Wilson exigió a las autoridades mexicanas asegurar la integridad de las misiones extranjeras en el país ante la revuelta que él mismo propició.
En 1913 un militar traicionó al presidente mexicano Francisco I. Madero, elegido democráticamente. El traidor se llamaba Victoriano Huerta y dio un golpe de Estado que desestabilizaría al país y agudizaría la conformación de guerrillas recientemente alzadas contra la dictadura de Porfirio Díaz.
Este episodio se conoce en la historia de México como la Decena Trágica, porque produjo en diez días la deposición de Madero como presidente de México y la del vicepresidente José María Pino Suárez. Pero el traidor no actuó solo.
Por el contrario, un encargado de defender la política de Washington en territorio mexicano cabildeó de manera directa con Huerta y los golpistas para contribuir al colapso de la incipiente democracia mexicana.
El cómplice fue el embajador de Estados Unidos Henry Lane Wilson, a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia matutina del 15 de octubre, calificó como el peor representante diplomático en la historia del país vecino en territorio mexicano.
Más adelante representó a su país en Bélgica, hasta 1909, y en 1910 fue designado representante del gobierno de Washington en México. Ese mismo año, el 20 de noviembre, estalló la Revolución mexicana, movimiento político y armado que exigía la democratización de la presidencia y la deposición de Porfirio Díaz.
Entonces, Estados Unidos tenía varios intereses empresariales en México, a través de compañías como la Phelps, Dodge Company, Greene Canane Copper Company o Mexican Petroleum Company, recuerda John P. Harrison en el artículo “Henry Lane Wilson, el trágico de la decena”, divulgado por el Colegio de México (Colmex).
Aunque presentó sus cartas credenciales como embajador al presidente Díaz, Henry Lane Wilson continuó en el cargo una vez que Madero logró la sucesión presidencial y, como abogado, buscó ventajas para las firmas estadounidenses en México, agrupándose con empresarios en la Sociedad de Amigos del Embajador, recuerda el sitio de divulgación histórica EcuRed, del gobierno de Cuba.
Operaciones de desprestigio
Líder de la primera etapa de la Revolución mexicana, Madero era integrante de una familia de empresarios de Coahuila, estado fronterizo con Estados Unidos, y como empresario competía en negocios con los Guggenheim, quienes sostenían ligas económicas con el embajador Wilson.
Además de su rol político y en representación de los intereses estadounidenses en México, pues, es problable que al embajador lo movieran aversiones personales hacia Madero.
El embajador entregó informes amañados al secretario de Estado de EEUU, Philander C. Knox, sobre el desempeño político y administrativo de Madero que derivaron en el retiro paulatino de su apoyo al nuevo presidente de México y la construcción de un discurso de hostilidad a favor de intervenir en el país.
“Unos pocos meses fueron suficientes para demostrar que el nuevo presidente no era capaz de realizar la tarea para la cual se le había elegido. En un país que se hallaba totalmente en ayunas acerca de lo que querían decir las palabras ‘libertad’ y ‘democracia’, los ideales que alentaban en su generoso pecho no podían aplicarse sino en muy escasa medida”, reveló años más tarde el Informe Hale sobre Madero, recogido por Harrison en su artículo.
“Sus promesas de reforma social, y sobre todo de reforma agraria, no podían llevarse a efecto inmediatamente. Sus más ardientes partidarios, una vez que lo vieron en el poder, no tardaron en revelar que lo que los movía era el egoísmo. Desilusionado, pero confirmado en su creencia de haber sido llamado a cumplir una gran misión, Madero adoptó nuevos métodos: los de la represión”, abunda.
Paul von Hintze, embajador de Alemania en México y aliado de Wilson, estaba igualmente convencido de la necesidad de derrocar a Madero, para lo que trazaron un programa de acciones de desestabilización.
Se enviaron notas de protesta hostiles al gobierno de México incluso por asuntos triviales, se evacuó a estadounidenses de distintas regiones del país para crear un sentimiento de histeria contra el gobierno de Madero y justificar una intervención militar, se desprestigió al presidente desde la prensa estadounidense para mostrarlo incapaz de imponer el estado de derecho, entre otras maniobras.
Además, Wilson agrupó a los diplomáticos de Gran Bretaña, Alemania y España, y presentaba a Madero sus decisiones en nombre del cuerpo diplomático acreditado en México, además de sumarse a las estrategias de desprestigio operadas por grupos porfiristas desplazados por la Revolución mexicana.
Las noticias rendidas por el embajador de Estados Unidos a su gobierno fueron tan exageradas y escandalizantes que las autoridades en Washington buscaron otras fuentes de información que contradecían a Wilson.
La Decena Trágica
Con o sin la autorización de su gobierno y ante la inminente toma de posesión de Woodrow Wilson en marzo de 2013 como presidente de Estados Unidos, Henry Lane Wilson promovió la revuelta militar iniciada en febrero de 2013 contra Madero, donde fuerzas armadas se acuartelaron contra el presidente en La Ciudadela, en el actual territorio de Balderas, en la Ciudad de México.
El embajador contactó personalmente a Victoriano Huerta, nombrado jefe del ejército por Madero, para agudizar las acciones de desestabilización emprendidas contra el gobierno democrático de Madero.
Wilson exigió a las autoridades mexicanas asegurar la integridad de las misiones extranjeras en el país ante la revuelta que, por otro lado, él mismo propició. Además reclamó a Madero la destrucción del consulado estadounidense en avenida Juárez, Centro Histórico de la Ciudad de México, y urgí al Departamento de Estado de su país el envío de buques de guerra a costas mexicanas.
Mientras tanto, cabildeaba con el cuerpo diplomático en México que se posicionaran por la renuncia de Madero a la presidencia como única solución al clima de inestabilidad desatada por el amago de golpe de Estado.
El 18 de febrero de 1913, el presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez fueron arrestados por las fuerzas golpistas y obligados a dimitir a punta de pistola. El embajador Wilson dio aviso a su gobierno una hora y media antes de que se concretara el arresto.
Al día siguiente recibió en la embajada de Estados Unidos en México al golpista Victoriano Huerta y firmó con él su toma de la presidencia provisional del país, con el acuerdo de llamar a elecciones.
Madero y Pino Suárez fueron asesinados el 22 de febrero de 1913 y en julio de ese año el embajador Wilson fue llamado por Washington para rendir informes por su desempeño como representante diplomático. Posteriormente no le fue permitido regresar a territorio mexicano.
Su participación en la Decena Trágica fue duramente criticada por la prensa estadounidense, publicó sus memorias en 1927, Episodios diplomáticos en México, Bélgica y Chile, y murió en 1932 en Indianápolis, Estados Unidos.
La Decena Trágica fue narrada en una obra histórica por Paco Ignacio Taibo II, con el título Temporada de zopilotes, publicada en 2009.