La OMS y el condado de Los Ángeles advirtieron que incluso las personas vacunadas deberían llevar cubrebocas en interiores. Algunos científicos estuvieron de acuerdo, pero recomiendan un enfoque localizado.
A lo largo de la pandemia, los cubrebocas han sido una de las medidas de salud pública más polémicas en Estados Unidos, simbolizando la división partidista sobre el papel que debe tener el gobierno sobre las libertades individuales.
Ahora, que una nueva variante del coronavirus se propaga rápidamente por todo el planeta, las mascarillas vuelven a estar en el centro de los conflictos, temores y, por supuesto, de la propagación de la pandemia y las restricciones necesarias para contenerla.
Estas preocupaciones emergen justo después del gran crecimiento de la variante Delta, una forma muy infecciosa del virus que primero se identificó en India y que ya se ha detectado en al menos 85 países. Ahora representa uno de cada cinco casos de contagio en Estados Unidos.
En mayo, los funcionarios federales de salud en Estados Unidos dijeron que las personas con esquema completo de vacunación ya no necesitaban usar mascarillas en espacios interiores. Ese lineamiento trajo una marea de cambios en la vida en Estados Unidos y preparó el terreno para una reactivación nacional que sigue ganando impulso.
Pero eso fue antes de la propagación de la variante Delta. La Organización Mundial de la Salud, preocupada por un incremento global de casos, reiteró la semana pasada su recomendación de que todos —incluso los vacunados— usen cubrebocas para frenar el avance del virus.
El lunes, funcionarios de salud del Condado de Los Ángeles hicieron lo mismo y recomendaron que “todos, independientemente de su estatus de vacunación, usen mascarillas en interiores y espacios públicos como medida preventiva”.
Barbara Ferrer, directora de salud pública del condado, dijo que la nueva recomendación era necesaria debido a un aumento en las infecciones, un incremento de casos ocasionado por la preocupante variante Delta y a las elevadas y persistentes cifras de habitantes sin vacunar, en particular niños y residentes blancos y latinos, así como trabajadores esenciales.
Aproximadamente la mitad de los habitantes del condado de Los Ángeles están vacunados completamente y alrededor del 60 por ciento ha recibido al menos una dosis. Aunque la cantidad de pruebas positivas sigue por debajo del 1 por ciento en el condado, la tasa ha ido aumentando, dijo Ferrer, y se ha registrado un alza en la cantidad de reinfecciones entre personas que contrajeron el virus en el pasado y no se vacunaron.
El condado de Los Ángeles ha logrado controlar la pandemia gracias a la implementación de una estrategia multidimensional que combinó las vacunas con restricciones de salud destinadas a frenar las nuevas infecciones, comentó Ferrer. La inmunidad natural entre los que ya están infectados también ha mantenido baja la transmisión, indicó, pero no está claro cuánto tiempo durará la inmunidad natural.
“No queremos volver a suspender actividades o imponer medidas más drásticas”, dijo Ferrer. “Queremos seguir en el camino actual, que es mantener muy reducida la transmisión comunitaria”.
Funcionarios de salud en Chicago y la ciudad de Nueva York indicaron el martes que no tenían planes de reconsiderar los requerimientos de llevar cubrebocas. Los funcionarios de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades no quisieron hacer comentarios pero tampoco han dado señales de tener intención de reevaluar o enmendar las recomendaciones del uso de mascarillas para las personas con esquema completo de vacunación.
“Cuando los CDC emitieron la recomendación de dejar de usar mascarillas no se anticipó estar en una situación en la que se requiriera volver a recomendar el uso de mascarillas”, dijo Angela Rasmussen, científica de investigación de la Organización de Vacunas y Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Saskatchewan en Canadá.
“Nadie querrá hacerlo. La gente con razón los está acusando de mover la portería”.
Sin embargo, la trayectoria de la variante Delta fuera de Estados Unidos sugiere que las inquietudes van a intensificarse.
