Deberíamos ir a un acuerdo de transición, pero de todos modos la elección de jueces se hará, asegura.
Con 40 años en el activismo político, Gerardo Fernández Noroña encabeza, por primera vez, la presidencia del Senado de la República, a la que nunca imaginó que podría acceder.
Al polémico político le tocó la responsabilidad, cuando la 4T, con su mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso, aprobó la reforma judicial, que establece la elección popular de juzgadores.
En entrevista con EL UNIVERSAL, advierte que la actitud del Poder Judicial, de dar entrada a recursos y amparos sin tener atribuciones, es una clara provocación.
“Si ellos (la Corte) se atreviesen a decir que es inconstitucional la Constitución, iríamos a un conflicto de dimensiones mayúsculas”.
El presidente del Senado propone un acuerdo con el Poder Judicial y lograr una transición tersa, aunque, la experiencia muestra que ese poder “no cumple su palabra”, dice.
¿Cuántos años tiene ya en la lucha social?
—Muchos, ya deberían darme mi pensión, 40 años por lo menos. Fui presidente de la Sociedad de Alumnos en la preparatoria, fui representante de mi carrera y en realidad el primer movimiento importante en el que participé fue en la colonia en que yo vivía. Fui dirigente primero de esa colonia y luego de las siete unidades habitacionales del IMSS a los 23 años. Entonces llevo mucho tiempo, y la participación política partidaria la hice hasta 88, cuando el rompimiento de la Corriente Democrática del PRI. Fui fundador del PRD como uno más, cuando tenía 29 años, fui dirigente del PRD en el Estado de México a los 32 años, y no fui fundador de Morena, yo renuncié al PRD con mucho dolor en noviembre de 2008, cuando no reconocieron el triunfo de Alejandro Encinas Rodríguez.
¿Cómo se define en la geografía política? Usted Nunca milintó en el PRI.
—No, nunca, yo soy un hombre de izquierda de toda la vida. Yo respeto el origen de la gente, como el compañero [ex] presidente López Obrador, que viniendo del PRI es un revolucionario extraordinario. Yo siempre estuve en la izquierda, la verdad es que yo no tenía formación política. En mi casa, mi abuela era una mujer muy humana, muy creyente, muy católica tradicional, muy solidaria, pero teníamos los prejuicios de cualquier hijo, hija del pueblo. A mí me cambió la universidad, yo estudié en la UAM y me burlo, les digo que de cada cuatro materias, cinco eran de marxismo. Entonces tengo una formación universitaria, académica, cabronamente sólida. Estudiamos historia, filosofía, mucho marxismo, todas las corrientes del pensamiento marxista, historia de Latinoamérica, historia de México, historia de Occidente, y la verdad es que tuve una formación muy sólida, muy consistente y eso me ancló claramente a la izquierda sin ninguna duda.
Siendo secretario de Seguridad Genaro García Luna, usted lo acusó de estar vinculado al narco.
—A García Luna, los tres años que compareció, yo le dije en su cara que estaba vinculado a El Chapo, que era un criminal peligroso, que iba a acabar en la cárcel y decían que yo le faltaba al respeto, decían que yo era una bestia peluda, eran momentos muy difíciles. En las comparecencias lo traje frito.
En su reciente visita a Los Ángeles, la gente le gritaba ¡presidente, presidente!
— En la reunión de la Jucopo, el PAN quería un extrañamiento contra mí porque “está utilizando la presidencia del Senado para hacer campaña, le gritan presidente, presidente”. ¿Qué quieres que les diga, que no me griten? Ahora sí que eso, ¿yo qué? Sí les digo en todos lados, la presidenta es la compañera Claudia Sheinbaum Pardo. Todavía no cumple ni un mes, falta mucho, ojalá esté vivo, de entrada, ya tengo una edad, tengo 64 años, pero lo fundamental es sacar la tarea, es respaldar con todo a nuestra compañera Presidenta. Falta mucho y nosotros tenemos que cuidar mucho la unidad, que es el reto de nuestro movimiento, no debemos fracturarnos.
¿Cómo ve el conflicto por la reforma judicial?
—El Poder Judicial pretende erigirse por encima del Poder Legislativo, del Poder Ejecutivo y del soberano, que es el pueblo, es el colmo de la arrogancia. En realidad, lo que ellos se niegan es a que se elija por el voto universal, secreto y directo a las personas juzgadoras. Ese es todo el tema, lo demás es gritería, distracción, ese es el corazón de la discusión y ellos asumiéndose juez y parte.
Si tuvieran un poquito de seriedad se habrían recusado y no podían resolver sobre un tema donde ellos tienen una posición beligerante, no contraria, beligerante, en contra de los cambios que hicimos a la Constitución en materia de reforma judicial.
¿Hay alguna protección frente a un gobierno que llegara a romper el marco constitucional?
—Sí lo hay, el artículo 136 de la Constitución se llama “de la inviolabilidad de la Constitución” y dice ese artículo que si llegase un gobierno contrario al marco constitucional, todo lo que haga no vale. Y lo dice de manera hermosísima, que una vez que el pueblo recupere su libertad, la Constitución volverá a valer y ese gobierno y quienes colaboraron con él, serán juzgados.
Ese artículo deberíamos aplicarlo a los gobiernos neoliberales y no aplica para el caso nuestro, pero si el pueblo nos depusiera y dijera que lo que hemos hecho ha sido contrario al marco constitucional seríamos juzgados y sentenciados.
¿Qué va a pasar si la Suprema Corte de Justicia falla sobre las controversias en contra de lo que se ha aprobado?
— Yo soy un convencido de que deberíamos construir un acuerdo de transición, porque además este Poder Judicial, tal cual, se va una parte hasta septiembre de 2025, la Suprema Corte enterita, se va en septiembre de 2025, eso no quiere decir que sus actuales integrantes no pueden ser elegidos por el pueblo para un nuevo periodo, sí pueden, tienen pase directo, eso no se ha dicho mucho, todas las actuales personas tienen pase directo a la elección.
Si ellos se atreviesen a decir que es inconstitucional la Constitución, pues iríamos a un conflicto de dimensiones mayúsculas y les voy a decir, de todos modos la elección de las personas juzgadoras se va a hacer, y reitero, deberíamos construir un acuerdo de transición, pero el acuerdo de transición no pasa porque transijamos en lo que es un mandato popular del 2 de junio de este año, a mí me parece que por ahí debemos ir.
Que se entienda que este escenario en el que estamos, sobre todo si va hacia una colisión, no le conviene a nadie, nadie sale beneficiado en un escenario de esa naturaleza, ni el país, ni el movimiento, ni el Poder Judicial, nadie, o sea, en ese escenario no gana nadie, se suma cero y es una irresponsabilidad.