Padre pide ayuda para repatriar los cuerpos de sus hijos asesinados

El gore en su máxima expresión, que nos determina que los films de Spasojević o de Fincher se le quedan cortos a esta ciudad.


Son los tiempos “normales” de la violencia en Tijuana. Otro año que, casi a punto de concluir, se aproxima a las 2 mil ejecuciones. Cifra que pareciera ser un “orgullo” para las autoridades de todos los niveles, al no sobrepasar las 2500 muertes violentas de 2018 (el, hasta ahora, año más cruento en la historia de la ciudad), presumiéndolo con grises y burocráticas gráficas de Excel.

“Un 85 por ciento de los asesinatos que ocurren son derivados por pugnas entre narcomenudistas”, resuena desde hace años en la mente de periodistas, lectores y sociedad en general, cuando se replica fonéticamente ese machote, a través de declaraciones de las autoridades de Justicia en cualquier conferencia o entrevista banquetera, cual si fuera un loop infinito.

Y es que el mexicano, y el tijuanense en específico, parece que ha perdido esa capacidad de asombro, ésa en que la violencia es parte de nuestras rutinas desde nuestro despertar, al conectarnos, rápidamente, a redes sociales apenas y abrimos los ojos y enterarnos de hechos que hace 20 años eran inimaginables. O si pasaban, no éramos cómplices de esas escenas.

Cómo olvidar casos como el de la joven rusa Anastasia, que fue señalada de haber mutilado a su madre y pequeña hermana, que dan para narrar eventos que solidifican medios informativos y encumbran o entierran carreras políticas, derivado de esa sed de violencia de la sociedad, en contubernio con la fotomecánica.

El gore en su máxima expresión, que nos determina que los films de Spasojević o de Fincher se le quedan cortos a esta ciudad, adaptando, tal vez,  aquello que Luis Buñuel  le dijo a Carlos Fuentes, acerca del cine, pero ahora proyectadas (y parafraseando) en el pixel de la violencia: “la realización cumbre de la fotografía de la violencia, se dará cuando usted o yo, podamos tener en nuestras manos una imagen, verla, cerrar los ojos y poder olerla, y entonces sí, viajar al escenario donde fueron asesinados”. En fin, sólo cavilaciones.

Pero qué va, hay quienes culpan a esas mismas redes sociales, otros a las narcoseries, unos pocos a los videojuegos, y así hasta sacar una lista de culpables que, hasta para suavizar la decadencia y sordidez, varios funcionarios con sus marcados eufemismos exportados del primer semestre de sociología llaman “descomposición de tejido social”.

Así van las jornadas en Tijuana, con reportes diarios de la Fiscalía de 5, 7, 8, 12 o más ejecutados. Lo “normal”, como lo ocurrido el pasado viernes en la colonia Nuevo Aurora, donde una familia de cinco personas, tres de ellos aún infantes, fueron masacrados. Las razones nadie las sabe, las autoridades aún no dicen nada…y los familiares de las víctimas esperando, para poder repatriar los cuerpos y llevarlos hasta Fresno, California, el lugar de donde eran originarios.

NO DESCANSARÉ HASTA QUE VUELVAN A CASA

El camino que apenas inicia parece ser por demás tortuoso para Víctor Morales, quien es el padre de dos de los niños asesinados el pasado 3 de diciembre en la colonia La Nueva Aurora, Andrew de 9 años, y Anamarie de 8, son los hijos que tuvo junto Jazmen de 26, quien fue ultimada a tiros en el mismo evento junto a Gerardo, de 30, quien era su actual pareja y padre de su hija Sophia, de 4 años, también asesinada.

Morales vive en Fresno, California y junto a familiares y amigos se encuentran recaudando fondos para recuperar los cuerpos y trasladarlos a Estados Unidos y que sean enterrados.

Sin embargo, la situación es complicada y los gastos lo rebasan. Por ello, y como parte del plan recaudatorio, han creado una cuenta de GoFundMe, portal electrónico con el cual miembros de la sociedad pueden dar donativos económicos; la cantidad meta a recaudar es de 30 mil dólares.