Los países de la región del Pacífico asiático ahora han vuelto a imponer restricciones y órdenes de confinamiento conforme la variante impulsa los brotes. Cuatro ciudades australianas han impuesto aislamientos y el lunes el gobierno de Malasia dijo que la medida nacional de quedarse en casa sería prolongada indefinidamente.
Incluso Israel —que tiene una de las tasas de vacunación más altas del mundo y ha inmunizado enérgicamente a los adolescentes más jóvenes que califican— ha vuelto a imponer los requerimientos de uso de mascarilla en espacios públicos cerrados y en grandes grupos en exteriores luego de que en días recientes se han detectado cientos de nuevos casos de COVID-19, incluidos en personas que ya habían recibido ambas dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech.
No es la primera vez que el mundo ha estado afectado por una variante más contagiosa del coronavirus. La variante Alpha golpeó a Reino Unido y paralizó al resto de Europa a principios de este año. En Estados Unidos, la Alpha se convirtió rápidamente en la variante dominante a fines de marzo, pero el rápido avance en la vacunación frenó su propagación evitando que el país experimentara un gran aumento de infecciones.
Sin embargo, la variante Delta parece ser más temible. Mucho de lo que se sabe sobre la variante está basado en la propagación en India y Reino Unido, aunque la primera evidencia indica que tal vez es el doble de contagiosa que el virus original y al menos 20 por ciento más contagiosa que la Alfa.
En muchos estados de India y países europeos, la Delta rápidamente sobrepasó a la Alfa para convertirse en la versión dominante del virus. Está encaminada a hacer lo mismo en Estados Unidos.
Entre las numerosas mutaciones de la variante hay algunas que pueden ayudar a que el virus esquive parcialmente al sistema inmunitario. Varios estudios han mostrado que a pesar de que las vacunas actuales son efectivas contra la variante Delta, lo son un poco menos que contra la mayoría del resto de variantes. Para las personas que solo han recibido una dosis de los esquemas que contemplan dos, la protección contra la variante es significativamente menor que la eficacia contra cualquier otra forma del virus.
La lógica de la OMS para mantener la recomendación de usar mascarillas es que, si bien la inmunización es muy eficaz para evitar enfermar de gravedad y morir, el grado de protección que proporcionan las vacunas contra una infección moderada o asintomática todavía no se conoce. (Los funcionarios de los CDC están en desacuerdo y dicen que dicho riesgo es mínimo).
La OMS sostiene que las personas vacunadas deben usar cubrebocas en zonas llenas de gente, estrechas o con poca ventilación y continuar con otras medidas preventivas, como el distanciamiento social.
“Lo que estamos diciendo es : ‘Aunque estés completamente vacunado, sigue cuidándote porque podrías terminar formando parte de la cadena de transmisión. Es posible que no estés completamente protegido”, dijo Bruce Aylward, médico y asesor sénior de la OMS en una rueda de prensa la semana pasada.
Incluso en los países donde hay tasas relativamente altas de vacunación se han registrado incrementos en las infecciones debido a la variante Delta. Incluso Reino Unido, donde unas dos terceras partes de la población han recibido al menos una dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech o AstraZeneca y poco menos de la mitad ha recibido ambas dosis, enfrenta un aumento considerable en infecciones a causa de la variante.
No está claro qué curso seguirá la variante Delta en Estados Unidos. Las infecciones por coronavirus están disminuyendo desde hace meses, igual que las hospitalizaciones y los fallecimientos. Sin embargo, Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del país, ha dicho que la variante es “la mayor amenaza” para la eliminación del virus en Estados Unidos.
En mayo, cuando los funcionarios de los CDC retiraron las recomendaciones de llevar mascarilla citaron investigaciones que indicaban que era poco probable que las personas con esquema completo de vacunación contrajeran el virus, incluso de forma asintomática.
Pero el talento de la variante para evadir la defensa inmune inquieta a los investigadores pues sugiere que las personas totalmente vacunadas podrían contraer el virus y no tener síntomas e, incluso si no se enferman, propagarlo de manera inadvertida a otras personas.
