¿Qué es la solvencia financiera y cómo se puede calcular?

La solvencia es uno de los indicadores más importantes de la salud financiera tanto de una familia como de una empresa. Tener la capacidad para devolver las deudas y hacer frente a las obligaciones adquiridas, es esencial para asegurar la estabilidad y la viabilidad económica a largo plazo.


La solvencia financiera es un término que se define como la capacidad de un agente económico para responder ante sus obligaciones financieras, es decir, su capacidad para devolver las deudas que ha contraído o planea contraer. Se trata de un indicador fundamental para conocer la situación económica de empresas y familias y garantizar su viabilidad a largo plazo. Además, tener una buena solvencia permite acceder a nueva financiación en mejores condiciones, ya que las entidades bancarias asumen que los agentes solventes tienen un menor riesgo de impago de sus préstamos.

Ratios para calcular la solvencia financiera

La solvencia es, en esencia, un concepto contable. Si el valor de los activos de una empresa o de una familia es superior a su pasivo o deudas, estará en situación de solvencia. Dicho de otro modo, si su patrimonio neto es positivo, en principio no debería tener problemas financieros, salvo que sus activos sean ilíquidos y tenga deudas que pagar en el corto plazo. En este sentido, además de tener en cuenta el tener un patrimonio neto positivo, debemos sincronizar la liquidez de nuestros activos con el calendario de pagos de nuestras deudas para poder atender adecuadamente a nuestras obligaciones en las fechas previstas.

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Frente a esta definición está la insolvencia financiera, situación en la que los pasivos de una empresa son superiores a sus activos (o bien, su patrimonio neto es negativo). En este caso, la empresa se enfrentaría a una situación de quiebra técnica.

En realidad, existen diferentes indicadores que miden la solvencia financiera de una empresa, aunque solo algunos pueden ser aplicables a las finanzas de una familia:

  • Ratio de endeudamiento: se calcula dividiendo el total de las deudas entre el patrimonio neto. Se asume que valores por encima del 0,60 indican que la empresa está muy endeudada.
  • Ratio de endeudamiento a largo plazo: consiste en dividir las deudas y obligaciones que una empresa tiene con terceros y que debe devolver a largo plazo (pasivo no corriente) entre el patrimonio neto. Al igual que el ratio de endeudamiento, se asume que valores entre 0,40 y 0,60 son asumibles para una empresa.
  • Ratio de solvencia: resulta de dividir el total del activo entre el total del pasivo exigible. El resultado ideal de este ratio es de 1,5.
  • Ratio de apalancamiento financiero: se calcula dividiendo el activo entre el patrimonio neto. Cuanto mayor sea el resultado de este ratio, menor es la capacidad de la empresa para financiar su inversión con el patrimonio neto, dependiendo más de financiadores externos.

Diferencias entre solvencia y liquidez financiera

La solvencia y la liquidez financiera, a pesar de ser dos conceptos que están estrechamente relacionados y a menudo se utilizan como sinónimos en el lenguaje coloquial, no son exactamente lo mismo. Así, mientras la solvencia hace referencia a la capacidad de un agente para satisfacer sus deudas, tanto a largo como a corto plazo, la liquidez se refiere a sus activos y deudas a corto plazo.

Los problemas de liquidez pueden acabar en suspensión de pagos, ya que no se pueden satisfacer las deudas a menos de un año con los activos líquidos de una familia o empresa. Normalmente, es una situación reversible, ya que las deudas a corto plazo pueden convertirse en deudas a largo plazo. La solvencia, por su parte, puede conducir a una situación de quiebra técnica o insolvencia que, además, puede ser irreversible.

¿Son malas las deudas para la solvencia financiera?

La solvencia financiera es un concepto vinculado al endeudamiento. De hecho, las insolvencias se dan por el sobreendeudamiento de una familia o una empresa. Sin embargo, la deuda no es buena o mala ‘per se’, sino que depende de cómo se utilice.

En general, el equilibrio se da cuando el valor de los activos de una empresa o una persona es superior al de los pasivos. No obstante, para una familia, es complicado conocer el valor actual de sus activos, y los gastos también representan, en cierto modo, una deuda, especialmente los más necesarios.

Qué es la solvencia financiera

Temporal o permanente

En general, todos los países desarrollados tienen algún tipo de mecanismo concursal para evitar la insolvencia de sus empresas y ciudadanos. Esto, entre otras cosas, hace que el número de insolvencias sea cada vez menor. Por ejemplo, durante la pandemia, y al contrario de la creencia generalizada, no han crecido las insolvencias, sino que incluso han descendido. Aunque en esto también influyen las moratorias y ayudas concedidas para paliar los efectos económicos de la covid-19.

