air del año pasado, cuando se sentó con la actriz Janet Hubert y admitió su culpabilidad en su salida de la comedia. También estuvo su aparición en el programa de Facebook Red Table Talk de su esposa Jada Pinkett Smith, donde habló sobre algunos de los detalles más íntimos de su matrimonio, que dio lugar a un meme de Internet de ojos tristes y con expresión seria. Ha adoptado las redes sociales —un juego de jóvenes— con el fervor del aspirante actor que alguna vez fue, no la superestrella mundial que es hoy. Y en noviembre, publicará una autobiografía que revela nueva información sobre la problemática relación con su padre, sus aventuras en la autorrealización durante lo que él llama “the fuck-it 50s” y los altibajos de su relación con Jada.

Durante décadas, Will Smith estuvo motivado por el deseo de ser la estrella de cine más grande del mundo.  © Renell Medrano

Antes de hablar con Smith, sus colaboradores y amigos seguían diciéndome cuán maravilloso es el lugar en el que se encuentra en este momento, que está centrado, deliberado e incluso espiritual. Una vez que nos dispusimos a conversar, Will me dijo que su objetivo ahora es “estrictamente contar historias que ayuden a las personas a descubrir cómo ser felices”. Continuó: “La idea es que pasé la primera mitad de mi vida juntando, juntando, juntando, y ahora, la segunda mitad, será regalarlo todo”.

Eso significa hacer películas como King Richard, dirigida por Reinaldo Marcus Green, que se estrenará en los cines este noviembre, en la que el histrión interpreta a Richard Williams, el excéntrico y duro padre de Venus y Serena. En la gran tradición de Smith, es una historia inspiradora de triunfo sobre la adversidad que contiene un estudio de carácter conmovedor. El irascible Williams entrenó a ambas hijas con pelotas recolectadas de los clubes de tenis a los que no podía entrar, y las protegió de la rutina del ‘deporte blanco’ y los medios de una manera que lo hace parecer un profeta del momento actual, en el que atletas como Naomi Osaka y Simone Biles priorizan su agencia y su salud mental. Smith lo interpreta como un padre cascarrabias, inflexible, pero ferozmente amoroso. “Mi papá estuvo y sigue estando fuera de su tiempo”, me dijo Serena Williams en un correo electrónico. “Cuando alguien es diferente, cuando no actúa o se ve como una persona asumiría que lo haría, la primera reacción a menudo es el miedo. Piensan, ¿cómo los rompemos? Mi papá anticipó eso, pero no hubiera permitido que él o su familia se rompieran”.

La interpretación de Smith, agregó Serena, fue tan convincente que hubo momentos en los que tuvo que recordarse a sí misma que en realidad no era su padre en la pantalla. “Richard Williams se parece mucho a mi padre”, me explicó Will. “Entonces, cuando leí el guion por primera vez, entendí lo que es querer que tus hijos tengan éxito. Lo había hecho un poco con los míos. Comprendí lo que era tratar de moldear una mente joven, lo diferente que es con los hijos que con las hijas”.

Su objetivo ahora es “estrictamente contar historias que ayuden a las personas a descubrir cómo ser felices”. © Renell Medrano

En una era dorada para el talento negro en Hollywood, cuando hay fondos disponibles para proyectos que alguna vez se hubieran pasado por alto, Smith no ve sentido en preguntarse si la manzana está envenenada. “Sólo quiero alentar a los afroamericanos a que tomen el reconocimiento y aprovechen las oportunidades globales actuales”, continuó Smith. “Simplemente me gustaría que discutamos menos sobre ciertas cosas y prestemos atención a la gran fruta madura”.

Naturalmente, le pregunté cuáles eran esas ciertas cosas que deberíamos discutir menos, lo que provocó que el histrión redujera la velocidad de sus oraciones y considerara sus palabras con detenimiento. “Ésta es una zona peligrosa”, me dijo antes de sumergirse en uno de los debates semánticos más polémicos de la política contemporánea.

“Por ejemplo, en vez de decir ‘Abolir a la policía. Quitarle el financiamiento a la policía’. Me encantaría que simplemente dijéramos ‘Quitar el financiamiento a la policía mala’. Es casi como si quisiera, que como afroamericanos, cambiemos nuestro marketing para la nueva posición en la que estamos. En vez de ‘Teoría crítica de la raza’, simplemente podríamos llamarlo ‘teoría de la verdad’”, dijo. “El péndulo se balancea maravillosamente en nuestra dirección. Y hay una cierta humildad que sacará provecho del momento para el futuro de los afroamericanos, sin descartar la dificultad, el dolor y las emociones. Esta es un área difícil de discutir, pero siento que la simplicidad de Black Lives Matter fue perfecta. Cualquiera que intente debatirlo parece ridículo”.

El verdadero Mr. Smith

Este noviembre, cuando su autobiografía, Will, llegue a las estanterías, el mundo recibirá la versión más honesta hasta la fecha de la propia historia de Smith. © Renell Medrano

No podemos culpar a Will si está seguro de que conoce la mejor manera de contar una historia: el hombre es un narrador nato. Entre toma y toma, lo vi recordar con sus asistentes el momento en que, mientras filmaba Concussion en Pittsburgh, todos intentaron llegar a una proyección nocturna de The Equalizer de Denzel Washington, también dirigida por Fuqua. El conductor del automóvil, un amigo con rastas llamado Scoty con un acento trinitario, a juego con el look, se había pasado la salida, lo que los obligó a tomar un retorno de 22 minutos para dar la vuelta. Y, se volvió a pasar la salida. “¿Cuál es el punto de ir al cine si te pierdes los avances?”, gritó Smith, lo que provocó que Scoty arrojara su vehículo en reversa y retrocediera en la autopista hasta que llegaron a la salida. Smith contó la historia al menos tres veces cuando más personas se unieron al círculo, cada nueva versión presentaba nuevos detalles, nuevos gestos animados y una versión aún más refinada del acento de Scoty, hasta que su personal y seguridad se rieron de júbilo.

Este noviembre, cuando su autobiografíaWill, llegue a las estanterías, el mundo recibirá la versión más honesta hasta la fecha de la propia historia de Smith. Había querido escribir un libro durante algunos años cuando su equipo se acercó a Mark Manson, autor del best-seller The Subtle Art of Not Giving a Fuck, mientras el actor filmaba Gemini Man en 2019. “Una hora más tarde, estaba en su jet privado”, recordó Manson, y agregó que toda la experiencia todavía le parece surrealista: “Partes de mi cerebro quedaron salpicadas contra la pared”.

Los dos pasaron unos días en las Islas Caimán, conociéndose y haciendo una lluvia de ideas. “He pasado toda mi carrera escondiendo mi verdadero yo del mundo”, recuerda el escritor que le dijo Will. “Quiero que este libro le muestre a la gente quién soy realmente“. Más tarde, el histrión me explicó que “realmente quiero destruir totalmente el apego a ‘Will Smith’, y tratar de separar la imagen de Will Smith de lo que realmente soy”. En el último día de su viaje, Manson presentó un borrador aproximado del índice de capítulos. “¡Sí, sí!” asegura que exclamó el protagonista de Día de la Independencia, corriendo por la habitación con entusiasmo. “¡Esto es!”.

La historia de Will Smith

Continuó: “La idea es que pasé la primera mitad de mi vida juntando, juntando, juntando, y ahora, la segunda mitad, será regalarlo todo”. © Renell Medrano

La historia de Smith comienza en Wynnefield, el vecindario de clase media en el Oeste de Filadelfia donde sus padres trasladaron a la familia cuando él tenía dos años. “Para una joven familia negra en la década de 1970, esto era lo más cercano al ‘Sueño Americano’ que se podía obtener”, escribe sobre las casas de ladrillos apiñadas en hileras. En el título, habla de lo que describe como una de las experiencias definitorias de su vida: a la edad de nueve años, ver cómo su padre golpeaba a su madre en el costado de la cabeza. El único acto de violencia que Smith vio de parte de su padre mientras crecía, pero este incidente en particular, escribe, “ha definido quién soy hoy”. Su hermano se levantó de un salto, tratando de intervenir. Su hermana huyó, escondiéndose en su dormitorio. Will confiesa haberse congelado. Nunca habló de la violencia con su papá, quien defendió la carrera de su hijo hasta que murió, en 2016. “Mi padre me atormentaba. Y también fue uno de los hombres más increíbles que he conocido”, escribe, señalando también fue quien le inculcó su sentido de lealtad y perfeccionismo. “Fue una de las mayores bendiciones de mi vida y también una de mis mayores fuentes de dolor”.

