La serie mexicana es una adaptación de la novela argentina de Claudia Piñeiro que, incluso a 18 años de su publicación, aborda temáticas que siguen vigentes.

POR: FERNANDA PÉREZ SÁNCHEZ

Las viudas de los jueves ha retomado relevancia nuevamente gracias a la adaptación mexicana que Netflix ha estrenado esta semana. Es una miniserie basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro que, si algo ha demostrado con este nuevo aire, es su atemporalidad. La escritora argentina publicó el libro en 2005, tuvo una adaptación en formato de largometraje en 2009 (dirigida por el argentino, Marcelo Piñeyro) y ahora, su versión de seis episodios de poco menos de 50 minutos de duración, recuerda la importancia de esta obra para la cultura latinoamericana.

La premisa de Las viudas de los jueves parece muy sencilla: la vida de unas mujeres pertenecientes la clase social más privilegiada del país, es sacudida cuando tres de los maridos del grupo de casadas mueren en un aparente accidente. Este hecho sirve para explorar que ninguna de las familias de Los Altos de las Cascadas –el complejo residencial donde viven– es perfecta, cada una esconde algunos de los comportamientos más inmorales de nuestra sociedad bajo una fachada tan bien cuidada como cada una de las enormes casas donde viven.

Una de las razones por las que la historia recibió tan buenas críticas en el momento de su publicación, y por la que sigue siendo ovacionada a 18 años de su lanzamiento, es el misterio que se entreteje en medio de una crítica social muy bien lograda, características que no se pierden en su adaptación mexicana. Como alguien que no suele engancharse con las series fácilmente, dice mucho que haya terminado de ver cada uno de los episodios en una sola tarde y tengo que decirlo: el final es uno de los mejores que he visto en series mexicanas últimamente.

Dicho esto, es preciso hacer énfasis en algunas claves narrativas y de trasfondo. Si quieres entender el desenlace de Las viudas de los jueves (alerta de spoilers), sigue leyendo.

¿Qué pasa en el final de Las viudas de los jueves?

A través de cada uno de sus capítulos, la serie nos presenta a las familias de Los Altos de las Cascadas. La historia inicia con la familia Scaglia, compuesta por Tano (Omar Chaparro) y Teresa (Irene Azuela), quienes desean mantener las apariencias a toda costa, incluso después de que Tano pierde su trabajo en una aseguradora.

Es entonces cuando Alfredo, uno de los vecinos del residencial y compañero de golf de Tano, le insinúa que la única manera de proteger el porvenir de su familia es contratando una póliza de seguro que su esposa pueda cobrar cuando él muera. Aunque en un inicio se muestra perturbado ante la propuesta, hace todos los preparativos para que su muerte parezca un accidente, sin embargo, no lo hace solo.

Las historias de las otras familias se entrelazan para llegar al momento en el que Gustavo (Alfonso Bassave) y Martín (Pablo Cruz) deciden quitarse la vida a la par de Tano. Cada uno tiene sus motivaciones: a Gustavo lo mueve una profunda culpa luego de que su esposa, Carla (Sofía Sisniega), huye de casa cuando él la golpea tras un ataque de celos; Martín desea proteger la economía de su familia y evitar que se vayan de Los Altos de las Cascadas cuando fracasa su campaña para ser gobernador del estado y pierde todos sus recursos. La única excepción en esta calculadora dinámica es Ronie (Juan Pablo Medina), quien a pesar de atravesar por problemas de depresión luego de quedarse sin empleo, se rehúsa a participar en la propuesta de Tano.

Lo que ninguno sabe es que están siendo observados por Ramona y Juandi, los hijos de Mariana (Zuria Vega) y Mavi (Cassandra Ciangherotti). Ellos graban el momento en el que Tano, Gustavo y Martín mueren electrocutados y, durante su funeral, deciden enviar el video al grupo de WhatsApp que comparten ‘Las Viudas’, como se les conoce en las residencias.

¿Cuál es el significado del final de Las viudas de los jueves?

Las viudas de los jueves es una historia que comienza donde termina. Desde el principio se sabe que el plan de Tano funcionó y, en el final, se da a conocer que las consecuencias para cada una de las familias se encuentran más en su mundo emocional, pues a todas les conviene que su fachada siga funcionando exactamente igual que siempre, así que Los Altos de las Cascadas, los habitantes ‘seguirán haciendo lo que mejor saben hacer: pretender’.

La historia de Claudia Piñeiro no desea aleccionar moralmente a cada uno de sus personajes, de hecho, se mueve en dirección opuesta, con una contundente crítica social hacia los sectores más privilegiados. La escritora creó la novela con una situación límite como clímax de la narrativa, pero dentro del contexto histórico de lo que ocurrió en Argentina tras la crisis económica de 2001. ‘Estos personajes se construyeron como personas a partir de lo que tienen, son el auto que tienen, la casa que tienen, la ropa que usan, la marca del reloj que usan, la mujer que tienen también en algunos casos. Cuando la crisis económica de 2001 dejó a esta gente sin ese dinero, se deconstruyen como personas’, explicó Piñeiro sobre su novela, durante una ponencia en la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey en 2013.

Aunque han pasado más de dos décadas de aquel suceso, el relato de la escritora sigue vigente y es posible realizar una adaptación verosímil en un país como México, donde se viene hablando de una recesión económica desde hace tiempo; donde siguen latentes otras temáticas abordadas en la serie como el racismo, clasismo, violencia de género y masculinidad tóxica. ‘La historia puede quedarse prácticamente igual y es nada más cambiar el país donde se desenvuelve, porque la realidad no ha cambiado y creo que muchos países de Latinoamérica tienen esos mismos problemas’, dijo Sofía Sisniega para Vogue México.

Por eso sigue se siente tan actual esta novela argentina, y por eso su final incómodo es tan acertado. Y es que si bien nos encontramos en un momento en el que se valora la idea de una utópica sociedad progresista, no sabemos qué pasa a puertas cerradas de lugares como Los Altos de las Cascadas, un sitio de ficción que no cuesta trabajo creer que existe alzándose en las periferias de la ciudad.