El accidente del vuelo 7C2216 de la aerolínea surcoreana Jeju Air, que estalló tras aterrizar y salirse de pista hoy domingo en el aeropuerto de Muan (suroeste), se ha saldado con 179 muertos y solo dos supervivientes, lo que supone el peor siniestro de la aviación civil acaecido jamás en suelo surcoreano.
El accidente se produjo alrededor de las 09.03 (00.03 GMT), cuando el avión, un Boeing 737-800 que había partido horas antes del aeropuerto Suvarnabhumi de Bangkok (Tailandia), aterrizó en Muan (290 kilómetros al suroeste de Seúl) sin tener el tren de aterrizaje desplegado y acabó chocando contra un muro, lo que hizo que el aparato estallara.
A bordo viajaban 181 personas, seis de la tripulación (piloto, copiloto y cuatro auxiliares) y 175 pasajeros, de los que 173 eran surcoreanos, en su mayoría personas que retornaban de vacaciones en familia, y dos de nacionalidad tailandesa.
Seis minutos antes de aterrizar, salirse de pista y estallar al chocar contra un muro, el vuelo 7C2216, un Boeing 737-800, recibió de la torre de control del aeropuerto de Muan (290 kilómetros al suroeste de Seúl) una alerta de riesgo aviario, que se emite cuando se detecta una gran bandada de pájaros o aves de gran tamaño en torno a la trayectoria del avión.
Dos minutos después, el capitán emitió un «mayday» o alerta de socorro antes de aterrizar sin desplegar el tren de aterrizaje ni aparentemente otros mecanismos de frenado, como los spoilers (las placas móviles situadas en la parte superior de las alas que aumentan la resistencia al aire) o el empuje inverso de los motores (que desvía la dirección del escape y reduce la aceleración).
Los expertos consideran no obstante que el fallo en un motor (imágenes captadas antes de aterrizar muestran llamas en el propulsor derecho, posiblemente por el impacto con un ave) no debería haber afectado a los otros sistemas y que será necesario dilucidar si además del supuesto choque, pudo haber también algún defecto en la aeronave o en el mantenimiento de la misma.
Se espera que la investigación se demore lo menos seis meses y que pueda llegar a durar años, sobre todo tras conocerse que una de las dos cajas negras, la grabadora de datos de vuelo (FDR), resultó parcialmente dañada y decodificarla llevará más tiempo.
El avión, los pilotos y la pista
El diario The New York Times, citando a la consultora Cirium, detalló que el Boeing 737-800 accidentado pertenecía a la irlandesa Ryanair, que alquilaba la aeronave a la compañía de bajo coste surcoreana Jeju Air desde 2017 y que el aparato tiene en torno a 15 años de antigüedad.
El capitán del vuelo, de 45 años, acumulaba 6.823 horas de vuelo, mientras que su copiloto, de 35, sumaba 1.650.
La mayor parte de esa experiencia correspondía además al 737-800, ya que el piloto sumaba 6.096 horas de vuelo con el modelo y su segundo de abordo 1.339.
Algunos han apuntado a que 300 metros de pista de Muan estaban en obras por una futura ampliación, dejando 2.500 metros para aterrizar.
Funcionarios del Ministerio de Transporte surcoreano citados por la agencia Yonhap indicaron en todo caso que el modelo siniestrado es capaz de aterrizar sin problema en pistas de solo 1.500 metros de longitud.
Las víctimas
Las características del vuelo, principalmente reservado a través de agencias de viaje, ha supuesto que familias enteras se encontraran a bordo en una temporada muy popular para viajar en Corea del Sur, cuando coinciden el breve parón vacacional de final de año y el intenso frío invernal y muchos apuestan por ir a destinos cálidos del sureste asiático.
Entre las muchas familias que viajaban en el avión se contaban, por ejemplo, nueve personas de cuatro generaciones distintas de un solo clan que viajó a Bangkok, desde donde partió el vuelo, para celebrar el cumpleaños del pasajero de mayor edad del 7C2216, un hombre de 78 años.
Medios locales hablan también de grupos de colegas ya jubilados volando en el Boeing, donde la mayor parte de los viajeros estaban entre los 40 y los 60 años, aunque entre las víctimas se cuentan cinco menores de 10 y otros nueve que no llegaron a cumplir los 20.