Durante décadas, Will se ha visto a sí mismo como un cobarde. Su deseo de complacer a la gente, entretener a la multitud y hacernos reír a todos, explica, se basa, al menos en parte, en la creencia de que si mantenía a todos, a su padre, a sus compañeros de clase, a sus fans, sonriendo, ellos no lo atacarían con violencia ni a él ni a las personas que amaba. Si pudiera seguir enorgulleciendo a su madre a través de sus logros, razonó, tal vez ella perdonaría su inacción infantil. “Lo que has llegado a entender como ‘Will Smith’, el M.C. que aniquila alienígenas, la enorme estrella de cine, es en gran parte una construcción, un personaje cuidadosamente elaborado y perfeccionado, diseñado para protegerme a mí mismo”, escribe. Más tarde dice: “La comedia desactiva toda negatividad. Es imposible estar enojado, ser odioso o violento cuando estás doblado de la risa. Nunca hubiera podido decir estas cosas sobre mi padre golpeando a mi madre. Nunca hubiera podido hablar de eso mientras él estaba vivo”.

“La comedia desactiva toda negatividad. Es imposible estar enojado, ser odioso o violento cuando estás doblado de la risa. Nunca hubiera podido decir estas cosas sobre mi padre golpeando a mi madre. Nunca hubiera podido hablar de eso mientras él estaba vivo”. © Renell Medrano

El proceso de escritura fue difícil, en parte, porque el actor quería ser cauteloso acerca de los puntos en los que contar su propia historia se cruzaba con las historias de otros. Cuando terminó el primer borrador del manuscrito, convocó a las personas que se mencionaron de manera más prominente, principalmente familiares y amigos de toda la vida, en Miami. “Les leí a todos, todo lo que estaba diciendo sobre ellos”, me dijo Smith. “Tenía que conseguir que 25 personas vinieran a Miami y escucharan lo que estaba diciendo, porque sé que tendrán que vivir con eso para siempre”.

Esta reunión fue la primera vez que Will habló con su madre sobre las veces que su padre la golpeó. “Fue literalmente la primera vez que lo platicamos”, me confesó. “Ella nunca había escuchado mi percepción de lo que sucedió. Así que fue realmente catártico de alguna manera. Estuvo muy bien. Pero fueron un par de semanas brutales”.

El libro completa los detalles de su juventud: cómo pasó de hacer rap en el sótano de su amigo DJ Jazzy Jeff a que el dúo se convirtiera en los primeros artistas de hip-hop en ganar un Grammy; cómo gastó su dinero en autos y novias antes de pedir prestados unos miles de dólares a un narcotraficante local para pagar su mudanza a Los Ángeles, donde terminó audicionando para el papel protagónico en The Fresh Prince of Bel-Air en una fiesta en casa de Quincy Jones. Cómo explotó contra su primer amor, Tamika, después de que ella le fue infiel; cómo su primer matrimonio, con Sheree Zampino, terminó bajo el peso de su creciente ambición, con los papeles de divorcio entregados el día de San Valentín; y cómo sus celos de Tupac Shakur, un amigo cercano de la infancia de su segunda esposa, Jada, le impidieron hablar con el legendario rapero antes de su muerte.

Manson menciona que le dijo a Smith que “una de las condiciones para que esto funcione para mí, es que todo debe estar sobre la mesa. No podemos tener una persona de relaciones públicas que venga y diga: ‘No, ese capítulo debe irse’”. Will estuvo más que de acuerdo, recordó el escritor: “A lo largo del proceso, surgieron ciertas cosas, y él dijo: ‘Por qué no, vamos a ponerlo’. Me preocupaba que muchas cosas fueran a ser eliminadas. De hecho, él me sorprendió diciendo. ‘Sí, eso es un poco feo. Dejémoslo ahí’”.

Sin embargo, lo que el libro proporciona, más claramente, es una descripción detallada del esfuerzo deliberado de Smith por convertirse en la estrella de cine más grande del mundo. “Quería hacer lo que estaba haciendo Eddie Murphy. Quería que la gente sintiera cómo me sentí la primera vez que vi Star Wars”, escribe. “Quería ser Eddie Murphy en Star Wars“. La búsqueda comenzó con uno de sus primeros papeles, en Six Degrees of Separation de 1993. Para un rapero convertido en actor, fue un proyecto audaz: una obra de teatro cerebral convertida en una película, basada en una historia real, en la que el joven estafador gay que protagoniza Will engaña a una serie de neoyorquinos de la alta sociedad para que le brinden refugio convenciéndolos de que es el hijo de Sidney Poitier.

El actor quería ser cauteloso acerca de los puntos en los que contar su propia historia.

Lo que siguió fue una de las carreras de mayor éxito comercial en la historia del cine: las ocho películas consecutivas de Smith que recaudaron más de $100 millones cada una en la taquilla nacional son un récord, según The Hollywood Reporter. El némesis de Will durante años fue Tom Cruise, “la única persona que mantenía una carrera cinematográfica más allá de lo que podía imaginar”. Después de Bad Boys e Independence Day en 1995 y 1996, respectivamente, Steven Spielberg llamó, con la esperanza de incluir a Smith en un próximo proyecto sobre una fuerza policial secreta que trabaja para ocultar la existencia de extraterrestres. Smith se mostró escéptico, ya había hecho lo de la policía y lo de los extraterrestres. Pero Spielberg persistió y el proyecto resultante fue Men in Black, un pilar importante del canon cinematográfico de Will.

Sólo esos tres filmes en su carrera hicieron de él un atractivo de taquilla en todo el mundo y un tipo de estrella sin precedentes: un actor negro que era amado por el público blanco y global. Después de un par de fracasos relativos (Wild Wild West y The Legend of Bagger Vance), Smith dio su primer gran giro hacia temas serios, retratando una década de crecimiento, confusión y protesta en la vida de Muhammad Ali. “Es una actuación tan cruda y grandiosa como cualquiera que se pueda imaginar”, dijo el director Michael Mann, quien todavía recuerda una filmación nocturna en Chicago que se prolongó hasta las primeras horas de la mañana. Mientras los dos hombres estaban parados en la nieve, rodeados de autos de época y escaparates de tiendas, Will se volvió hacia Mann y le preguntó con seriedad: “¿Puedes creer que la gente realmente nos paga para hacer esto?”.

Después de las secuelas enormemente populares de Men in Black y Bad Boys, se diversificó hacia la ciencia ficción apocalíptica con I, Robot, coprotagonizada por Bridget Moynahan. En la escena más íntima de la película, Moynahan descubre por primera vez que el personaje de Smith es en parte un robot al inspeccionar metódicamente su brazo y pecho. “Nunca pude terminar la toma, después de la tercera costilla él comenzaba a reírse como una niña pequeña”, recordó. “Ese es su encanto”.

Unos años más tarde, cuando la relación de ella con Tom Brady terminó, solo para que ella se enterara pronto de que estaba embarazada de su hijo, lo que provocó un frenesí de la prensa, Will se acercó a su ex coprotagonista. “Fue la primera persona en levantar el teléfono y decir ven, hablemos”, me dijo Moynahan. “Y que alguien así hiciera espacio en su vida fue impresionante… Estoy segura que no soy la única. Él es ese tipo de persona”.

“Para eso es mi vida”, me explicó Smith unos días después de hablar con Bridget. Tanto sus padres como su abuela habían sido el tipo de personas a las que llamabas en tiempos de crisis. Por eso, es un papel que está ansioso por desempeñar para los demás. “Eso fue lo que pasó incluso con Tom [Cruise]. Tom y yo nos hicimos amigos en medio de sus dificultades públicas. En esos momentos es cuando quiero estar ahí. Si todo va bien, llama a otra persona. Llámame a mí cuando necesites ayuda. Me encanta. Me encanta ser la llamada de emergencia a las 2 a.m.”.

