El ‘sentido de urgencia’ de los Rolling Stones

“Hackney Diamonds”, el nuevo disco de la banda que se lanzará el 20 de octubre, es al mismo tiempo una nueva explosión y una recapitulación.



Por Jon Pareles

En 2022, 17 años después de que los Rolling Stones lanzaran su álbum más reciente de canciones originales, Mick Jagger decidió que la banda había titubeado y procrastinado lo suficiente. Las sesiones habían ido y venido, y las canciones inacabadas se acumulaban. Charlie Watts, el baterista de toda la vida y piedra angular rítmica de la banda, había fallecido en 2021, pero la banda siguió de gira, sin material nuevo.

“Nadie cumplía el papel de capataz”, recordó Jagger. “Nadie decía: ‘Esta es la fecha límite’”. Así que el cantante hizo precisamente eso. El resultado es Hackney Diamonds, una colección ruidosa, arisca e irredenta de nuevas canciones de una banda que se niega a suavizarse con la edad.

Para el nuevo disco, la asociación compositora, en ocasiones conflictiva, entre Jagger y Keith Richards encontró una manera de realinearse. Cerca del final de las sesiones, incluso lograron terminar de escribir una canción, “Driving Me Too Hard”, juntos en una habitación, como lo habían hecho en sus primeros años.

“Somos una dupla rara”, dijo Richards en una entrevista en video desde la oficina de su mánager en la ciudad de Nueva York, rodeado de mercadería y recuerdos de los Rolling Stones. Su cabello gris estaba recogido con una banda para la cabeza y la portada enmarcada del álbum de 1981, Tattoo You, con el rostro tatuado de Jagger, colgaba sobre él. “Lo amo con todo mi corazón y él a mí, y dejémoslo hasta ahí”.

Al grabar el nuevo disco, la banda recuperó “un sentido de urgencia”, dijo Jagger.

Hackney Diamonds, que se lanzará el 20 de octubre, es al mismo tiempo una nueva explosión y una recapitulación. Profundiza en el estilo característico de los Stones: riffs de guitarra vigorosos, la voz orgullosamente destemplada de Jagger, fundamentos de blues y la interacción de una guitarra siempre improvisada.

“Ya sabes, es así, pero tal vez podría ir de otra manera”, explicó Richards. “Sin la improvisación, no sería nada en primer lugar. Me refiero a que no hay reglas para el rock ‘n’ roll. Es la razón por la que existe”.

En las nuevas canciones de la banda, Jagger canta sobre la frustración, el anhelo, el escape, la resistencia y la trascendencia. “Angry”, el tema que abre el disco, se mueve entre la conciliación y la exasperación. El tema medio punk “Bite My Head Off” —en el que Paul McCartney toca un bajo distorsionado y punzante— es una reacción contra los intentos de alguien de controlarlo todo. Y la melancólica y algo country “Depending on You” lamenta un romance perdido: “Yo hacía el amor pero tú tenías otros planes”, canta Jagger.

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Sin remordimiento alguno, las canciones son orgánicas y están tocadas a mano, no están cuantificadas en una computadora; aceleran y desaceleran con pulso humano. El álbum honra el estatus legendario de la banda, con apariciones especiales de McCartney, Stevie Wonder, Lady Gaga y Elton John.

Jagger se burló de la idea de que los Rolling Stones son una institución. “Es solo una banda”, afirmó.

Pero Ronnie Wood, el guitarrista que se unió en 1975, valora las seis décadas de continuidad de la banda. “Eso ha sido lo mío todos estos años, mantener mi institución en funcionamiento”, afirmó en una entrevista en video desde su departamento en Barcelona, España. “Cuando Mick y Keith se peleaban, hacía todo lo posible para que se reconciliaran, o al menos que hablaran y que los motores volvieran a rugir”.

El título del disco proviene de la jerga londinense. Hackney es un municipio del este de Londres que durante mucho tiempo tuvo una mala reputación, aunque últimamente se ha vuelto más sofisticado. Wood explicó que los “diamantes de Hackney” son fragmentos de vidrios rotos de los parabrisas de los automóviles después de que los robos los dejan, en una palabra, destrozados.

“Muchas de las canciones del álbum tienen esa explosión”, señaló Wood. “Este es un álbum que realmente te grita en la cara”.

Durante la creación del disco, la banda recuperó “un sentido de urgencia”, aseguró Jagger en una entrevista en video desde París, con pinturas de elegantes nobles franceses en la pared detrás de él. Por supuesto, los antiguos miembros de los Rolling Stones —Jagger, de 80 años, Richards, de 79 y Wood, de 76— no se estaban volviendo más jóvenes.

