Desde finales de noviembre comenzaron a surgir las versiones de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, estaría interesado en realizar lo que se ha llamado una “invasión suave” a México para combatir a los cárteles de drogas; sin embargo, esa acción no sería tan fácil de realizar en el territorio de su principal socio comercial.
Una fuente cercana a Trump describió a la revista Rolling Stone a finales de noviembre pasado lo que llaman una “invasión suave” de México, en la que las fuerzas especiales estadounidenses serían enviadas de forma encubierta para neutralizar a los líderes de los cárteles. Sería un plan preliminar que el propio Trump apoyó en conversaciones privadas en 2024.
Las propuestas presentadas a Trump por algunos de sus más cercanos colaboradores, agrega la revista, incluyen ataques con aviones no tripulados o ataques aéreos contra la infraestructura de los cárteles, el despliegue de equipos de asesinos en suelo mexicano, la guerra cibernética contra los capos de la droga y sus redes, y que las fuerzas especiales estadounidenses lleven a cabo una serie de redadas y secuestros de dirigentes notorios de los cárteles.
Sin embargo, este plan que supuestamente ha recibido el apoyo de Trump ya ha enfrentado cierta discordancia por parte del que será uno de los hombres más importantes del próximo Gabinete del Gobierno de Estados Unidos: el senador Marco Rubio, quien en 2023 dijo en entrevista con el periódico mexicano El Universal que apoyaría esa medida solo si cuenta con la coordinación de las Fuerzas Armadas mexicanas.
“Yo estaría dispuesto a apoyar esta medida, pero tiene que ser en coordinación con las Fuerzas Armadas y la fuerza policiaca de México. Al contrario, no sería posible hacerlo”, dijo Marco Rubio.
Y es justamente eso, la aceptación del plan y una hipotética cooperación por parte de México, el principal problema que enfrentaría Trump al intentar un plan de ese tipo en el territorio de su vecino del sur, pues la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha insistido en que no aceptaría ningún trato con la nueva Administración estadounidense que atente contra la soberanía de su país.
“Por supuesto que no estamos de acuerdo en una invasión, una presencia de este tipo”, dijo Sheinbaum el 2 de diciembre en su conferencia de prensa al ser cuestionada respecto a los planes de Trump. “Le planteé (a Trump durante una llamada telefónica) que, con respeto a nuestras soberanías, era muy importante que compartiéramos información, que hubiera las labores de inteligencia e investigación, respetando nuestras soberanías, y que en eso podíamos colaborar de manera muy importante, y en otros temas”, agregó.
La mayoría de los mexicanos tampoco estarían de acuerdo con una posible incursión militar por parte de Estados Unidos en México, pues de acuerdo con una encuesta publicada por el diario mexicano Reforma, el 50% de los mexicanos se opone a que Trump “ayude” a México a combatir cárteles a través del uso de las Fuerzas Armadas, mientras que el 46% está de acuerdo; de estos últimos, el 64% quisiera operativos conjuntos y a 24% le gustaría que hubiera operativos encubiertos.
Incluso, Sheinbaum fue tajante el 3 de diciembre al descartar la posibilidad de una invasión militar de Estados Unidos a México para combatir los cárteles de la droga. “No va a ocurrir”, dijo.
Expertos coinciden con la presidenta de México en considerar que es difícil que se vaya a presentar una acción militar directa de Estados Unidos en territorio mexicano como parte de la lucha contra el narcotráfico, pues una operación de ese tipo podría desestabilizar la frontera y la relación bilateral.
“Yo no creo que vaya a haber una acción militar directa de Estados Unidos hacia México porque eso pondría en peligro la propia estabilidad de la frontera y la relación bilateral que tiene con México la cual es sumamente estratégica”, dijo en entrevista con Sputnik Irving Rico, maestro en Estudios en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Afectación en materia económica
Y es que en los últimos años se ha vuelto cada vez más estratégica e importante la relación bilateral para ambos países, haciendo incluso que Estados Unidos dependa cada vez más de su vecino tanto en aspectos comerciales como, incluso, en materia de seguridad fronteriza.