En busca de la felicidad

Smith emprendió un viaje para encontrarse a sí mismo y encontrar la felicidad © Renell Medrano

No sería muy exacto describir Will como un libro feliz. Es a su vez cómico e inspirador. Pero a pesar de que había obtenido todo lo que se había propuesto (un Grammy y fama mundial, una esposa hermosa y exitosa, hijos que son superestrellas), Smith todavía no estaba feliz. Sus películas no llegaban a las mismas cimas de las montañas que Independence Day y Men in Black. Y su incesante búsqueda del estrellato había dejado muchas de sus relaciones más cercanas golpeadas y magulladas. 

“A lo largo de los años, siempre llamaría a Denzel. Es un verdadero sabio. Él dijo: ‘Escucha. Tienes que pensar en ello como los 40 funky. Los 40 de todo el mundo son funky. Pero espera a que llegues a los 50’”, confiesa Will. “Él sólo me recomendó que tuviera paciencia con tus 40. Me detuve y dije: ‘Los 40 funky y los 50 de mandar todo al carajo’. Y eso es exactamente lo que sucedió. Simplemente se convirtieron en los años 50 de mandar todo al carajo, y me di la libertad de hacer lo que quisiera”. Muchas de esas cosas se detallan en el libro, y otras todavía las mantiene privadas. “Algunas cosas son para artículos de GQ y otras no”, me dijo.

Y así Smith emprendió un viaje para encontrarse a sí mismo y encontrar la felicidad. Alquiló una casa en Utah y se sentó en soledad durante 14 días. Viajó a Perú para más de una docena de rituales de ayahuasca, a pesar de que nunca había fumado marihuana y apenas bebía. (“Esta fue mi primera pequeña muestra de libertad”, escribe Smith sobre su primera experiencia. “En mis más de 50 años en este planeta, este es el sentimiento más grande e incomparable que he tenido”). Abrió un espectáculo de stand-up para Dave Chappelle. Comenzó a viajar sin seguridad por primera vez, apareciendo en países extranjeros y abriéndose camino entre las multitudes del aeropuerto sin compañía. “Me abrí totalmente a lo que, creo, fue una muestra fresca de los frutos de la experiencia humana”, me dijo.

Durante su primer encuentro con Michaela Boehm, una entrenadora de intimidad con la que pasó años trabajando, Smith confesó que, si pudiera tener algo en el mundo, querría un harén de novias. “¿Quiénes?, preguntó Boehm, insistiendo en que nombrara mujeres específicas a las que le gustaría invitar. Misty Copeland, respondió Smith. Y Halle Berry también. Durante el resto de la sesión, los dos investigaron a mujeres específicas que podrían completar su harén de aspiraciones. El plan era entonces comenzar a contactar a las mujeres.

“No sé dónde lo vi cuando era adolescente o algo, pero la idea de viajar con 20 mujeres que amaba y cuidaba y todo eso, me pareció una idea realmente genial”, me explicó Will riendo. “Y luego, después de que jugamos un poco, pensé: ‘Eso sería horrible’. ¿Te imaginas lo miserable que sería?. Lo que ella estaba haciendo era esencialmente limpiar mi mente, haciéndole saber que estaba bien ser yo y ser quien era. Estaba bien pensar que Halle es guapa. No me convierte en una mala persona que esté casado y crea que ella es hermosa. Mientras que en mi mente, en mi educación cristiana, incluso mis pensamientos eran pecados. Ese fue realmente el proceso por el que Michaela me ayudó para que me diera cuenta de que mis pensamientos no eran pecados e incluso actuar sobre un pensamiento impuro no me convertía en un mal ser humano”.

“ME ABRÍ TOTALMENTE A UNA MUESTRA FRESCA DE LOS FRUTOS DE LA EXPERIENCIA HUMANA”.

“La siguiente fase de mi vida será la más creativa y expansiva de toda mi vida y carrera”, Will Smith © Renell Medrano

La adopción relativamente tardía de la carrera de Smith por las redes sociales es otro experimento narrativo. Se ha convertido en una de las celebridades más populares de Internet, ofreciendo a los fans y seguidores un vistazo de él en el set, compartiendo memes extraños y grabando TikToks y videoclips diseñados específicamente para volverse virales. 

“Esa fue una de las cosas que aprendí con James Avery en Fresh Prince. James lo dejó muy claro, no eres un rapero famoso aquí”, recordó Will. “Si quieres tener éxito, es mejor que pruebes tu humildad en este trabajo. Nunca olvidé esa idea: cuando comienzas algo nuevo, prueba tu humildad con el trabajo”.

Comenzó a estudiar a Liza Koshy, quien había aprovechado su éxito en Vine y YouTube para obtener papeles de actuación, y quien le aconsejó al actor que dejara de intentar ser tan perfecto. Las redes sociales prosperan con la percepción de autenticidad. Estaba bien si cambiaba una línea o si su iluminación no era perfecta en un TikTok. Smith comenzó a grabar algunos de sus videos en su iPhone, en lugar de hacerlo con un equipo de cámara profesional. Se inspiró en Dwayne Johnson y Kevin Hart, quienes lo impresionaron con la forma en que compartían momentos detrás de escena de sus rodajes, algo que hubiera sido impensable en el Hollywood en el que Will había crecido. “Estaban haciendo cosas inauditas, publicando fotos del set. No puedes publicar imágenes de detrás de cámaras un año antes de que salga la cinta. Ah, no, sí que puedes”, recordó haber pensado. “Acabo de ver cómo incluyeron a la gente al proceso de una manera que pensé que no se te permitía hacer”.

Bright, la película de 2017 que Smith protagonizó para Netflix, fue la primera en usar su estudio de contenido, Westbrook Media, para producir para redes sociales desde el set. Después de pasar años entusiasmándose con guiones que el público podría no ver en la pantalla grande durante años (I Am Legend, por ejemplo, tardó más de 10 años en realizarse), había algo embriagador en grabar, editar y compartir un video con el público en cuestión de horas. “Cambió por completo la forma en la que interactuaba con el mundo y cómo interactuaba con mi vida creativa. Quería crear rápido y publicarlo”.

A veces consulta sus ideas para las publicaciones con sus hijos. Otras veces, cuando está de viaje, el equipo de Westbrook Media se comunica con influencers locales para organizar los Días del Creador, en los que se reúne con varios de ellos para hacer contenido. 

“Simplemente poder hacer cosas, sin que el objetivo tenga que ver con ser la estrella de cine más grande del mundo, volviendo a la sensación de hacer música en el sótano de la madre de [DJ Jazzy] Jeff. Fue divertido. Estábamos experimentando, intentando cosas diferentes. Eso es lo que me ha vuelto a pasar con las redes sociales”, asegura. “Es una forma tan poderosa de mantenerme en contacto con la gente y, creativamente, estar enterado de lo que está por suceder a continuación. La siguiente fase de mi vida será la más creativa y expansiva de toda mi vida y carrera”.

La incursión de Smith en las redes sociales también se produce en un momento en que él y Jada se han convertido en la pareja más transparente y vulnerable de Hollywood. Red Table Talk, el programa de Facebook presentado por Pinkett Smith, es lo más parecido que tiene la era digital al papel que alguna vez desempeñaron Oprah Winfrey y Dr. Phil en la televisión abierta: un lugar para conversaciones difíciles y confusas sobre el amor, el sexo, las drogas y todo lo demás, a menudo con su hija, Willow, y la madre de Jada, Adrienne Banfield-Norris. El propio Smith ha aparecido en el programa, sobre todo para una discusión franca sobre un periodo de no monogamia en su matrimonio. “La búsqueda de la verdad es la única forma de ser feliz en esta vida”, me dice Will. “Y llegamos al acuerdo de que la autenticidad era la liberación de las cadenas de la fama y el escrutinio público”. Cuando dices la verdad, concluyó la pareja, nunca tienes miedo a que te descubran.