En España, y según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de deudores concursados alcanzó la cifra de 2.428 en el cuarto trimestre de 2020, lo que supuso un aumento del 5,8 % respecto al mismo periodo del año anterior. En esta estadística se incluyen tanto empresas como personas físicas sin actividad empresarial.

Además, en 2015 nació la conocida como ley de la segunda oportunidad para dar respuesta a una de las demandas más extendidas entre diferentes colectivos: un mecanismo concursal para personas físicas. Gracias a esta posibilidad, los autónomos y otras personas podían resarcirse de sus deudas en caso de insolvencia, siendo un mecanismo cada vez más utilizado en España.

En cuanto a los hogares, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publica cada año un Índice de Solvencia Familiar , que cifra la capacidad de los hogares para afrontar todos sus gastos, ponderado por la relevancia de cada partida sobre el global de la economía familiar y su importancia en la calidad de vida. En 2021, este índice tuvo una nota de 47,9, lo que supone una situación significativamente peor que el año pasado.

Tal y como reflejan los datos del Atlas Concursal 2021, elaborado por el Registro de Economistas Forenses (REFOR) y publicado por el Consejo General de Economistas en 2020, el número de insolvencias en diferentes países europeos fueron las siguientes:

Termómetro de los hogares

A lo largo de la historia, la solvencia financiera siempre ha tenido un papel fundamental para explicar las crisis financieras y como termómetro para medir la vulnerabilidad de los agentes económicos, especialmente los hogares.

En el mundo, existen diferencias significativas en la solvencia de sus ciudadanos medida en función de su patrimonio neto. Según el informe Global Wealth Databook 2021, publicado por Credit Suisse, Suiza es el país del mundo cuyos habitantes tienen el mayor patrimonio neto, con una media de 673.962 dólares por habitante, seguido por EE.UU., con 505.421 dólares, y Australia, con 483.755 dólares. En el lado contrario se sitúa Burundi, con un patrimonio neto de tan solo 728 dólares por habitante; Haití, con 767 dólares; y República Centroafricana, con tan solo 840 dólares por habitante. Los ciudadanos de otros países como España tienen una riqueza neta de 227.122 dólares por habitante de media, Alemania alcanza los 268.681 dólares y Francia roza los 300.000 dólares por habitante.

Aldea84
Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
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La solvencia financiera es un término que se define como la capacidad de un agente económico para responder ante sus obligaciones financieras, es decir, su capacidad para devolver las deudas que ha contraído o planea contraer. Se trata de un indicador fundamental para conocer la situación económica de empresas y familias y garantizar su viabilidad a largo plazo. Además, tener una buena solvencia permite acceder a nueva financiación en mejores condiciones, ya que las entidades bancarias asumen que los agentes solventes tienen un menor riesgo de impago de sus préstamos.

Ratios para calcular la solvencia financiera

La solvencia es, en esencia, un concepto contable. Si el valor de los activos de una empresa o de una familia es superior a su pasivo o deudas, estará en situación de solvencia. Dicho de otro modo, si su patrimonio neto es positivo, en principio no debería tener problemas financieros, salvo que sus activos sean ilíquidos y tenga deudas que pagar en el corto plazo. En este sentido, además de tener en cuenta el tener un patrimonio neto positivo, debemos sincronizar la liquidez de nuestros activos con el calendario de pagos de nuestras deudas para poder atender adecuadamente a nuestras obligaciones en las fechas previstas.

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Frente a esta definición está la insolvencia financiera, situación en la que los pasivos de una empresa son superiores a sus activos (o bien, su patrimonio neto es negativo). En este caso, la empresa se enfrentaría a una situación de quiebra técnica.

En realidad, existen diferentes indicadores que miden la solvencia financiera de una empresa, aunque solo algunos pueden ser aplicables a las finanzas de una familia:

  • Ratio de endeudamiento: se calcula dividiendo el total de las deudas entre el patrimonio neto. Se asume que valores por encima del 0,60 indican que la empresa está muy endeudada.
  • Ratio de endeudamiento a largo plazo: consiste en dividir las deudas y obligaciones que una empresa tiene con terceros y que debe devolver a largo plazo (pasivo no corriente) entre el patrimonio neto. Al igual que el ratio de endeudamiento, se asume que valores entre 0,40 y 0,60 son asumibles para una empresa.
  • Ratio de solvencia: resulta de dividir el total del activo entre el total del pasivo exigible. El resultado ideal de este ratio es de 1,5.
  • Ratio de apalancamiento financiero: se calcula dividiendo el activo entre el patrimonio neto. Cuanto mayor sea el resultado de este ratio, menor es la capacidad de la empresa para financiar su inversión con el patrimonio neto, dependiendo más de financiadores externos.

