Llegaba a casa y estaba sola, lloraba al pensar que podía contagiarme y ya no ver a mis hijos

Ahora estoy con mis hijos y a pesar de que estoy en un área diferente dentro del hospital, aún hay riesgo, incertidumbre y temor ante la persistencia de casos de COVID-19.

La enfermera del Hospital General de Tijuana (HGT), Talina Lizethe Martínez Mendoza, de 44 años de edad, relató cómo fue su experiencia estando en la primera línea de batalla frente al COVID-19, cuando se registraron los primeros casos en la localidad en el pasado mes de marzo. 

Compartió que inicialmente laboraba en el servicio de Ginecología y Obstetricia del HGT, pero al convertirse en “Hospital COVID”, fue reubicada en el área de Urgencias Adultos donde permaneció durante los primeros tres meses de la pandemia: “Había temor cuando empezaron a llegar los primeros casos y de pronto llegaron más pacientes. Tuvimos que adaptarnos a la situación en ese momento”, expresó.  

Su pasión y vocación de servicio la impulsó para continuar con las funciones en el área, sin embargo, comentó que fue muy difícil el no poder cubrir todas las necesidades de los pacientes (como el comunicarse con sus familiares), y solo tener que esperar a que respondiera favorablemente al tratamiento.  

“Recuerdo a una paciente, adulta mayor, que fue ingresada al hospital con el apoyo de sus hijos. Me llegó a manifestar su temor de no volver a verlos sin despedirse de ellos y lamentablemente así fue. Es muy triste, eran los primeros casos, no había video-llamadas como ahora”, comentó.  

Con respecto al uso del equipo de protección personal, comentó que, a pesar de ser necesario, fue un reto el olvidar el calor, las necesidades de alimento, ingesta de líquidos o incluso el de acudir al sanitario. Pese a ello, a decir de Talina Martínez, la parte más difícil fue el estar alejada de sus dos hijos durante esos meses: “Llegaba a mi casa y estaba sola, me sentía decaída, lloraba por el hecho de pensar que podía contagiarme y no volver a ver a mis hijos”, mencionó.  

Actualmente, la enfermera del HGT se encuentra laborando en el módulo de filtro en la entrada principal, donde registra y toma la temperatura de quien ingresa al nosocomio, supervisa el adecuado uso del cubre-bocas y/o mascarilla, y fomenta el uso del gel antibacterial.  

“Ahora estoy con mis hijos y a pesar de que estoy en un área diferente dentro del hospital, aún hay riesgo, incertidumbre y temor ante la persistencia de casos de COVID-19.  Invito a la comunidad a que siga respetando las medidas de seguridad, que no bajen la guardia porque esto aún no pasa”, detalló Talina Lizethe Martínez Mendoza.  

La profesionista en el área de la salud es originaria de Torreón, Coahuila, y lleva 34 años viviendo en la ciudad de Tijuana, Baja California. Se ha desempeñado como enfermera en el Hospital General de Tijuana durante los últimos 27 años, y describe a la enfermería como una carrera humanitaria que amerita una gran vocación de servicio por quien la ejerce.  

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Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
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La enfermera del Hospital General de Tijuana (HGT), Talina Lizethe Martínez Mendoza, de 44 años de edad, relató cómo fue su experiencia estando en la primera línea de batalla frente al COVID-19, cuando se registraron los primeros casos en la localidad en el pasado mes de marzo. 

Compartió que inicialmente laboraba en el servicio de Ginecología y Obstetricia del HGT, pero al convertirse en “Hospital COVID”, fue reubicada en el área de Urgencias Adultos donde permaneció durante los primeros tres meses de la pandemia: “Había temor cuando empezaron a llegar los primeros casos y de pronto llegaron más pacientes. Tuvimos que adaptarnos a la situación en ese momento”, expresó.  

Su pasión y vocación de servicio la impulsó para continuar con las funciones en el área, sin embargo, comentó que fue muy difícil el no poder cubrir todas las necesidades de los pacientes (como el comunicarse con sus familiares), y solo tener que esperar a que respondiera favorablemente al tratamiento.  

“Recuerdo a una paciente, adulta mayor, que fue ingresada al hospital con el apoyo de sus hijos. Me llegó a manifestar su temor de no volver a verlos sin despedirse de ellos y lamentablemente así fue. Es muy triste, eran los primeros casos, no había video-llamadas como ahora”, comentó.  

Con respecto al uso del equipo de protección personal, comentó que, a pesar de ser necesario, fue un reto el olvidar el calor, las necesidades de alimento, ingesta de líquidos o incluso el de acudir al sanitario. Pese a ello, a decir de Talina Martínez, la parte más difícil fue el estar alejada de sus dos hijos durante esos meses: “Llegaba a mi casa y estaba sola, me sentía decaída, lloraba por el hecho de pensar que podía contagiarme y no volver a ver a mis hijos”, mencionó.  

Actualmente, la enfermera del HGT se encuentra laborando en el módulo de filtro en la entrada principal, donde registra y toma la temperatura de quien ingresa al nosocomio, supervisa el adecuado uso del cubre-bocas y/o mascarilla, y fomenta el uso del gel antibacterial.  

“Ahora estoy con mis hijos y a pesar de que estoy en un área diferente dentro del hospital, aún hay riesgo, incertidumbre y temor ante la persistencia de casos de COVID-19.  Invito a la comunidad a que siga respetando las medidas de seguridad, que no bajen la guardia porque esto aún no pasa”, detalló Talina Lizethe Martínez Mendoza.  

La profesionista en el área de la salud es originaria de Torreón, Coahuila, y lleva 34 años viviendo en la ciudad de Tijuana, Baja California. Se ha desempeñado como enfermera en el Hospital General de Tijuana durante los últimos 27 años, y describe a la enfermería como una carrera humanitaria que amerita una gran vocación de servicio por quien la ejerce.  

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