Nutrinsectos es una firma jalisciense que produce 10 toneladas de harina de grillo, una proteína que busca sustituir a las cárnicas.
La irrupción de la pandemia de Covid-19 en México y su letalidad en personas con cormobilidades ha motivado que cada día sean más los mexicanos que optan por un estilo saludable y sustentable de alimentación.
Los altos costos de la mala alimentación en México y otros hábitos poco saludables ya han pasado factura y se han agudizado durante la pandemia.
De acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hasta noviembre del año pasado, de las defunciones confirmadas por coronavirus en el país, el 43% de los enfermos padecían hipertensión; 37%, diabetes; 25%, obesidad y 8%, tabaquismo.
La lección parece tener rápida respuesta entre los consumidores mexicanos, quienes ya optan por introducir en sus rutinas mejores hábitos alimenticios.
Este hecho no ha pasado desapercibido por emprendimientos enfocados en los alimentos sustentables, quienes han visto en la sustitución de la proteína cárnica por la de insectos un importante nicho de crecimiento.
De acuerdo con estudios difundidos en la revista Food and Function, se ha comprobado el impacto positivo que las harinas de insectos pueden ejercer sobre las propiedades funcionales y sensoriales de los alimentos, así como el papel potencial en la prevención de enfermedades asociadas a la hiperglucemia y la hiperlipidemia.
Es por ello que hoy es más frecuente que hace unos años que productos como galletas, harina para hacer hot cakes y churros botaneros hechos con insectos hayan saltado de las tiendas naturistas al anaquel de los supermercados.
Tal es el caso de la empresa jalisciense Nutrinsectos, la cual irrumpió en el mercado nacional e internacional como una alternativa tangible para el consumo de proteína sustentable, es decir, de grillos caseros.
Estos animales, considerados en muchos hogares una plaga molesta, ha demostrado ser una importante fuente de alimentación debido al aporte nutrimental que tiene para la ingesta humana si se compara con las proteínas cárnicas convencionales.
El contraste es sencillo pero contundente: la proteína obtenida a través de grillos caseros aporta alrededor del 70% de nutrientes si se compara con el 25% que arroja la carne de res, explica Héctor Jiménez, fundador de Nutrinsectos.
Pero las ventajas no paran ahí; de acuerdo con esta empresa, la harina de grillo puede aportar más calcio que la leche, más vitamina B12 que el salmón o incluso más hierro que la espinaca y más Omegas 3 y 6, entre otros nutrientes y grasas saludables.
“En el tema nutricional también tiene ventajas”, sostiene Jiménez en entrevista con Forbes México.
De acuerdo con Euromonitor International, cerca del 22% de los consumidores en América Latina desean reducir su consumo de carnes en su totalidad.
Esto se debe, en mayor medida, a la preocupación por el medio ambiente y a que cada día aumenta el segmento de personas “flexitarianas”, es decir, que buscan reducir, mas no eliminar, su consumo de proteína de origen animal.
En 2014, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) alertó que en 2030 el mundo tendría que alimentar a más de 9,000 millones de personas, además de a los miles de millones de animales que se crían anualmente con fines alimentarios y recreacionales, como las mascotas.
A este reto, advierte la FAO, los factores externos como la contaminación del suelo y agua debido a la ganadería intensiva y el sobrepastoreo están provocando la degradación de los bosques, lo que contribuye al cambio climático y a otros impactos ambientales negativos.
Ante este aspecto, la crianza y consumo de insectos como el grillo buscan reducir el impacto en el planeta. Nutrinsectos explicó a Forbes México que a diferencia del alimento empleado para engordar a las reses, cerdos o pollos, es más bajo e eficiente en el cultivo de insectos.
Por ejemplo, en promedio, los insectos son capaces de convertir 2 kilos de alimento en un kilo de masa de insecto mientras que el ganado necesita alrededor de 8 kilos de alimento para producir un kilo de peso corporal entre las reces, cerdos o pollo.
El fundador de Nutrinsectos destacó la tendencia hacia el consumo de proteína derivada de insectos, particularmente la que proviene de los grillos, y su crecimiento exponencial en los mercados de Estados Unidos y Canadá.
“A partir de esta alerta es que la industria comenzó a tener bastante crecimiento, muchas startups comenzaron a desarrollar productos finales, terminados, barritas, galletas, totopos, utilizando principalmente harina de estos insectos, o proteína de grillo”, agrega Jiménez.
“La recolección y la cría de insectos pueden generar oportunidades empresariales en las economías desarrolladas, en fase de transición y en desarrollo”, señala.
Héctor Jiménez ha constatado en su propio emprendimiento una oportunidad empresarial que ya tiene eco en el país y en los mercados más importantes del mundo: Estados Unidos y Canadá.
Nutrinsectos comenzó en 2014 en un criadero prototipo de 4×4 metros, criando alrededor de 4 mil grillos al mes.
Ocho años después, el interés y crecimiento del mercado ha hecho que migren a una planta de 3 mil metros cuadrados donde puede incrementar su producción hasta las 20 toneladas de harina de grillo y comenzó a exportar a Estados Unidos.
Nutrinsectos actualmente produce 10 toneladas de harina de grillo mensuales, lo que implica la crianza de 85 millones 536 mil insectos que tienen en el mercado estadounidense su principal destino.
“¿Por qué Estados Unidos? Porque ahí comenzó a haber más interés en el tema de la sustentabilidad y ese fue el principal motor para impulsar esta industria, la sustentabilidad”, subrayó.
“Al día de hoy somos los mayores productores de grillo en Latinoamérica. Nosotros ya nos consideramos una granja industrial y nuestra capacidad de producción va de las 10 a las 20 toneladas de grillo fresco mensualmente”.
En México, por la familiaridad en el consumo de insectos, la aceptación está en auge, enfatiza.
Actualmente, un kilo de harina de grillo oscila hasta en los 40 dólares versus los 5 dólares que cuesta un kilo de proteína animal como la res, por lo que aún, considera, falta inversión para automatizar procesos y bajar los costos de producción.
Aunque el mercado tiene un crecimiento aceptable, Jiménez señala que para poder competir con las proteínas convencionales, la harina de grillo tiene ante sí todavía la maduración de al menos una década.
No obstante, el panorama no deja de ser positivo, pues aunque tarde para ser aceptado en los grandes mercados como un sustituto efectivo de la proteína cárnica tradicional, las aristas del mercado han beneficiado a este emprendimiento a través del consumo para mascotas.