La historia empezó a las 9 de la noche del 30 de julio de 2016, cuando ese hombre empezó a beber con sus amigos y terminó a las (testado) cuando la policía encontró el cuerpo de Ella.
El hombre sin nombre estuvo aquella noche con sus amigos un par de horas. Había llegado en su moto blanca. Mientras bebía con ellos habló por teléfono con Ella seis veces. Dejó a sus amigos para ir por Ella a casa de su cuñada. La cuñada la vio a Ella salir contenta y escuchó la moto partir.
Los amigos de él lo buscaron, pero él no volvió a contestar llamadas. Estaba con Ella.
Unas horas después su moto blanca fue y vino en cuestión de minutos a un lugar en las afueras de San Felipe, Guanajuato.
Unos minutos más tarde un hombre que regresaba a casa reportó a la policía dos costales con manchas de sangre tirados en las afueras de San Felipe, Guanajuato. Al lado de los costales de azúcar de 50 kilos estaba el cuerpo de Ella.
Todo eso, dijo un juez, sucedió, pero él quedó libre.
La historia empezó a las 9 de la noche del 30 de julio de 2016, cuando ese hombre empezó a beber con sus amigos y terminó a las (testado) cuando la policía encontró el cuerpo de Ella.
La teoría de la fiscalía fue que después de recogerla en casa de la cuñada pasearon por la ciudad en la moto; en algún momento discutieron y él, enojado, la golpeó varias veces en la cabeza hasta que la mató. La autopsia determinó traumatismo craneoencefálico.
Luego él metió el cuerpo de Ella en un par de costales que amarró a su motocicleta y condujo hasta las afueras de la ciudad, donde arrojó el cuerpo y huyó.
………
Guanajuato está flanqueado por un sistema de arcos de seguridad que cuentan con cámaras de videovigilancia, lectores de placas y fibra óptica, entre otros sistemas de reconocimiento.
Cuando empezó a investigar el feminicidio, el policía Joaquín Guerrero García buscó en el sistema de monitoreo de los arcos. Encontró algo: a las 2’04’’41’’’ del 30 de julio una moto blanca con placas (testado) pasó por un arco con dirección a la San Felipe, en las afueras de Guanajuato. Exactamente dos minutos después la moto pasó por el mismo arco de regreso.
La policía aseguró la moto y encontró dos manchas de sangre. Sangre de ella, determinó el peritaje. Cuando los agentes buscaron el registro de la moto encontraron que estaba a nombre de la madre del hombre. Y cuando catearon sus domicilios, en alguno encontraron costales de azúcar de 50 kilos.
……….
Cuando el policía Guerrero encontró las imágenes de la moto en el sistema de arcos fueron a asegurarla, tenían que analizarla, buscar huellas, sangre, ADN. La investigación se cerraba. Pero le faltó un paso, dijo el juez.
Es decir, el policía hizo su trabajo utilizando una herramienta que debe servir para eso, pero o no avisó que la utilizó o no avisó que cuando la consultó había encontrado una pista.
El aseguramiento de la moto blanca, entonces, fue ilegal.
Por si fuera poco, después de asegurarla pasó 1 hora 39 minutos para que llegara a (testado). “Se ignora en donde o qué sucedió con la motocicleta desde las 13.51 hasta las 15.30”, dijo el juez.
La cadena de custodia no se había mantenido y eso ponía en duda el origen de las manchas de sangre en la motocicleta, sangre de una mujer que para entonces ya había sido enterrada.
Nada fue suficiente.
“Las pruebas desahogadas en esta audiencia de debate no son suficientes para llegar a la firme convicción de que (Él) fue quien a bordo de una motoneta marca (testado) color (blanco) con placas de circulación (testado) pasó la noche del 29 de julio de 2016 por (Ella) a la casa de (la cuñada de Ella), que en las primeras horas del 30 de julio de 2016, le privó de la vida en el domicilio ubicado en calle de la ciudad de San Felipe Guanajuato; que posteriormente trasladó su cadáver en dicho vehículo a la carretera (a San Felipe) a la altura del (testado), donde lo abandonó y expuso desnudo”, determinó la sentencia.
* Los nombres de las víctimas, los acusados y testigos de los juicios fueron reservados por las autoridades judiciales.