El momento del año para visualizar estas criaturas marinas comienza el día después de Navidad, el 26 de diciembre, y concluye a inicios de abril.
Estiman que unas 16,000 personas, nacionales y extranjeras, concurren a la laguna de Baja California Sur para participar en este espectáculo natural.
Desde 1989, Malarrimo suma a su oferta restaurantera el servicio turístico de avistamiento de ballenas.
El restaurantero Antonio Achoy lo considera un agujero en el tiempo porque desde la década de 1970 sus padres lo utilizan como refugio para los objetos que entrega el mar en la playa de Malarrimo, en Baja California Sur, México. Además, sirve como un lugar estratégico para avistar ballenas.
El restaurante, bajo la gerencia de Achoy, se ubica en la comunidad de Guerrero Negro, en las inmediaciones de la Laguna Ojo de Liebre, en el estado noroccidental del territorio mexicano, y funciona como punto de encuentro para quien busque acudir a la observación de estos cetáceos.
Achoy, así, ha visto cómo su familia ha aprendido a conocer a estos animales monumentales de manera orgánica, sin conocimientos previos. Y recuerda que él participa en estos reconocimientos desde pequeño.
“Realmente cuando la ballena cambió mi vida es cuando mi esposa me entregó a mi hijo, a nuestro hijo. Mi esposa tenía la misma manera o la misma mirada que tenía esa ballena en ese entonces. Comprendí muchas cosas, todo lo que batallan las ballenas para llegar hasta acá”, compara.
El mal arrimo, o llegada problemática, proviene de los conceptos marítimos de los navegantes españoles involucrados en la conquista de México, asevera el empresario. “Con el tiempo esta palabra fue cambiada, los españoles le llamaron mal arribo porque lo utilizaban para navegar. Una corriente que viene desde el norte, que es la corriente del Kuro-Shivo, proveniente de los mares de China y Japón”, apunta en conversación con Sputnik.
“En esa playa, si tú sueltas algo en el norte del (océano) Pacífico, ya sea en Canadá, Estados Unidos, va a venir a dar a esta playa por las corrientes, que todo lo que tiran viene y da ahí”.
Entre los obsequios del mar a la playa, explica, se cuentan aviones a escala, cartuchos de armas de fuego e incluso un radio vinculado a la Guerra de Corea, que derivó en la fragmentación de la península en dos naciones durante la década de 1950.
Las autoridades ambientales estiman en 1.500 ejemplares la población de ballenas que arriba a la zona aledaña al restaurante que dirige Antonio Achoy. Junto a su familia, cuando el turismo decrece por no ser temporada de avistamiento de cetáceos, el empresario se dedica a hacer recorridos para identificar locaciones apropiadas en películas de ficción y documentales.
Entre las curiosidades de su oficio relata que a inicios de 2022 recibió precisamente la visita de ciudadanos de Rusia y Ucrania. “Visitantes de Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Italia, Inglaterra, Nueva Zelanda, Japón, China, Rusia, algunos los escucho hablar y no sé de dónde son”, comparte el restaurantero.
“Venía gente de Rusia y de Ucrania, y justamente el día del tour se comienzan a poner ásperas las situaciones a nivel internacional. Y de haberlos visto abrazarse, tomarse fotos juntos, incluso hasta tomar mezcal juntos, al otro día era como un poquito más serio, un poco incómodo”, relata.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y la Reserva del Vizcaíno son las entidades a cargo de la conservación de este animal en el municipio de Mulegé, Baja California Sur.
Con información de Sputnik.