La variante Delta puede infectar a las personas vacunadas aunque de forma limitada, dijo Bill Hanage, epidemiólogo de la Escuela T.H. Chan de Salud Pública de Harvard. “Si te encuentras en un lugar donde los casos van en aumento, usar mascarilla en interiores en espacios públicos cerrados es un modo de evitar que contribuyas a la propagación de la Delta”, dijo.
Otros científicos no llegaron a recomendar que las personas con esquema completo de vacunación lleven mascarillas en interiores todo el tiempo pero algunos sugieren que esto es lo apropiado dependiendo de las circunstancias locales, por ejemplo si el virus circula en grandes cantidades o si las tasas de vacunación son muy bajas.
“Deben usarse cubrebocas en espacios cerrados, incluso después de la vacunación, hasta que logremos que todos estén vacunados o exista una vacuna nueva más efectiva contra la transmisión de la Delta”, dijo Ravindra Gupta, virólogo de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.
Incluso ahora, que aproximadamente la mitad de los estadounidenses no están vacunados, una extensa parte del país sigue vulnerable a los brotes del virus y sus variantes. No se prevé que antes del otoño se autoricen las vacunas para los niños menores de 12 años.
En Saskatchewan, Canadá, la reactivación se ha dado en etapas vinculadas a las tasas de vacunación y al porcentaje de personas inmunizadas por grupos de edad.
La provincia pasará a la tercera etapa de reapertura el 11 de julio pero podría mantener el requerimiento de llevar mascarillas en interiores y restringir el tamaño de las reuniones, dijo Rasmussen, de la Universidad de Saskatchewan. Esa estrategia “tiene mucho más sentido que solo decir ‘si estás completamente vacunado anda y quítate la mascarilla’”.
Sin embargo, algunos científicos temen que será casi imposible volver a instaurar las órdenes de llevar cubrebocas y otras precauciones, incluso en los lugares donde puede ser buena idea hacerlo.
“Es difícil dar marcha atrás”, dijo David Michaels, epidemiólogo y profesor de la Escuela de Salud Pública George Washington, en referencia al lineamiento de la CDC. Sin embargo, con el aumento de la variante Delta, también es “extremadamente peligroso seguir con la norma cultural en la que nadie lleva cubrebocas”.
Ezekiel Emanuel, vicepresidente de iniciativa global de la Universidad de Pensilvania, dijo que la llegada de la variante debería impulsar un replanteamiento de los requerimientos de usar cubrebocas.
Él aún usa mascarilla en lugares públicos como tiendas de comestibles, e incluso en las aceras abarrotadas de la ciudad. “No conocemos las consecuencias a largo plazo de siquiera una infección leve”, dijo, en referencia a la llamada covid prolongada. “¿Vale la pena un poco más de seguridad y usar cubrebocas? Sí”.
Monroe Harmon, un hombre de 60 años que tomaba café afuera de Whole Foods Market en el centro de Los Ángeles el martes por la mañana, dijo que creía que dar un paso atrás en los requisitos de llevar cubrebocas para toda la ciudadanía podría ser una buena idea.
“Hay tanta gente que insinúa que lo único que quiere es recuperar su vida”, dijo Harmon, que trabaja para una empresa de seguridad. “Creo que es como tirar los dados cuando decides ‘Quiero recuperar mi vida, no voy a llevar mascarilla, no voy a distanciarme’”.
Jill Cowan y Ana Facio-Krajcer colaboraron con la reportería desde Los Ángeles.
Apoorva Mandavilli es reportera del Times y se enfoca en ciencia y salud global. En 2019 ganó el premio Victor Cohn a la Excelencia en Reportaje sobre Ciencias Médicas. @apoorva_nyc
Shawn Hubler es corresponsal en California con sede en Sacramento. Antes de unirse al Times en 2020, pasó casi dos décadas cubriendo el estado para Los Angeles Times como reportera itinerante, columnista y escritora de revista. Compartió tres premios Pulitzer con el equipo Metro del periódico. @ShawnHubler