“Mi primera prioridad en este momento es poder llevar sus cuerpos a casa. Queremos a mis hijos en casa. Pero no se puede simplemente traer los cuerpos de un país a otro. Hay pasos, hay muchos pasos que tenemos que tomar”, dijo Morales a una televisora de California.

Morales señaló que sus hijos prácticamente vivían en México y que mantenía contacto con ellos principalmente por teléfono, dijo que por el momento las autoridades no le han dado detalles de la investigación, donde sus hijos fueron asesinados con un fusil de asalto calibre .223 en una casa ubicada en la Privada Luna de la colonia La Nueva Aurora.

Jazmen y Gerardo.

La hermana de Gerardo es quien ha dado de alta la cuenta en el portal de donaciones, otros amigos de ellos también han anunciado en redes sociales la venta de comida y otras actividades para recaudar fondos.

Morales hizo una ofrenda a las afueras de su casa en Fresno, donde rinde homenaje a las cinco víctimas, especialmente a los niños.

Video cortesía para Aldea 84, de Fox 26 News

“Estos muñequitos representan bebés, niños, niños inocentes que no merecieron perder la vida por la violencia”, dijo Morales.

También dijo que no puede descansar hasta que sus seres queridos lleguen a casa y estén en paz, dejando un inicio de camino largo, complicado y contradictorio, ése del cual el pasado viernes se enteró al llegar a sus redes sociales un video en vivo en el que se daba la información del infortunado acto, justamente a través de las redes sociales.

SIN POSTURA OFICIAL

En lo que respecta a las autoridades, y tras pasados cinco días de los hechos antes mencionados, aún no se ha convocado a una rueda de prensa, situación que pareciera ser parte de un protocolo ante una tragedia de esta magnitud, tal y como ocurrió el pasado agosto, cuando un norteamericano viajó hasta Rosarito, Baja California, para asesinar a sus dos hijos, desembocando, a la brevedad, en que la Fiscalía realizara una conferencia.

Tal vez ocupados más por la situación mediática que atiende a los ires y venires de la política e instituciones, el de la la masacre en la colonia Nueva Aurora, pareciera ser un caso más que sólo engrosan las cifras de los casi 2 mil ejecutados en lo que va del año.

“Lamentamos profundamente este tipo de acciones. Atendimos los reclamos de las familias bajacalifornianas y creamos la Secretaría de Seguridad, que todavía no entra en vigor, hasta el próximo 1 de enero. Pero esta es una de las primeras acciones, en las calles justamente las estamos haciendo, precisamente, para crear una estrategia coordinada y no nada más aventar la bolita a otra instancia que no compete al ejecutivo estatal”, dijo apenas el pasado lunes la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar, al ser abordada para conocer su postura sobre ese caso y otros hechos violentos, así como para saber de su plan trabajo con relación a la seguridad del Estado.

“Nosotros estamos trabajando con las instancias competentes en esta materia, seguimos buscando generando acciones como la firma de convenios de la rehabilitación totalmente gratuita, ahorita empezamos con jóvenes menores de edad, combatiendo las adiciones, que son parte de lo que han generado este pleito por las esquinas, el narcomenudeo, en muchos casos (…) para fomentar una cultura de paz”, agregó.

Y por su parte, en una Fiscalía que se encontraba más preocupada y ocupada por las intrigas de la RealPolitik, en la realidad, en la que no existe ninguna Alegoría de la caverna de Platón,  el olvido parece ser apenas el comienzo del camino, ese que inició entre estruendos, miedo, llanto sangre y dolor en el 7014 calle De La Luna.

LOS CONOCÍAN

Poco después de la publicación de este texto, el periodista Said Betanzos público en su sitio informativo las declaraciones del Fiscal Central de Baja California, Hiram Sánchez Zamora, quien detalló que por la forma en que sucedieron los hechos “el homicida es conocido de las víctimas”.

“Una línea de investigación es que alguien conocido (los asesinó) porque no forzaron la entrada, le permitieron el acceso a la vivienda” se lee en la página del comunicador, atribuyéndose la frase al funcionario estatal.

Al igual, se hace mención que por ser los niños y la madre estadounidenses, es que el gobierno de ese país colabora en las investigaciones.

De igual manera, se destacó que el arma usada no tiene registro en Tijuana de haber sido utilizada en algún otro ilícito.

Aldea84
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