Desde finales de 2023, México se ha consolidado como el principal socio comercial de Estados Unidos. De acuerdo con las cifras más recientes de la Oficina del Censo de Estados Unidos, a agosto del 2024, México se mantenía como el principal socio comercial de su país vecino del norte ocupando el 16,1% del comercio total de esa nación, ubicándose por delante de Canadá (13,7%) y China (11,3%).
De hecho, en marzo pasado, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) reportó en su informe Global Trade Update que en 2023, por segundo año consecutivo, que Estados Unidos aumentó en 0,8% su dependencia comercial con México mientras la redujo con China.
“(Una intervención militar de EEUU en México) sería una cuestión trágica en todos los sentidos, en términos diplomáticos, en términos políticos, rompimiento de relaciones y sobre todo en la parte comercial y económica sería una cuestión bastante compleja, pudieran incluso suspenderse esos intercambios comerciales en términos de la frontera entre ambos países”, dijo a Sputnik Daniel Garay Saldaña, maestro en estudios México-Estados Unidos por la UNAM.
Cooperación en materia migratoria y de seguridad, en vilo
Pero no solo se podría ver afectada la relación comercial, cada vez más cercana, entre ambos países, sino que la seguridad, especialmente la fronteriza, podría entrar en una crisis si es que estallan los diferendos entre ambas naciones ante una hipotética incursión militar por parte de Estados Unidos.
De acuerdo con cifras del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), durante el año fiscal de 2024 (de octubre de 2023 a septiembre de 2024) hubo 2 millones 135.005 encuentros en la frontera entre México y Estados Unidos. Es la segunda cifra más baja desde 2021, cuando se registraron un millón 734,686 encuentros. Ese año fiscal en materia migratoria estuvo caracterizado por la cooperación entre ambos países vecinos para gestionar flujos migratorios.
Tan solo en febrero, abril y junio de este año el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el expresidente de México Andrés Manuel López Obrador sostuvieron llamadas telefónicas que concluyeron en el anuncio de la continuación y el fortalecimiento de la cooperación en materia migratoria para evitar que creciera el flujo de migrantes que llegan a la frontera compartida.
Incluso, en febrero, “Biden expresó su agradecimiento por el apoyo operativo de México y por tomar medidas concretas para disuadir la migración irregular y, al mismo tiempo, ampliar las vías legales”, según informó la Casa Blanca.
Precisamente esa cooperación fronteriza podría verse afectada si Trump decide realizar operativos militares en México, pues el país latinoamericano podría suspender esa cooperación en términos migratorios en respuesta a una eventual incursión militar de su país vecino del norte para atacar a los narcotraficantes mexicanos.
“En términos migratorios México ha hecho ese trabajo que Estados Unidos le ha solicitado y de hecho desde la frontera sur, entonces México podría suspender justamente esa cooperación en términos migratorios e incluso podría amenazar con el retiro de todas las agencias estadounidenses, de todos los agentes que se encuentran en su territorio lo cual finalizaría también con la cooperación y en materia de seguridad”, agrega Garay Saldaña.
¿Qué puede hacer México?
Pero, ¿qué podría hacer México en caso de que Donald Trump decida seguir amenazando con realizar alguna acción armada en territorio mexicano? Rico considera que, en principio, el Gobierno del país latinoamericano debe mantener la sensatez y la tranquilidad “porque al final del día políticos como Donald Trump viven mucho del amague, viven mucho del blof“.
Pero si en verdad comienza a haber una mayor injerencia militar de Estados Unidos hacia México, entonces la Administración de la presidenta Sheinbaum tendría que seguir la línea de la defensa, territorial y de la soberanía nacional y recurrir a arbitraje internacional.”La postura de México tendría que seguir la línea de la defensa, territorial y de la soberanía nacional, así cono la de agotar los medios de solución pacífica de controversias, de las posibilidades de algún tipo de arbitraje, así como de una acción de México ante instancias internacionales y, por supuesto, echar mano de toda la gran tradición y experiencia diplomática política que México tiene para tratar de mantener, pues la tranquilidad en la propia relación bilateral”, concluye.