El aeropuerto de Muan, capital de la provincia de Jeolla del Sur, una de las más rurales del país, es empleado casi de manera exclusiva por los habitantes de la región, donde parecía residir casi la totalidad del pasaje.
Familiares que esperaban la llegada de sus allegados han explicado a medios surcoreanos que recibieron mensajes instantáneos de sus seres queridos, algunos incluso bromeando, indicando que la tripulación les había informado de un problema en el avión debido al choque con un ave.
Los supervivientes
Solo dos personas sobrevivieron al choque, ambas auxiliares de vuelo que viajaban en la cola del avión, la cual fue aparentemente la parte menos afectada por el aterrizaje, el choque y la explosión.
Uno de los supervivientes, un varón de 33 años apellidado Lee, se encuentra ingresado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Seúl con varias fracturas (una de ellas en el hombro izquierdo) y pronóstico reservado, aunque se encuentra consciente y aparentemente no sufre ninguna pérdida de memoria.
La otra es una mujer de 25 años apellidada Koo y también ha sido trasladada a un centro médico de la capital surcoreana.
La auxiliar de vuelo ha sufrido heridas en la cabeza y en un tobillo y se cree que está estable y, según los bomberos que la rescataron, les relató que «empezó a salir humo de uno de los motores y luego explotó».
El peor siniestro aéreo en Corea del Sur
El de hoy es el accidente aéreo con mayor número de víctimas mortales ocurrido en territorio surcoreano y el tercero entre los que involucran a una compañía surcoreana tras los dos siniestros de Korean Air en 1983, cuando un caza soviético derribó uno de sus Boeing 747 haciendo que murieran sus 269 ocupantes, y 1997, cuando otro de sus Jumbo se estrelló en la isla de Guam con un saldo de 229 fallecidos y 25 supervivientes.
A las pocas horas de iniciado el operativo de rescate, los equipos de emergencia advirtieron de que las posibilidades de hallar más personas con vida, más allá de los dos auxiliares de vuelo que sobrevivieron en la cola del avión, eran extremadamente bajas porque muchos salieron despedidos tras el choque contra el muro y la explosión, que afectó a buena parte del aparato.
De entre los 175 pasajeros, 93 eran mujeres y 82 varones, con la mayor parte del pasaje entre los 40 y los 60 años, aunque entre las víctimas se cuentan cinco menores de 10 y otros nueve que no llegaron a cumplir los 20.
Por el momento las autoridades, que ya investigan el siniestro, creen que la causa del accidente podría ser el fallo para desplegar el tren de aterrizaje y otros mecanismos de frenado, posiblemente debido a una colisión con un pájaro.
Las dos cajas negras han sido halladas horas después del siniestro, aunque el Ministerio de Transporte surcoreano ha informado de que la grabadora de datos de vuelo (FDR) ha sufrido daños, y que por ello se podría tardar entre uno y seis meses en decodificarla.
En total, el accidente ha supuesto de momento el despliegue de unos 2.800 efectivos de los cuerpos de bomberos, policía, Fuerzas Armadas y Guardia Costera.
Siete días de luto nacional
El presidente interino surcoreano, Choi Sang-mok, decretó el condado de Muan como zona especial afectada por un desastre al visitar el lugar del accidente y anunció también siete días de luto nacional a partir de mañana domingo, además de ofrecer sus condolencias a las familias de las víctimas.
El siniestro se ha producido en el momento de mayor turbulencia política de las últimas décadas en Corea del Sur.
Choi, que es viceprimer ministro y titular de Finanzas, había asumido apenas la presidencia interina el viernes, día en que el Parlamento destituyó a su antecesor, el primer ministro Han Duck-soo, que a su vez sustituyó de manera temporal al presidente, Yoon Suk-yeol, cesado también por el legislativo el 14 de diciembre debido su declaración de la ley marcial a principio de mes.
Por su parte, el consejero delegado de Jeju Air, Kim E-bae, se disculpó con las familias de las víctimas, dijo que la compañía no escatimará esfuerzos para brindarles apoyo y asumió la responsabilidad del accidente «independientemente de las causas» del mismo.
No obstante, Kim fue recibido con enfado por parte de los allegados de las personas fallecidas, aparentemente porque tardó 11 horas en personarse en el aeropuerto de Muan.