Will y Jada

A medida que crecía el estrellato de Smith, su esposa se despertaba muchas mañanas llorando. © Renell Medrano

Mientras estábamos sentados en un remolque en la locación de Emancipation, con fuertes gotas de lluvia golpeando contra el techo de metal, Smith me hizo una pregunta. Yo era una de las primeras personas con las que había hablado, o al menos una de las únicas que no trabajaba para él, que había leído el borrador del manuscrito de su libro. Y entonces quiso saber lo que pensaba. Le dije la verdad: lo había disfrutado, pero me preguntaba cómo había decidido qué detalles de su matrimonio incluir y cuáles omitir.

A lo largo del borrador que leí, Will había dejado pistas que parecían apuntar hacia un sentimiento amargo relacionado con el matrimonio. Jada, escribe su esposo, no quería una ceremonia de boda tradicional, pero cedió ante su presión: “Este sería el primero de muchos compromisos que ella haría a lo largo de los años que dolorosamente negaban sus propios valores”. Tiempo más tarde, Smith la convenció de que se mudaran a un enorme complejo de 256 acres que ella estaba totalmente en contra de comprar. “Nada bueno proviene de gastar el dinero que tanto te costó en una ‘casa familiar’ que tu esposa no quiere”, escribe el histrión. “Estás dando un anticipo a la discordia y durante años estarás pagando una hipoteca de miseria. O peor”.

La dura realidad para quienes aman a un soñador es que todo queda en segundo lugar después del sueño. A medida que crecía el estrellato de Smith, su esposa se despertaba muchas mañanas llorando. En un momento, rechazó una oportunidad para que su banda abriera para Guns N’ Roses con el fin de que Will pudiera continuar filmando The Pursuit of Happiness. Las cosas llegaron a un punto de ruptura cuando Jada cumplió 40 años, en 2011. El actor había pasado tres años planeando una cena privada para familiares y amigos en Santa Fe, donde proyectó un documental que había encargado y que narraba la vida de Jada y rastreaba el linaje de su familia llegando hasta la esclavitud (y en el que localizó a un descendiente de la familia blanca que una vez fue dueña de los antepasados ​​de su esposa).

Cuando regresaron a la suite del hotel esa noche, ella estaba casi en silencio. “Esa fue la demostración de ego más repugnante que he visto en mi vida”, recuerda Smith que le dijo Jada. Los dos comenzaron a pelear tan fuerte que Willow, de 10 años, con quien compartían la suite, salió llorando con las manos tapándose los oídos, rogándoles que pararan. “Nuestro matrimonio no estaba funcionando”, escribe Will. “Ya no podíamos fingir. Ambos éramos miserables y claramente algo tenía que cambiar”.

“LAS LIBERTADES QUE NOS HEMOS DADO EL UNO AL OTRO Y EL APOYO INCONDICIONAL, PARA MÍ, ES LA MÁXIMA DEFINICIÓN DEL AMOR”.

— WILL SOBRE JADA

Y luego, un poco abruptamente, termina la narración del libro sobre Will y Jada. En la primera versión del manuscrito que leí, no se discutió ninguna relación externa, ni en su nombre ni en el de ella. Cuando le mencioné esto a Smith, me preguntó: “¿Te sentiste engañado?”. Mira, soy periodista. Ciertamente leí ese manuscrito listo para anotar todos y cada uno de los detalles sobre qué y con quién pudieron haber estado haciendo algo durante las partes más abiertas de su última década. Pero la realidad es que una buena parte de lo que falta se desarrolló en público. En algún momento, su relación dejó de ser monógama.

“Jada nunca creyó en el matrimonio convencional… Ella tenía familiares que tenían una relación poco convencional. Creció de una manera muy diferente a como yo crecí. Hubo importantes discusiones interminables sobre ¿qué es la perfección relacional? ¿Cuál es la forma perfecta de interactuar en pareja? Y durante la mayor parte de nuestra relación, la monogamia fue lo que elegimos, sin pensar en la monogamia como la única perfección relacional”, me dijo Smith. “Nos hemos dado confianza y libertad el uno al otro, con la convicción de que todo el mundo tiene que encontrar su propio camino. Y el matrimonio para nosotros no puede ser una prisión. Y no sugiero nuestro camino a nadie. No sugiero este camino para nadie. Pero las experiencias de las libertades que nos hemos dado y el apoyo incondicional, para mí, es la definición más completa del amor”.

Will se enfrentó a la posibilidad de incluir todas esas cosas en el libro, y estaba claro que la versión final podría verse diferente a la que vi. Pero finalmente decidió dejar fuera muchos de los detalles más personales. No había forma de relatar las partes que sucedieron después únicamente desde su propia perspectiva. No había forma de contar su historia sin contar la de los demás también. “Se sentía como si ese fuera un libro completo en sí mismo”, explicó Smith.

“El matrimonio para nosotros no puede ser una prisión. Y no sugiero nuestro camino a nadie”.© Renell Medrano

En julio de 2020, tras las revelaciones públicas de lo que Jada describiría como un “enredo” con el cantante de R&B August Alsina, se produjo un frenesí en los medios y Will y Jada se dirigieron a Red Table Talk para una discusión de 12 minutos sobre la dinámica de su relación. Esto no necesariamente aclaró las cosas. “El público tiene una narrativa impenetrable”, dijo Smith. “Una vez que el público decide algo, es difícil o imposible deshacerse de las imágenes, las ideas y las percepciones”.

Estaba claro que él tenía más que decir. Podía sentirlo frotándose contra el barandal que él y Jada habían establecido sobre lo que discutirían públicamente. Me dijo que hablaría con ella, pero cuando volvimos a charlar, unas semanas después, dijo que no estaba seguro de querer profundizar mucho más.

Durante décadas, Will Smith ha sido amable con todos los entrevistadores. Te da 90 minutos después de aceptar una hora. Y luego, cuando termina, sale para tomar fotos con cada fan, sonriendo para todos y cada uno.

Pero, ¿y Will? El verdadero Wil Smithl, no el personaje que ha estado interpretando para nuestro beneficio. Él sí puede decir que no a la selfie número 100 del día. Puede mantener algunas cosas en privado, incluso cuando sabe que su historia sería mejor con solo unos pocos detalles más. “La principal diferencia es que digo la verdad, incluso cuando a la gente no le gusta”, me dice. “Pero, Will Smith no”.


Wesley Lowery es un periodista ganador del Premio Pulitzer

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Durante décadas, trabajó incansablemente para convertirse en la estrella de cine más grande del planeta. Luego, llegó a sus 50 años y todo cambió. Ahora, mientras prepara un nuevo libro autobiográfico y un par de películas que abordan temas raciales, nos gustaría presentarles al verdadero Will Smith.

Por: Wesley Lowery, Renell Medrano

Ha sido un día largo y miserable en el que Will Smith se abre paso por el lodo de Luisiana entre cientos de extras. Una prueba COVID positiva (falsa, resultó al final) en el set esta mañana significó una nueva ronda de hisopos nasales para todos. Y una serie de tormentas eléctricas ha retrasado el rodaje durante horas; se exige una pausa de 30 minutos cada vez que cae un rayo, y ya ha habido docenas.

Nada ha sido fácil en la realización de Emancipation, un proyecto de Apple TV+ que cuenta la historia de ‘Whipped Peter’, el hombre negro cuya espalda destrozada se muestra en una de las fotos más famosas de la esclavitud estadounidense. La película estaba originalmente programada para filmarse en Georgia, pero la producción se trasladó en respuesta al intento del estado de aprobar nuevas restricciones de votación. La ubicación actual, en lo profundo del lodo a una hora de Nueva Orleans, requiere una batalla casi diaria con el terreno. Cuando llegué a mediados de julio, la producción ya estaba retrasada. “Estamos a merced de la madre naturaleza”, me dijo el director Antoine Fuqua. “El calor, las tormentas, los rayos, los mosquitos, el pantano lleno de caimanes”.

Y luego, por supuesto, está el tema de la historia. Mientras veo la filmación desde unos metros de distancia, Smith se encuentra debajo de un enorme puente de ferrocarril que los hombres esclavizados se ven obligados a construir. El humo de las fogatas cercanas se adhiere al horizonte y la cámara capta al personaje de Will conspirando en susurros con sus compañeros de trabajo sobre cómo podrían encontrar la libertad, justo fuera del alcance del oído de sus captores confederados.

