¿Por qué necesitamos el anonimato para poder ser honestos?

Una nueva plataforma de mensajería anónima, llamada NGL (‘no te voy a mentir’), explota nuestros peores instintos.


Por: Valeriya Safronova

Parece que cada cierta cantidad de años, una nueva plataforma de mensajes anónimos entra al mercado y en poco tiempo obtiene una base de seguidores, inversiones y atención de los medios… y luego culmina en un fracaso rotundo. Por lo regular, la causa es una combinación de intimidación, acoso o desinformación sin restricciones que florece dentro de la plataforma.

Pero, a pesar de todo eso, no dejan de aparecer nuevas aplicaciones. Una de las recién llegadas es NGL, la cual invita a sus usuarios a pedirles a sus seguidores de Instagram, Twitter, Facebook u otras plataformas que les hagan preguntas y comentarios anónimos. Según explica el sitio web de la aplicación, NGL “significa ‘no te voy a mentir’ (‘not gonna lie’, en inglés)”.

Durante junio y la primera mitad de julio, NGL se descargó unos 3,2 millones de veces en Estados Unidos, según Sensor Tower, una firma que analiza los datos de las aplicaciones. Fue la décima aplicación más descargada en las tiendas de Apple y Google Play en junio, según la firma.

“El anonimato siempre ha sido el ingrediente secreto”, opinó Sherry Turkle, profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts que estudia las relaciones de las personas con la tecnología. Turkle mencionó que el deseo intenso de expresarse de manera anónima no era nada nuevo y señaló como ejemplo los confesionarios en algunas iglesias.

Sin embargo, Turkle agregó que el deseo de anonimato nunca ha estado relacionado con el anonimato en sí mismo. Después de todo, en muchos casos, la promesa de anonimato es falsa o, como mucho, limitada: el cura a menudo sabe quién es la persona que se confiesa y las aplicaciones que recopilan y distribuyen secretos al mismo tiempo están recolectando la información privada de sus usuarios. De hecho, NGL, la cual fue lanzada en noviembre, va un paso más lejos, pues por 9,99 dólares a la semana les ofrece a los usuarios pistas sobre la gente que les responde.

“El anonimato es un mecanismo para abrirle la puerta a una sensación de espacio y permiso, un espacio liminal entre diversos ámbitos donde puedes expresar algo auténtico o decir algo auténtico que no puedes expresar en el resto de tu vida”, comentó Turkle, autora del libro The Empathy Diaries: A Memoir.

Harold David, de 34 años, administrador de una empresa de entrenamiento físico en Nueva York, hace poco probó NGL. “Es divertido ver qué dirán las personas cuando son anónimas”, opinó. “¿Quién no querría saber lo que alguien piensa en secreto sobre uno?”.

David mencionó que había visto que unos amigos usaban la aplicación y que esperaba ver comentarios “más vulgares o más lascivos”. Sin embargo, señaló que “en realidad fue una afluencia cálida de respuestas sobre las experiencias que la gente ha tenido conmigo, así que fue una sorpresa muy agradable”.

La experiencia de Haras Shirley, un policía de 26 años encargado de una escuela en Indianápolis, no fue tan positiva. Shirley recibió cerca una docena de respuestas después de publicar en Facebook e Instagram un enlace para NGL.

“Pensé que habría más preguntas sobre mi transición y que iba a poder dar más detalles sobre cómo hacer esas preguntas de una manera apropiada”, comentó. En cambio, Shirley mencionó que la mayoría de las preguntas fueron triviales, pues le preguntaron cuál era su color favorito o qué había sido lo último que había comido.

Shirley entiende el atractivo de la aplicación. “Estas aplicaciones te dan la idea de que la gente está interesada en quién eres y quiere saber más sobre ti”, señaló. Sin embargo, no le llama la atención. “En realidad, esto va dirigido a chicos de secundaria y bachillerato”, comentó.

Con la misma velocidad que se ha popularizado la aplicación, también han surgido las críticas.

Desde hace tiempo, las plataformas de mensajes anónimos como ASKfm, Yik Yak, Yolo y LMK han tenido problemas para contener la intimidación, el acoso y las amenazas de violencia. Unos mensajes en Yik Yak provocaron que varias escuelas evacuaran a sus estudiantes en respuesta a amenazas de bomba o tiroteos. A Yolo y LMK, aplicaciones de mensajes anónimos, las está demandando la madre de un adolescente que se suicidó (las aplicaciones estaban integradas en Snapchat, cuya empresa matriz, Snap, en un inicio era una de las entidades acusadas en la demanda, pero ya no lo es).

Reggie Baril dijo que la mayoría de las respuestas que recibió en NGL fueron mezquinas.
Reggie Baril dijo que la mayoría de las respuestas que recibió en NGL fueron mezquinas.
Haras Shirley dijo que se siente decepcionado por la superficialidad de las preguntas que le hicieron.
Haras Shirley dijo que se siente decepcionado por la superficialidad de las preguntas que le hicieron.