“Le dije a Keith: ‘Si no nos ponemos una fecha límite, nunca vamos a terminar este disco’”, contó Jagger. “Entonces dije: ‘La fecha límite es el Día de San Valentín de 2023. Y luego vamos a salir de gira para promocionarlo’. Eso es lo que solíamos hacer antes. Sabes, tienes que terminar Exile on Main Street porque tienes una gira planificada”.

Incluso sin discos nuevos, los Stones siguieron girando en las décadas de 2010 y 2020. La banda había ido a los estudios de vez en cuando para empezar a escribir canciones, pero nunca las terminaban. Al mismo tiempo, Jagger y Richards habían acumulado cada uno bastante material nuevo en varias etapas, escrito por separado pero a la espera de los toques colaborativos de la banda.

Jagger contó que también se había dado cuenta de que “necesitábamos involucrar a alguien que pudiera sacar el látigo”.

Ese alguien fue Andrew Watt, quien ganó un Grammy como productor del año en 2021. Watt, de 32 años, ha creado éxitos pop con Miley Cyrus y Justin Bieber y ha revolucionado álbumes de etapa final de la carrera de Ozzy Osbourne e Iggy Pop. Además, Watt es guitarrista y fanático de los Rolling Stones y ha estudiado todos los temas del catálogo de la banda.

Richards llamó al baterista Charlie Watts “uno de los tipos más cordiales que conocí, muy tolerante con los demás”.

Como productor, estuvo “orientado a los resultados”, dijo Watt. “Yo era el recién llegado. Así que no tenía todo el bagaje que viene con una banda que ha trabajado junta por más de 60 años. Hay mucha historia entre todas las personas en la sala, especialmente entre Mick y Keith. Así que la única manera que se me ocurrió de navegar mejor esas aguas fue moverme con rapidez”.

Después de años de sesiones inconclusas y de dudas acomplejadas, los Stones crearon Hackney Diamonds en lo que Richards llamó “una guerra relámpago”: en cuestión de meses en lugar de años.

“Trabajamos rápido, pero esa era la idea”, dijo, y agregó, riendo: “Aún me estoy recuperando”.

El ajustado calendario de grabación hizo a un lado las dudas, afirmó Jagger. “Nos gusta hacer cuatro o cinco tomas. Decimos, ‘OK’ y seguimos adelante”, relató. “Así que nadie tuvo tiempo de pensar en realidad: ‘Bueno, ¿es esta una buena canción? ¿Deberíamos haber grabado esta canción?’, porque me vuelvo introspectivo, ya sabes. ¿Es esta canción tan buena como la otra? ¿Es esta canción similar a otra que ya hice? Puedes descubrirlo luego. Sigamos avanzando”.

En las sesiones de grabación, Watt fue un oyente entusiasta y crítico. El disco se realizó en París, Nueva York, las Bahamas, Londres y, principalmente, Los Ángeles, un imán conveniente para las estrellas invitadas del álbum. Todos los días, en el estudio, Watt usaba camisetas de giras de los shows de los Stones y sus bandas alternativas como X-Pensive Winos de Richards y New Barbarians de Wood. También adquirió equipos antiguos. Una guitarra de plexiglás transparente Dan Armstrong, como la que Richards había tocado en “Midnight Rambler”, entrega el riff cáustico de “Whole Wide World”, mientras Jagger canta sobre cómo dejar atrás las malas opciones y declara: “Crees que la fiesta ha terminado / cuando apenas ha comenzado”.

Para los miembros de la banda, la parte más crucial del sonido de los Rolling Stones es lo que Richards llama “el trenzado”: la interacción siempre cambiante y espontánea entre los instrumentos, particularmente las guitarras. La banda grabó el núcleo de la mayoría de las canciones juntos en el estudio, interactuando entre ellos tal como lo harían sobre el escenario. Para casi todas las pistas, Watt colocó las guitarras de Richards a la izquierda y las de Wood a la derecha, lo opuesto a lo que vería un público de un concierto, pero la forma en que la banda se escucharía a sí misma en el escenario. “Quería que sonara enorme”, dijo. “Porque son legendarios. Son los [improperio] Stones. Cuando escuches este disco deberías imaginarte a los Stones tocando en un estadio, porque eso es lo que son”.

Wood, que comparte la maraña de cables de guitarra con Richards y Jagger, dijo: “Una vez que la banda se reúne y esa magia comienza a fluir, ¿quién sabe hasta dónde podría llegar?”.