“Siempre he evitado hacer películas sobre la esclavitud“, me había dicho el actor una hora antes, mientras estábamos sentados en un remolque de producción. “En la primera parte de mi carrera… no quería mostrar a las personas negras de esa manera. Quería ser un superhéroe. Así que quería representar la excelencia negra junto a mis contrapartes blancos. Quería interpretar los papeles que le darían a Tom Cruise. Y la primera vez que lo consideré fue Django. Pero no quería hacer una película sobre la esclavitud relacionada con la venganza”.

“Siempre he evitado hacer películas sobre la esclavitud”. © Renell Medrano

Emancipation es diferente. Sería un error denominarla como una “película sobre la esclavitud“, me explicó Smith. Va a ser una epopeya al estilo de David Lean, dijo, con el sabor de una cinta de acción. Más parecida a Apocalypto que a 12 años de esclavitud. La historia en sí no trata (únicamente) de la violencia deshumanizadora de la esclavitud, sino que también aborda la perseverancia. Se cree que Peter escapó de la Confederación en 1863, después de un desgarrador viaje de 10 días a través del pantano de Luisiana, se unió al ejército de Lincoln y luego regresó al Sur para ayudar a liberar a los que había dejado atrás. Es una historia difícil de contar y aún más difícil contarla bien; es exactamente una historia que, en esta coyuntura de su vida y carrera, Will, de 53 años, anhela presentar al mundo.

El hombre y la estrella de cine

Durante décadas, Will Smith estuvo motivado por el deseo de ser la estrella de cine más grande del mundo. Al principio de su carrera, incluso se le ocurrió una fórmula basada en los 10 éxitos de taquilla más importantes de todos los tiempos. Logró ese objetivo sin esfuerzo, gobernando el fin de semana del 4 de julio desde 1996 (Independence Day) hasta 2008 (Hancock), y es fácil olvidar lo improbable que era para un rapero convertido en actor lograr algo así. Pero durante la última década, a medida que Smith se ha centrado cada vez más en evolucionar como ser humano, ha surgido un abismo entre Will Smith, la estrella de cine, y Will Smith, el hombre.

Hemos podido ver algunos de sus esfuerzos por cerrar esa brecha en momentos como la reunión de Fresh Prince of Bel-Air del año pasado, cuando se sentó con la actriz Janet Hubert y admitió su culpabilidad en su salida de la comedia. También estuvo su aparición en el programa de Facebook Red Table Talk de su esposa Jada Pinkett Smith, donde habló sobre algunos de los detalles más íntimos de su matrimonio, que dio lugar a un meme de Internet de ojos tristes y con expresión seria. Ha adoptado las redes sociales —un juego de jóvenes— con el fervor del aspirante actor que alguna vez fue, no la superestrella mundial que es hoy. Y en noviembre, publicará una autobiografía que revela nueva información sobre la problemática relación con su padre, sus aventuras en la autorrealización durante lo que él llama “the fuck-it 50s” y los altibajos de su relación con Jada.

Durante décadas, Will Smith estuvo motivado por el deseo de ser la estrella de cine más grande del mundo.  © Renell Medrano

Antes de hablar con Smith, sus colaboradores y amigos seguían diciéndome cuán maravilloso es el lugar en el que se encuentra en este momento, que está centrado, deliberado e incluso espiritual. Una vez que nos dispusimos a conversar, Will me dijo que su objetivo ahora es “estrictamente contar historias que ayuden a las personas a descubrir cómo ser felices”. Continuó: “La idea es que pasé la primera mitad de mi vida juntando, juntando, juntando, y ahora, la segunda mitad, será regalarlo todo”.

Eso significa hacer películas como King Richard, dirigida por Reinaldo Marcus Green, que se estrenará en los cines este noviembre, en la que el histrión interpreta a Richard Williams, el excéntrico y duro padre de Venus y Serena. En la gran tradición de Smith, es una historia inspiradora de triunfo sobre la adversidad que contiene un estudio de carácter conmovedor. El irascible Williams entrenó a ambas hijas con pelotas recolectadas de los clubes de tenis a los que no podía entrar, y las protegió de la rutina del ‘deporte blanco’ y los medios de una manera que lo hace parecer un profeta del momento actual, en el que atletas como Naomi Osaka y Simone Biles priorizan su agencia y su salud mental. Smith lo interpreta como un padre cascarrabias, inflexible, pero ferozmente amoroso. “Mi papá estuvo y sigue estando fuera de su tiempo”, me dijo Serena Williams en un correo electrónico. “Cuando alguien es diferente, cuando no actúa o se ve como una persona asumiría que lo haría, la primera reacción a menudo es el miedo. Piensan, ¿cómo los rompemos? Mi papá anticipó eso, pero no hubiera permitido que él o su familia se rompieran”.

La interpretación de Smith, agregó Serena, fue tan convincente que hubo momentos en los que tuvo que recordarse a sí misma que en realidad no era su padre en la pantalla. “Richard Williams se parece mucho a mi padre”, me explicó Will. “Entonces, cuando leí el guion por primera vez, entendí lo que es querer que tus hijos tengan éxito. Lo había hecho un poco con los míos. Comprendí lo que era tratar de moldear una mente joven, lo diferente que es con los hijos que con las hijas”.

Su objetivo ahora es “estrictamente contar historias que ayuden a las personas a descubrir cómo ser felices”. © Renell Medrano

En una era dorada para el talento negro en Hollywood, cuando hay fondos disponibles para proyectos que alguna vez se hubieran pasado por alto, Smith no ve sentido en preguntarse si la manzana está envenenada. “Sólo quiero alentar a los afroamericanos a que tomen el reconocimiento y aprovechen las oportunidades globales actuales”, continuó Smith. “Simplemente me gustaría que discutamos menos sobre ciertas cosas y prestemos atención a la gran fruta madura”.

Naturalmente, le pregunté cuáles eran esas ciertas cosas que deberíamos discutir menos, lo que provocó que el histrión redujera la velocidad de sus oraciones y considerara sus palabras con detenimiento. “Ésta es una zona peligrosa”, me dijo antes de sumergirse en uno de los debates semánticos más polémicos de la política contemporánea.

“Por ejemplo, en vez de decir ‘Abolir a la policía. Quitarle el financiamiento a la policía’. Me encantaría que simplemente dijéramos ‘Quitar el financiamiento a la policía mala’. Es casi como si quisiera, que como afroamericanos, cambiemos nuestro marketing para la nueva posición en la que estamos. En vez de ‘Teoría crítica de la raza’, simplemente podríamos llamarlo ‘teoría de la verdad’”, dijo. “El péndulo se balancea maravillosamente en nuestra dirección. Y hay una cierta humildad que sacará provecho del momento para el futuro de los afroamericanos, sin descartar la dificultad, el dolor y las emociones. Esta es un área difícil de discutir, pero siento que la simplicidad de Black Lives Matter fue perfecta. Cualquiera que intente debatirlo parece ridículo”.

El verdadero Mr. Smith

Este noviembre, cuando su autobiografía, Will, llegue a las estanterías, el mundo recibirá la versión más honesta hasta la fecha de la propia historia de Smith. © Renell Medrano

No podemos culpar a Will si está seguro de que conoce la mejor manera de contar una historia: el hombre es un narrador nato. Entre toma y toma, lo vi recordar con sus asistentes el momento en que, mientras filmaba Concussion en Pittsburgh, todos intentaron llegar a una proyección nocturna de The Equalizer de Denzel Washington, también dirigida por Fuqua. El conductor del automóvil, un amigo con rastas llamado Scoty con un acento trinitario, a juego con el look, se había pasado la salida, lo que los obligó a tomar un retorno de 22 minutos para dar la vuelta. Y, se volvió a pasar la salida. “¿Cuál es el punto de ir al cine si te pierdes los avances?”, gritó Smith, lo que provocó que Scoty arrojara su vehículo en reversa y retrocediera en la autopista hasta que llegaron a la salida. Smith contó la historia al menos tres veces cuando más personas se unieron al círculo, cada nueva versión presentaba nuevos detalles, nuevos gestos animados y una versión aún más refinada del acento de Scoty, hasta que su personal y seguridad se rieron de júbilo.