Diferencias entre solvencia y liquidez financiera

La solvencia y la liquidez financiera, a pesar de ser dos conceptos que están estrechamente relacionados y a menudo se utilizan como sinónimos en el lenguaje coloquial, no son exactamente lo mismo. Así, mientras la solvencia hace referencia a la capacidad de un agente para satisfacer sus deudas, tanto a largo como a corto plazo, la liquidez se refiere a sus activos y deudas a corto plazo.

Los problemas de liquidez pueden acabar en suspensión de pagos, ya que no se pueden satisfacer las deudas a menos de un año con los activos líquidos de una familia o empresa. Normalmente, es una situación reversible, ya que las deudas a corto plazo pueden convertirse en deudas a largo plazo. La solvencia, por su parte, puede conducir a una situación de quiebra técnica o insolvencia que, además, puede ser irreversible.

¿Son malas las deudas para la solvencia financiera?

La solvencia financiera es un concepto vinculado al endeudamiento. De hecho, las insolvencias se dan por el sobreendeudamiento de una familia o una empresa. Sin embargo, la deuda no es buena o mala ‘per se’, sino que depende de cómo se utilice.

En general, el equilibrio se da cuando el valor de los activos de una empresa o una persona es superior al de los pasivos. No obstante, para una familia, es complicado conocer el valor actual de sus activos, y los gastos también representan, en cierto modo, una deuda, especialmente los más necesarios.

Qué es la solvencia financiera

Temporal o permanente

En general, todos los países desarrollados tienen algún tipo de mecanismo concursal para evitar la insolvencia de sus empresas y ciudadanos. Esto, entre otras cosas, hace que el número de insolvencias sea cada vez menor. Por ejemplo, durante la pandemia, y al contrario de la creencia generalizada, no han crecido las insolvencias, sino que incluso han descendido. Aunque en esto también influyen las moratorias y ayudas concedidas para paliar los efectos económicos de la covid-19.

En España, y según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de deudores concursados alcanzó la cifra de 2.428 en el cuarto trimestre de 2020, lo que supuso un aumento del 5,8 % respecto al mismo periodo del año anterior. En esta estadística se incluyen tanto empresas como personas físicas sin actividad empresarial.

Además, en 2015 nació la conocida como ley de la segunda oportunidad para dar respuesta a una de las demandas más extendidas entre diferentes colectivos: un mecanismo concursal para personas físicas. Gracias a esta posibilidad, los autónomos y otras personas podían resarcirse de sus deudas en caso de insolvencia, siendo un mecanismo cada vez más utilizado en España.

En cuanto a los hogares, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publica cada año un Índice de Solvencia Familiar , que cifra la capacidad de los hogares para afrontar todos sus gastos, ponderado por la relevancia de cada partida sobre el global de la economía familiar y su importancia en la calidad de vida. En 2021, este índice tuvo una nota de 47,9, lo que supone una situación significativamente peor que el año pasado.

Tal y como reflejan los datos del Atlas Concursal 2021, elaborado por el Registro de Economistas Forenses (REFOR) y publicado por el Consejo General de Economistas en 2020, el número de insolvencias en diferentes países europeos fueron las siguientes:

Termómetro de los hogares

A lo largo de la historia, la solvencia financiera siempre ha tenido un papel fundamental para explicar las crisis financieras y como termómetro para medir la vulnerabilidad de los agentes económicos, especialmente los hogares.

En el mundo, existen diferencias significativas en la solvencia de sus ciudadanos medida en función de su patrimonio neto. Según el informe Global Wealth Databook 2021, publicado por Credit Suisse, Suiza es el país del mundo cuyos habitantes tienen el mayor patrimonio neto, con una media de 673.962 dólares por habitante, seguido por EE.UU., con 505.421 dólares, y Australia, con 483.755 dólares. En el lado contrario se sitúa Burundi, con un patrimonio neto de tan solo 728 dólares por habitante; Haití, con 767 dólares; y República Centroafricana, con tan solo 840 dólares por habitante. Los ciudadanos de otros países como España tienen una riqueza neta de 227.122 dólares por habitante de media, Alemania alcanza los 268.681 dólares y Francia roza los 300.000 dólares por habitante.

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