Se pospuso una gira, retrasada por las demoras en la fabricación de los vinilos y por los estadios que ya estaban reservados para las giras de Beyoncé y Taylor Swift. Pero el álbum se completó; de hecho, ya para el 14 de febrero estaba grabado, aunque no completamente mezclado.

Jagger dijo: “Creo que nos llevamos muy bien en este disco. Por supuesto que tenemos desacuerdos sobre cómo deberían ser las cosas, pero creo que eso es bastante normal. A veces siento que Keith piensa que me gusta todo demasiado rápido. Pero sé lo rápidos que deberían ser, porque soy una persona totalmente orientada al ritmo”.

También lo es Richards. “El ritmo es lo más importante en tu maldita vida”, aseguró Richards. “Mucho de lo que escuchas no es lo que escuchas, es lo que sientes. Y eso es una cuestión de ritmo”.

El ritmo de los Stones se fundó en Watts, quien falleció a los 80 años. “Habría habido unos Rolling Stones sin Charlie Watts, pero sin Charlie Watts no habrían existido Los Rolling Stones”, afirmó Richards. “Fue uno de los tipos más cordiales que conocí, muy tolerante con los demás. En realidad, evitó que yo asesinara a algunas personas. Ahorita que pensé en su nombre, comencé a sollozar. Gracias por hacerme llorar”.

El último álbum completo de Watts con la banda fue Blue & Lonesome, un conjunto de versiones de blues, en 2016. Pero la batería de Watts, de sesiones con el productor anterior de los Stones, Don Was, impulsa dos canciones de Hackney Diamonds. Una de ellas, “Live by the Sword”, también incluye al bajista original retirado de los Stones, Bill Wyman, y un piano honky tonk a dos puños de Elton John.

“Una vez que la banda se reúne y esa magia comienza a fluir, ¿quién sabe hasta dónde podría llegar?”, dijo Wood.

Cuando los problemas de salud de Watts impidieron que siguiera tocando, los Rolling Stones continuaron la gira con un nuevo baterista: Steve Jordan, que Watts le había recomendado a Richards en la década de 1980, cuando Richards fundó X-Pensive Winos.

“Charlie era como un espectáculo de fuegos artificiales y Steve es como un tren”, dijo Wood. “Con el fallecimiento de Charlie y el testigo entregado a Steve Jordan por parte de Charlie, fue un momento muy especial. Estábamos ensayando en Boston cuando Charlie falleció. Estábamos ensayando cuando nos enteramos, y teníamos un día libre. Entonces pensamos: Charlie no querría que nos quedáramos sentados ahí todos deprimidos. Así que volvimos de inmediato al trabajo y continuamos, mantuvimos la llama encendida”.

Para los Rolling Stones, Hackney Diamonds es el comienzo de la siguiente fase de la banda. “Luego de que Charlie nos dejara, creo que necesitábamos dejar una nueva huella con Steve”, dijo Richards. “Era importante reiniciar la banda”.

Jagger afirmó: “No creo que este sea el último disco de los Rolling Stones. Ya tenemos listas casi tres cuartas partes del siguiente”.

Sin embargo, el último grupo de canciones de Hackney Diamonds insinúa una historia alternativa. Richards es el vocalista principal en “Tell Me Straight”, una balada introspectiva de voz cansada que contempla finales. “Necesito una respuesta /¿Cuánto tiempo puede durar esto?”, canta Richards. “No me hagas esperar /¿Está todo mi futuro en mi pasado?”.

Le sigue “Sweet Sounds of Heaven”, una canción cargada de gospel sobre la música como salvación, avivada por Stevie Wonder en los teclados. “Déjennos cantar, déjennos gritar / déjennos levantarnos orgullosos / Dejen que los viejos todavía crean que son jóvenes”, cantan Jagger y una exuberante Lady Gaga, empujándose mutuamente hasta una cima y luego, tras una pausa, reiniciando el ritmo como una improvisación de estudio que llega aún más alto: un clímax extático para el álbum.

Pero entonces viene un epílogo: un dúo Jagger-Richards sobre el blues de Muddy Waters que dio nombre a la banda: “Rolling Stone Blues”. Es sólo la voz y la armónica de Jagger y la guitarra de Richards, sin adornos en tiempo real, regresando al amor por el blues que los unió cuando eran adolescentes. Podría ser una posdata o una reafirmación de su carrera.

“Hubo seis tomas en total”, contó Watt. “La que está en el disco es la cuarta. Y a medida que avanzaban cada toma, se fueron acercando cada vez más. Más y más cerca”.

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