Este noviembre, cuando su autobiografíaWill, llegue a las estanterías, el mundo recibirá la versión más honesta hasta la fecha de la propia historia de Smith. Había querido escribir un libro durante algunos años cuando su equipo se acercó a Mark Manson, autor del best-seller The Subtle Art of Not Giving a Fuck, mientras el actor filmaba Gemini Man en 2019. “Una hora más tarde, estaba en su jet privado”, recordó Manson, y agregó que toda la experiencia todavía le parece surrealista: “Partes de mi cerebro quedaron salpicadas contra la pared”.

Los dos pasaron unos días en las Islas Caimán, conociéndose y haciendo una lluvia de ideas. “He pasado toda mi carrera escondiendo mi verdadero yo del mundo”, recuerda el escritor que le dijo Will. “Quiero que este libro le muestre a la gente quién soy realmente“. Más tarde, el histrión me explicó que “realmente quiero destruir totalmente el apego a ‘Will Smith’, y tratar de separar la imagen de Will Smith de lo que realmente soy”. En el último día de su viaje, Manson presentó un borrador aproximado del índice de capítulos. “¡Sí, sí!” asegura que exclamó el protagonista de Día de la Independencia, corriendo por la habitación con entusiasmo. “¡Esto es!”.

La historia de Will Smith

Continuó: “La idea es que pasé la primera mitad de mi vida juntando, juntando, juntando, y ahora, la segunda mitad, será regalarlo todo”. © Renell Medrano

La historia de Smith comienza en Wynnefield, el vecindario de clase media en el Oeste de Filadelfia donde sus padres trasladaron a la familia cuando él tenía dos años. “Para una joven familia negra en la década de 1970, esto era lo más cercano al ‘Sueño Americano’ que se podía obtener”, escribe sobre las casas de ladrillos apiñadas en hileras. En el título, habla de lo que describe como una de las experiencias definitorias de su vida: a la edad de nueve años, ver cómo su padre golpeaba a su madre en el costado de la cabeza. El único acto de violencia que Smith vio de parte de su padre mientras crecía, pero este incidente en particular, escribe, “ha definido quién soy hoy”. Su hermano se levantó de un salto, tratando de intervenir. Su hermana huyó, escondiéndose en su dormitorio. Will confiesa haberse congelado. Nunca habló de la violencia con su papá, quien defendió la carrera de su hijo hasta que murió, en 2016. “Mi padre me atormentaba. Y también fue uno de los hombres más increíbles que he conocido”, escribe, señalando también fue quien le inculcó su sentido de lealtad y perfeccionismo. “Fue una de las mayores bendiciones de mi vida y también una de mis mayores fuentes de dolor”.

Durante décadas, Will se ha visto a sí mismo como un cobarde. Su deseo de complacer a la gente, entretener a la multitud y hacernos reír a todos, explica, se basa, al menos en parte, en la creencia de que si mantenía a todos, a su padre, a sus compañeros de clase, a sus fans, sonriendo, ellos no lo atacarían con violencia ni a él ni a las personas que amaba. Si pudiera seguir enorgulleciendo a su madre a través de sus logros, razonó, tal vez ella perdonaría su inacción infantil. “Lo que has llegado a entender como ‘Will Smith’, el M.C. que aniquila alienígenas, la enorme estrella de cine, es en gran parte una construcción, un personaje cuidadosamente elaborado y perfeccionado, diseñado para protegerme a mí mismo”, escribe. Más tarde dice: “La comedia desactiva toda negatividad. Es imposible estar enojado, ser odioso o violento cuando estás doblado de la risa. Nunca hubiera podido decir estas cosas sobre mi padre golpeando a mi madre. Nunca hubiera podido hablar de eso mientras él estaba vivo”.

“La comedia desactiva toda negatividad. Es imposible estar enojado, ser odioso o violento cuando estás doblado de la risa. Nunca hubiera podido decir estas cosas sobre mi padre golpeando a mi madre. Nunca hubiera podido hablar de eso mientras él estaba vivo”. © Renell Medrano

El proceso de escritura fue difícil, en parte, porque el actor quería ser cauteloso acerca de los puntos en los que contar su propia historia se cruzaba con las historias de otros. Cuando terminó el primer borrador del manuscrito, convocó a las personas que se mencionaron de manera más prominente, principalmente familiares y amigos de toda la vida, en Miami. “Les leí a todos, todo lo que estaba diciendo sobre ellos”, me dijo Smith. “Tenía que conseguir que 25 personas vinieran a Miami y escucharan lo que estaba diciendo, porque sé que tendrán que vivir con eso para siempre”.

Esta reunión fue la primera vez que Will habló con su madre sobre las veces que su padre la golpeó. “Fue literalmente la primera vez que lo platicamos”, me confesó. “Ella nunca había escuchado mi percepción de lo que sucedió. Así que fue realmente catártico de alguna manera. Estuvo muy bien. Pero fueron un par de semanas brutales”.

El libro completa los detalles de su juventud: cómo pasó de hacer rap en el sótano de su amigo DJ Jazzy Jeff a que el dúo se convirtiera en los primeros artistas de hip-hop en ganar un Grammy; cómo gastó su dinero en autos y novias antes de pedir prestados unos miles de dólares a un narcotraficante local para pagar su mudanza a Los Ángeles, donde terminó audicionando para el papel protagónico en The Fresh Prince of Bel-Air en una fiesta en casa de Quincy Jones. Cómo explotó contra su primer amor, Tamika, después de que ella le fue infiel; cómo su primer matrimonio, con Sheree Zampino, terminó bajo el peso de su creciente ambición, con los papeles de divorcio entregados el día de San Valentín; y cómo sus celos de Tupac Shakur, un amigo cercano de la infancia de su segunda esposa, Jada, le impidieron hablar con el legendario rapero antes de su muerte.

Manson menciona que le dijo a Smith que “una de las condiciones para que esto funcione para mí, es que todo debe estar sobre la mesa. No podemos tener una persona de relaciones públicas que venga y diga: ‘No, ese capítulo debe irse’”. Will estuvo más que de acuerdo, recordó el escritor: “A lo largo del proceso, surgieron ciertas cosas, y él dijo: ‘Por qué no, vamos a ponerlo’. Me preocupaba que muchas cosas fueran a ser eliminadas. De hecho, él me sorprendió diciendo. ‘Sí, eso es un poco feo. Dejémoslo ahí’”.

Sin embargo, lo que el libro proporciona, más claramente, es una descripción detallada del esfuerzo deliberado de Smith por convertirse en la estrella de cine más grande del mundo. “Quería hacer lo que estaba haciendo Eddie Murphy. Quería que la gente sintiera cómo me sentí la primera vez que vi Star Wars”, escribe. “Quería ser Eddie Murphy en Star Wars“. La búsqueda comenzó con uno de sus primeros papeles, en Six Degrees of Separation de 1993. Para un rapero convertido en actor, fue un proyecto audaz: una obra de teatro cerebral convertida en una película, basada en una historia real, en la que el joven estafador gay que protagoniza Will engaña a una serie de neoyorquinos de la alta sociedad para que le brinden refugio convenciéndolos de que es el hijo de Sidney Poitier.

El actor quería ser cauteloso acerca de los puntos en los que contar su propia historia.

Lo que siguió fue una de las carreras de mayor éxito comercial en la historia del cine: las ocho películas consecutivas de Smith que recaudaron más de $100 millones cada una en la taquilla nacional son un récord, según The Hollywood Reporter. El némesis de Will durante años fue Tom Cruise, “la única persona que mantenía una carrera cinematográfica más allá de lo que podía imaginar”. Después de Bad Boys e Independence Day en 1995 y 1996, respectivamente, Steven Spielberg llamó, con la esperanza de incluir a Smith en un próximo proyecto sobre una fuerza policial secreta que trabaja para ocultar la existencia de extraterrestres. Smith se mostró escéptico, ya había hecho lo de la policía y lo de los extraterrestres. Pero Spielberg persistió y el proyecto resultante fue Men in Black, un pilar importante del canon cinematográfico de Will.