Secret, otra aplicación de mensajes anónimos, cerró en 2015 a pesar de contar con inversiones de actores importantes de Silicon Valley. En una publicación de Medium en la que se anunció el cierre de la empresa, David Byttow, uno de sus fundadores, escribió que el anonimato es “la máxima espada de doble filo”.

Mitch Prinstein, director de ciencias en la Asociación Estadounidense de Psicología, comentó que en internet la gente supone que las opiniones de unos pocos representan una gran subsección de la población.

“El anonimato lo empeora”, opinó. El resultado es que, si alguien deja un comentario anónimo en el que dice que tu corte de pelo es feo, por ejemplo, empiezas a pensar que todo el mundo cree que tu corte de pelo es feo.

El sitio web de NGL dice que las pautas de su comunidad “estarán disponibles muy pronto” y que la aplicación utiliza “IA de clase mundial para la moderación del contenido”. Dirige a los usuarios al sitio web de Hive Moderation, una empresa que utiliza un software para filtrar texto, imágenes y audio según categorías como acoso y violencia. NGL no respondió a las solicitudes de comentarios enviadas por correo electrónico.

Pamela Rutledge, directora del Centro de Investigación de Psicología de los Medios, señaló que “no es necesario usar palabras inquietantes para ser desagradable”.

“Si alguien comienza a usar insultos raciales o lo que sea que pueda pasar por la IA, puedes bloquearlo”, dijo Rutledge. “Pero es difícil trazar límites en torno a los comentarios que socavan la forma en que piensas sobre ti mismo”.

Cuando Reggie Baril, un músico de 28 años en Los Ángeles, publicó un enlace de NGL para sus 12.000 seguidores de Instagram, esperaba preguntas sobre su carrera. “Estaba muy equivocado”, comentó. De las 130 respuestas que obtuvo, “había más odio que otra cosa”.

Leyó un par de comentarios en voz alta durante una entrevista telefónica. “Podrías ser muy exitoso, pero tu actitud es terrible y no lo vas a lograr”, dijo. “No estoy seguro de que al Reggie de 2015 le caiga bien el Reggie de 2022”. En otro, lo calificaron como “un arribista”.

Le sorprendió la acidez. “No soy una persona beligerante en lo más mínimo”, opinó. “Me encanta hacer bromas, ser bobalicón y decir tonterías”. Decidió no tomarse los comentarios como algo personal. “Leo mucha inseguridad en el subtexto”, mencionó.

En las reseñas en línea, los usuarios de NGL han dicho que la aplicación les ofrece preguntas y comentarios falsos, un fenómeno que las publicaciones centradas en la tecnología como TechCrunch, dicen que han replicado con sus propias pruebas. No está claro si estas respuestas son generadas por la aplicación o por bots.

Johnny G. Lloyd, de 32 años, un dramaturgo que vive en Nueva York, descargó NGL como una forma de aumentar la participación en su Instagram antes del estreno de su nueva obra. En las tres oportunidades que lo usó, notó que le hicieron algunas preguntas extrañas.

“Recibí una pregunta que decía: ‘¿A qué chica le enviaste un mensaje de texto recientemente?’”, dijo. “Eso no es relevante en mi vida. Es como ladrar al árbol equivocado”. Otro mensaje era más críptico. “Decía ‘sabes lo que hiciste’”, dijo Lloyd. “Era claramente para una audiencia más joven”.

Cuando Clayton Wong, un asistente editorial de 29 años en Los Ángeles, probó NGL, recibió una “confesión” inesperada que le dijo que buscara en línea una canción de amor específica. Las sospechas de Wong se activaron de inmediato. “No me pareció que la canción fuera muy buena”, opinó. “Si esa persona me hubiera conocido, habría sabido que no es el tipo de música que me gusta”.

Después de leer los comentarios sobre la canción en YouTube, se dio cuenta de que decenas de personas habían recibido una “confesión” anónima de sentimientos románticos que las había dirigido al mismo video.

Johan Lenox, un amigo de Baril que también es músico, esperaba tener una experiencia “caótica” en NGL, pero percibió lo contrario. Le sorprendió que hubiera gente que quisiera proteger su identidad al momento de hacer preguntas como: ¿qué haces después de una presentación? o ¿qué se siente ser músico? Se quedó con la duda sobre el objetivo de la aplicación.

“Si quieres platicar con alguien, ¿cómo vas a lograrlo si envías preguntas anónimas?”, comentó. Lenox cree que NGL tendrá el mismo destino de otras aplicaciones que desaparecieron tan rápido como aparecieron. “Nadie hablará de esto en un mes”.

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