Su agresor tuvo tiempo para hacerlo tranquilamente, y lo hizo desde poca distancia, con rabia y coraje, sin contemplaciones haciendo que el cuerpo de Lidia quedara en la entrada de su domicilio.
TIJUANA.- Apenas y caían algunas gotas de agua del cielo en la ciudad. Parecía que las nubes, algo celosas, no querían desprenderse de toda la que cargaban. La dejaban ir de poquito en poquito, como si aún no fuera el momento ideal.
Entonces, el ruido de esas gotas chocando con los techos, las maderas y el cemento, mezclado con el petricor que sueltan los caminos vecinales o algunos patios llenos de tierra, se perdió por completo entre el violento y seco tronido de una pistola que fue accionada 10 veces.
El reloj marcaba que se había llegado a las 8 de la noche, cuando el estruendo que dejó el arma avisaba que algo no estaba bien.
Y claro que las cosas no estaban bien, porque ese ruido venía justamente de la pistola que le quitó la vida a Lidia, quien sin poder poner ni siquiera resistencia, fue impactada con 10 balazos en su cabeza.
Su agresor tuvo tiempo para hacerlo tranquilamente, y lo hizo desde poca distancia, con rabia y coraje, sin contemplaciones, haciendo que el cuerpo de Lidia quedara en la entrada de su domicilio, situado en la calle Marcelo Fraygoza Ambriz, a un costado del lote 11 Manzana 5 de la colonia Generación 2000, en los rumbos de la subdelegación de La Presa.
Más tarde se dio la información oficial, Lidia tenía apellido, y es una más de las mujeres asesinadas cruelmente durante este año en Tijuana. Lidia Ledesma Copca tenía 45 años de edad.
El caso, donde no hay ningún detenido, quedó bajo investigación de la Agencia Estatal de Investigación, siendo otro más de los 1631 crímenes violentos que ocurren en Tijuana en el presente año.
Al final, el cuerpo de Lidia fue subido a una camioneta del Servicio Médico Forense, la lluvia la despedía, en ese momento las nubes decidieron que era el momento de que comenzaran a caer las gotas de forma más violenta.