Sólo esos tres filmes en su carrera hicieron de él un atractivo de taquilla en todo el mundo y un tipo de estrella sin precedentes: un actor negro que era amado por el público blanco y global. Después de un par de fracasos relativos (Wild Wild West y The Legend of Bagger Vance), Smith dio su primer gran giro hacia temas serios, retratando una década de crecimiento, confusión y protesta en la vida de Muhammad Ali. “Es una actuación tan cruda y grandiosa como cualquiera que se pueda imaginar”, dijo el director Michael Mann, quien todavía recuerda una filmación nocturna en Chicago que se prolongó hasta las primeras horas de la mañana. Mientras los dos hombres estaban parados en la nieve, rodeados de autos de época y escaparates de tiendas, Will se volvió hacia Mann y le preguntó con seriedad: “¿Puedes creer que la gente realmente nos paga para hacer esto?”.

Después de las secuelas enormemente populares de Men in Black y Bad Boys, se diversificó hacia la ciencia ficción apocalíptica con I, Robot, coprotagonizada por Bridget Moynahan. En la escena más íntima de la película, Moynahan descubre por primera vez que el personaje de Smith es en parte un robot al inspeccionar metódicamente su brazo y pecho. “Nunca pude terminar la toma, después de la tercera costilla él comenzaba a reírse como una niña pequeña”, recordó. “Ese es su encanto”.

Unos años más tarde, cuando la relación de ella con Tom Brady terminó, solo para que ella se enterara pronto de que estaba embarazada de su hijo, lo que provocó un frenesí de la prensa, Will se acercó a su ex coprotagonista. “Fue la primera persona en levantar el teléfono y decir ven, hablemos”, me dijo Moynahan. “Y que alguien así hiciera espacio en su vida fue impresionante… Estoy segura que no soy la única. Él es ese tipo de persona”.

“Para eso es mi vida”, me explicó Smith unos días después de hablar con Bridget. Tanto sus padres como su abuela habían sido el tipo de personas a las que llamabas en tiempos de crisis. Por eso, es un papel que está ansioso por desempeñar para los demás. “Eso fue lo que pasó incluso con Tom [Cruise]. Tom y yo nos hicimos amigos en medio de sus dificultades públicas. En esos momentos es cuando quiero estar ahí. Si todo va bien, llama a otra persona. Llámame a mí cuando necesites ayuda. Me encanta. Me encanta ser la llamada de emergencia a las 2 a.m.”.

En busca de la felicidad

Smith emprendió un viaje para encontrarse a sí mismo y encontrar la felicidad © Renell Medrano

No sería muy exacto describir Will como un libro feliz. Es a su vez cómico e inspirador. Pero a pesar de que había obtenido todo lo que se había propuesto (un Grammy y fama mundial, una esposa hermosa y exitosa, hijos que son superestrellas), Smith todavía no estaba feliz. Sus películas no llegaban a las mismas cimas de las montañas que Independence Day y Men in Black. Y su incesante búsqueda del estrellato había dejado muchas de sus relaciones más cercanas golpeadas y magulladas. 

“A lo largo de los años, siempre llamaría a Denzel. Es un verdadero sabio. Él dijo: ‘Escucha. Tienes que pensar en ello como los 40 funky. Los 40 de todo el mundo son funky. Pero espera a que llegues a los 50’”, confiesa Will. “Él sólo me recomendó que tuviera paciencia con tus 40. Me detuve y dije: ‘Los 40 funky y los 50 de mandar todo al carajo’. Y eso es exactamente lo que sucedió. Simplemente se convirtieron en los años 50 de mandar todo al carajo, y me di la libertad de hacer lo que quisiera”. Muchas de esas cosas se detallan en el libro, y otras todavía las mantiene privadas. “Algunas cosas son para artículos de GQ y otras no”, me dijo.

Y así Smith emprendió un viaje para encontrarse a sí mismo y encontrar la felicidad. Alquiló una casa en Utah y se sentó en soledad durante 14 días. Viajó a Perú para más de una docena de rituales de ayahuasca, a pesar de que nunca había fumado marihuana y apenas bebía. (“Esta fue mi primera pequeña muestra de libertad”, escribe Smith sobre su primera experiencia. “En mis más de 50 años en este planeta, este es el sentimiento más grande e incomparable que he tenido”). Abrió un espectáculo de stand-up para Dave Chappelle. Comenzó a viajar sin seguridad por primera vez, apareciendo en países extranjeros y abriéndose camino entre las multitudes del aeropuerto sin compañía. “Me abrí totalmente a lo que, creo, fue una muestra fresca de los frutos de la experiencia humana”, me dijo.

Durante su primer encuentro con Michaela Boehm, una entrenadora de intimidad con la que pasó años trabajando, Smith confesó que, si pudiera tener algo en el mundo, querría un harén de novias. “¿Quiénes?, preguntó Boehm, insistiendo en que nombrara mujeres específicas a las que le gustaría invitar. Misty Copeland, respondió Smith. Y Halle Berry también. Durante el resto de la sesión, los dos investigaron a mujeres específicas que podrían completar su harén de aspiraciones. El plan era entonces comenzar a contactar a las mujeres.

“No sé dónde lo vi cuando era adolescente o algo, pero la idea de viajar con 20 mujeres que amaba y cuidaba y todo eso, me pareció una idea realmente genial”, me explicó Will riendo. “Y luego, después de que jugamos un poco, pensé: ‘Eso sería horrible’. ¿Te imaginas lo miserable que sería?. Lo que ella estaba haciendo era esencialmente limpiar mi mente, haciéndole saber que estaba bien ser yo y ser quien era. Estaba bien pensar que Halle es guapa. No me convierte en una mala persona que esté casado y crea que ella es hermosa. Mientras que en mi mente, en mi educación cristiana, incluso mis pensamientos eran pecados. Ese fue realmente el proceso por el que Michaela me ayudó para que me diera cuenta de que mis pensamientos no eran pecados e incluso actuar sobre un pensamiento impuro no me convertía en un mal ser humano”.

“ME ABRÍ TOTALMENTE A UNA MUESTRA FRESCA DE LOS FRUTOS DE LA EXPERIENCIA HUMANA”.

“La siguiente fase de mi vida será la más creativa y expansiva de toda mi vida y carrera”, Will Smith © Renell Medrano

La adopción relativamente tardía de la carrera de Smith por las redes sociales es otro experimento narrativo. Se ha convertido en una de las celebridades más populares de Internet, ofreciendo a los fans y seguidores un vistazo de él en el set, compartiendo memes extraños y grabando TikToks y videoclips diseñados específicamente para volverse virales. 

“Esa fue una de las cosas que aprendí con James Avery en Fresh Prince. James lo dejó muy claro, no eres un rapero famoso aquí”, recordó Will. “Si quieres tener éxito, es mejor que pruebes tu humildad en este trabajo. Nunca olvidé esa idea: cuando comienzas algo nuevo, prueba tu humildad con el trabajo”.

Comenzó a estudiar a Liza Koshy, quien había aprovechado su éxito en Vine y YouTube para obtener papeles de actuación, y quien le aconsejó al actor que dejara de intentar ser tan perfecto. Las redes sociales prosperan con la percepción de autenticidad. Estaba bien si cambiaba una línea o si su iluminación no era perfecta en un TikTok. Smith comenzó a grabar algunos de sus videos en su iPhone, en lugar de hacerlo con un equipo de cámara profesional. Se inspiró en Dwayne Johnson y Kevin Hart, quienes lo impresionaron con la forma en que compartían momentos detrás de escena de sus rodajes, algo que hubiera sido impensable en el Hollywood en el que Will había crecido. “Estaban haciendo cosas inauditas, publicando fotos del set. No puedes publicar imágenes de detrás de cámaras un año antes de que salga la cinta. Ah, no, sí que puedes”, recordó haber pensado. “Acabo de ver cómo incluyeron a la gente al proceso de una manera que pensé que no se te permitía hacer”.

Bright, la película de 2017 que Smith protagonizó para Netflix, fue la primera en usar su estudio de contenido, Westbrook Media, para producir para redes sociales desde el set. Después de pasar años entusiasmándose con guiones que el público podría no ver en la pantalla grande durante años (I Am Legend, por ejemplo, tardó más de 10 años en realizarse), había algo embriagador en grabar, editar y compartir un video con el público en cuestión de horas. “Cambió por completo la forma en la que interactuaba con el mundo y cómo interactuaba con mi vida creativa. Quería crear rápido y publicarlo”.

