La compañía fue fundada en 1946 por el químico Earl Tupper, que diseñó los emblemáticos recipientes herméticos de plástico para ayudar a las familias a conservar sus alimentos.
Tupperware, la icónica marca de productos para el hogar que creó hace 78 años los emblemáticos recipientes de plástico para alimentos, ha iniciado el proceso para declararse en quiebra en Estados Unidos, acuciada por una asfixiante deuda y el desplome de las ventas. La compañía buscará la aprobación de los tribunales para continuar operando bajo el paraguas judicial y facilitar así un posible proceso de venta, con el objetivo de proteger marca. La empresa quiere “continuar” con el negocio y avanzar hacia un modelo “más digital”, según recoge en un comunicado.
Tupperware Brands, conocida mundialmente por sus envases para almacenar comida y que cotiza en Bolsa, ha iniciado voluntariamente el procedimiento judicial, acogiéndose al capítulo 11 en el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos de Delaware. La solicitud llega tras meses de negociaciones entre Tupperware y la banca sobre cómo aligerar peso de préstamos por más 700 millones de dólares. Aunque los acreedores habían acordado dar un respiro al grupo y continuar con las negociaciones, el entorno macroeconómico y el freno del consumo han acelerado el deterioro de los ingresos. Según la nota de la empresa, la solicitud se presenta con el fin de salvar la marca y seguir avanzando hacia un modelo “digital primero, centrado en tecnología”.
Los documentos aportados al juzgado señalan que la empresa cuenta con activos de entre 500 y 1.000 millones de dólares y deudas de entre 1.000 y 10.000 millones de dólares. La acción se hundió un 57% en la Bolsa de Nueva York el martes, después de anunciar la decisión, y fue suspendida de cotización.
La empresa de utensilios de cocina, que durante décadas dominó el mundo del almacenamiento de alimentos, ya arrastraba desde 2020 dificultades para seguir con el negocio y había advertido públicamente de estos problemas. En 2022 tuvo que retrasar la presentación de sus cuentas por errores contables, que la obligaron a volver a formular los resultados de los años anteriores. Ni el acuerdo de reestructuración de deuda de agosto de 2023, ni la fortísima subida de sus acciones en esas mismas fechas, cuando la acción que llegó a ganar más de un 700% en ocho sesiones, alentada por inversores en redes sociales que querían un nuevo Gamestop, fueron suficientes para eludir el derrumbe.
En junio de este año ya anunció que, ante la persistencia de la debilidad de las ventas, planeaba cerrar su única fábrica en Estados Unidos y despediría a casi 150 empleados.
“En los últimos años, la situación financiera de la empresa se ha visto gravemente afectada por el difícil entorno macroeconómico”, subrayó la consejera delegada de la compañía, Laurie Ann Goldman, en un comunicado. “Hemos explorado numerosas opciones estratégicas y hemos determinado que este es el mejor camino a seguir. El objetivo de este proceso es proporcionarnos una flexibilidad esencial a medida que buscamos alternativas estratégicas”, añadió.
Tupperware fue fundada en Massachusetts en 1946 por el químico Earl Tupper, que diseñó y patentó el modelo de los emblemáticos recipientes herméticos de plástico para ayudar a las familias a conservar sus alimentos durante la posguerra. Según explica la empresa, los recipientes no se vendían bien en las tiendas, en parte porque los clientes pedían que se les enseñara cómo utilizarlo. Por eso, la marca se hizo conocida por sus ventas a domicilio, que llegaron a bautizarse como las fiestas Tupperware. Los productos de la marca inundaron los hogares estadounidenses, sobre todo a través de ventas independientes en casas de las afueras, y Tupperware dominó el mercado durante décadas.
A medida que aumentaba la competencia de empresas ya vendían recipientes similares, Tupperware no fue capaz de adaptarse a los nuevos tiempos y las ventas comenzaron a bajar. En 2022, la empresa seguía dependiendo de las ventas directas de un ejército de 300.000 vendedores caseros, según Bloomberg. Pero los compradores buscaban productos similares -a menudo más baratos- en internet. Se dirigían directamente a plataformas de compra online, como Amazon. Y los consumidores que querían evitar los productos de plástico, más contaminantes, podían encontrar envases similares más respetuosos con el medio ambiente.
La pandemia y los confinamientos dieron un balón de oxígeno para el negocio, en un momento en que las familias se quedaban en casa para comer. Un contexto que duró poco tiempo y la caída de ventas desde entonces ha ido a más. El aumento de costes en los últimos años ha acelerado el declive.
El año pasado, Tupperware, cuyas acciones han caído cerca del 75% en lo que va de 2024, llevó a cabo una reorganización de su equipo directivo y eligió CEO a Goldman en sustitución de Miguel Fernández. Tras el nombramiento, Tupperware “puso marcha un plan estratégico para modernizar sus operaciones, reforzar las capacidades omnicanal e impulsar la eficiencia para impulsar el crecimiento”, según la nota emitida donde se insiste en “la intención de continuar este importante proceso de transformación”.