A veces consulta sus ideas para las publicaciones con sus hijos. Otras veces, cuando está de viaje, el equipo de Westbrook Media se comunica con influencers locales para organizar los Días del Creador, en los que se reúne con varios de ellos para hacer contenido. 

“Simplemente poder hacer cosas, sin que el objetivo tenga que ver con ser la estrella de cine más grande del mundo, volviendo a la sensación de hacer música en el sótano de la madre de [DJ Jazzy] Jeff. Fue divertido. Estábamos experimentando, intentando cosas diferentes. Eso es lo que me ha vuelto a pasar con las redes sociales”, asegura. “Es una forma tan poderosa de mantenerme en contacto con la gente y, creativamente, estar enterado de lo que está por suceder a continuación. La siguiente fase de mi vida será la más creativa y expansiva de toda mi vida y carrera”.

La incursión de Smith en las redes sociales también se produce en un momento en que él y Jada se han convertido en la pareja más transparente y vulnerable de Hollywood. Red Table Talk, el programa de Facebook presentado por Pinkett Smith, es lo más parecido que tiene la era digital al papel que alguna vez desempeñaron Oprah Winfrey y Dr. Phil en la televisión abierta: un lugar para conversaciones difíciles y confusas sobre el amor, el sexo, las drogas y todo lo demás, a menudo con su hija, Willow, y la madre de Jada, Adrienne Banfield-Norris. El propio Smith ha aparecido en el programa, sobre todo para una discusión franca sobre un periodo de no monogamia en su matrimonio. “La búsqueda de la verdad es la única forma de ser feliz en esta vida”, me dice Will. “Y llegamos al acuerdo de que la autenticidad era la liberación de las cadenas de la fama y el escrutinio público”. Cuando dices la verdad, concluyó la pareja, nunca tienes miedo a que te descubran.

Will y Jada

A medida que crecía el estrellato de Smith, su esposa se despertaba muchas mañanas llorando. © Renell Medrano

Mientras estábamos sentados en un remolque en la locación de Emancipation, con fuertes gotas de lluvia golpeando contra el techo de metal, Smith me hizo una pregunta. Yo era una de las primeras personas con las que había hablado, o al menos una de las únicas que no trabajaba para él, que había leído el borrador del manuscrito de su libro. Y entonces quiso saber lo que pensaba. Le dije la verdad: lo había disfrutado, pero me preguntaba cómo había decidido qué detalles de su matrimonio incluir y cuáles omitir.

A lo largo del borrador que leí, Will había dejado pistas que parecían apuntar hacia un sentimiento amargo relacionado con el matrimonio. Jada, escribe su esposo, no quería una ceremonia de boda tradicional, pero cedió ante su presión: “Este sería el primero de muchos compromisos que ella haría a lo largo de los años que dolorosamente negaban sus propios valores”. Tiempo más tarde, Smith la convenció de que se mudaran a un enorme complejo de 256 acres que ella estaba totalmente en contra de comprar. “Nada bueno proviene de gastar el dinero que tanto te costó en una ‘casa familiar’ que tu esposa no quiere”, escribe el histrión. “Estás dando un anticipo a la discordia y durante años estarás pagando una hipoteca de miseria. O peor”.

La dura realidad para quienes aman a un soñador es que todo queda en segundo lugar después del sueño. A medida que crecía el estrellato de Smith, su esposa se despertaba muchas mañanas llorando. En un momento, rechazó una oportunidad para que su banda abriera para Guns N’ Roses con el fin de que Will pudiera continuar filmando The Pursuit of Happiness. Las cosas llegaron a un punto de ruptura cuando Jada cumplió 40 años, en 2011. El actor había pasado tres años planeando una cena privada para familiares y amigos en Santa Fe, donde proyectó un documental que había encargado y que narraba la vida de Jada y rastreaba el linaje de su familia llegando hasta la esclavitud (y en el que localizó a un descendiente de la familia blanca que una vez fue dueña de los antepasados ​​de su esposa).

Cuando regresaron a la suite del hotel esa noche, ella estaba casi en silencio. “Esa fue la demostración de ego más repugnante que he visto en mi vida”, recuerda Smith que le dijo Jada. Los dos comenzaron a pelear tan fuerte que Willow, de 10 años, con quien compartían la suite, salió llorando con las manos tapándose los oídos, rogándoles que pararan. “Nuestro matrimonio no estaba funcionando”, escribe Will. “Ya no podíamos fingir. Ambos éramos miserables y claramente algo tenía que cambiar”.

“LAS LIBERTADES QUE NOS HEMOS DADO EL UNO AL OTRO Y EL APOYO INCONDICIONAL, PARA MÍ, ES LA MÁXIMA DEFINICIÓN DEL AMOR”.

— WILL SOBRE JADA

Y luego, un poco abruptamente, termina la narración del libro sobre Will y Jada. En la primera versión del manuscrito que leí, no se discutió ninguna relación externa, ni en su nombre ni en el de ella. Cuando le mencioné esto a Smith, me preguntó: “¿Te sentiste engañado?”. Mira, soy periodista. Ciertamente leí ese manuscrito listo para anotar todos y cada uno de los detalles sobre qué y con quién pudieron haber estado haciendo algo durante las partes más abiertas de su última década. Pero la realidad es que una buena parte de lo que falta se desarrolló en público. En algún momento, su relación dejó de ser monógama.

“Jada nunca creyó en el matrimonio convencional… Ella tenía familiares que tenían una relación poco convencional. Creció de una manera muy diferente a como yo crecí. Hubo importantes discusiones interminables sobre ¿qué es la perfección relacional? ¿Cuál es la forma perfecta de interactuar en pareja? Y durante la mayor parte de nuestra relación, la monogamia fue lo que elegimos, sin pensar en la monogamia como la única perfección relacional”, me dijo Smith. “Nos hemos dado confianza y libertad el uno al otro, con la convicción de que todo el mundo tiene que encontrar su propio camino. Y el matrimonio para nosotros no puede ser una prisión. Y no sugiero nuestro camino a nadie. No sugiero este camino para nadie. Pero las experiencias de las libertades que nos hemos dado y el apoyo incondicional, para mí, es la definición más completa del amor”.

Will se enfrentó a la posibilidad de incluir todas esas cosas en el libro, y estaba claro que la versión final podría verse diferente a la que vi. Pero finalmente decidió dejar fuera muchos de los detalles más personales. No había forma de relatar las partes que sucedieron después únicamente desde su propia perspectiva. No había forma de contar su historia sin contar la de los demás también. “Se sentía como si ese fuera un libro completo en sí mismo”, explicó Smith.

“El matrimonio para nosotros no puede ser una prisión. Y no sugiero nuestro camino a nadie”.© Renell Medrano

En julio de 2020, tras las revelaciones públicas de lo que Jada describiría como un “enredo” con el cantante de R&B August Alsina, se produjo un frenesí en los medios y Will y Jada se dirigieron a Red Table Talk para una discusión de 12 minutos sobre la dinámica de su relación. Esto no necesariamente aclaró las cosas. “El público tiene una narrativa impenetrable”, dijo Smith. “Una vez que el público decide algo, es difícil o imposible deshacerse de las imágenes, las ideas y las percepciones”.

Estaba claro que él tenía más que decir. Podía sentirlo frotándose contra el barandal que él y Jada habían establecido sobre lo que discutirían públicamente. Me dijo que hablaría con ella, pero cuando volvimos a charlar, unas semanas después, dijo que no estaba seguro de querer profundizar mucho más.

Durante décadas, Will Smith ha sido amable con todos los entrevistadores. Te da 90 minutos después de aceptar una hora. Y luego, cuando termina, sale para tomar fotos con cada fan, sonriendo para todos y cada uno.

Pero, ¿y Will? El verdadero Wil Smithl, no el personaje que ha estado interpretando para nuestro beneficio. Él sí puede decir que no a la selfie número 100 del día. Puede mantener algunas cosas en privado, incluso cuando sabe que su historia sería mejor con solo unos pocos detalles más. “La principal diferencia es que digo la verdad, incluso cuando a la gente no le gusta”, me dice. “Pero, Will Smith no”.


Wesley Lowery es un periodista ganador del Premio Pulitzer

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