Gatu, la app de identificación forense

Un grupo de diseñadores, junto con una antropóloga forense, desarrollaron una aplicación para facilitar la identificación de restos óseos humanos. La idea está a punto de completarse y podría ayudar a fiscalías de todo el país a resolver la crisis de personas desaparecidas y cuerpos no identificados


Texto: Arturo Contreras Camero / Pie de Página / Fotos: Isabel Briseño

Cuando algún perito forense hace el levantamiento de un cuerpo sin identificar, la metodología es casi como una lista de puntos a verificar. Un tanto mecánica, tediosa y pesada, tanto para los peritos, como para la gente que trabaja en los casos, o al menos, eso le han dicho a Antonio Morales Aldana, diseñador que junto con un equipo multidisciplinario desarrolló Gatu, una app para ayudar a facilitar este proceso.

En marzo de 2020, Antonio Morales conoció a una antropóloga forense, egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Ella trabaja casos muy delicados de personas desaparecidas. A partir del encuentro empezaron a hablar sobre la posibilidad de aligerar el trabajo de identificación en campo.

“Me contó de una metodología, y después le dije oye, pero ¿no hay algo tecnológico que te ayude a hacer esto? Porque era como una check list”. Cuenta Antonio Morales. “No hay, me respondió pero sería estupendo, nos ahorraría mucho tiempo, harías que esto fuese más certero, porque a veces tenemos que llegar con los hallazgos y vaciar la información en un documento de Word o en un Excel, imprimirlo, mandarlo a las fiscalías, o a los servicio médico forenses, y tardamos mucho”.

Marco Antonio tiene una empresa de diseño de aplicaciones. Ha lanzado varias de ellas al mercado. Tanto para empresas como para gobierno. Pero esta iniciativa, es algo que él (y las otras tres personas con las que trabaja) están haciendo juntos. Como una apuesta aparte, sin ninguna retribución. El trabajo, cuenta, lo supervisó esta antropóloga, cuya identidad pidió reservar por motivos de seguridad.

“Queremos que esto caiga en manos de la gente que tiene una responsabilidad histórica con el país y con unas 100 mil personas. Ese es el espíritu de la herramienta; queremos que el gobierno asuma la responsabilidad ante la población”, asegura.

En el país está rezagada la identificación de más de 52 mil cuerpos. Según datos de la subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, se tiene registro de 92 mil personas desaparecidas.

Después de casi dos años de trabajo, Gatu, la app de identificación, está al 80 por ciento de desarrollo. Ya funciona, y está a punto de entrar a pruebas de seguridad y usabilidad, para las que el grupo recibirá apoyo de la UNAM.

Incluso, ya tuvo una primera prueba ante la Coordinación de Investigación Forense y Servicios Periciales de la Fiscalía de la Ciudad de México según cuenta Antonio.

La aplicación para dispositivos móviles, la app, funciona solo con huesos. Hace un registro exhaustivo de cada uno de los restos óseos y las condiciones en las que los encontraron. Mientras lo cuenta, Antonio Morales va mostrando cómo trabaja el programa desde su propia iPad. Cuando el perito llena todos los alvéolos, el resultado final es un informe.

«Si ya tenemos la tecnología hay que utilizarla para efectos sociales. Las apps no sólo sirven para pedir pizzas»: Antonio Morales.

Si se completan todos los campos, es decir, si se tienen todos los huesos de los restos de una persona, la app identifica el sexo, la edad, la estatura y la ancestria (que son los orígenes étnicos de la persona, es decir, si es una persona caucásica, amerindia, asiática o negroide). Estos datos son de la persona a quien corresponden los huesos. La app, cuenta con una precisión del 99 por ciento, según dice su diseñador. Además, hace una representación gráfica de la persona en cuestión.

Encontrar todos los huesos de una persona en una búsqueda es un caso extraño. Ante esto, la aplicación está en proceso de hacer análisis parciales con información limitada. La idea, es resumir un proceso que Antonio solo conoce porque diferentes antropólogos se lo ha contado:

“Me dicen: Nosotros vamos, hacemos el proceso, resguardamos el espacio y empezamos a hacer las mediciones. A veces hay cuerpos enteros, si son más de un cuerpo, en qué condiciones está, si son cenizas. Son muchas las variables y nosotros tenemos que levantarlas de manera manual. Cuando estamos en campo tenemos que hacer eso de manera manual, la ventaja de hacerlo digital es que se hace más rápido y que al término se mande la información para armar el expediente con un Semefo y se le da un número de investigación”.

La esperanza, dice Antonio, es que el banco de datos de esta información digitalizada se pudiera compartir con otras Fiscalías (Federal o Estatales) y se ayude a identificar personas desaparecidas.

“La idea es que llegue una persona y que me diga, sabes, mi familiar tenía una costilla rota, o el peroné, y entonces las personas que investigan, con acceso a este banco de datos, pueda encontrar una coincidencia más rápidamente”, dice.

Hasta el momento la aplicación no ha sido probada en ningún caso o en campo. Pero sus desarrolladores esperan tener una prueba en marzo del 2022. Buscan alianzas con alguna alcaldía de la Ciudad de México u otra autoridad que les quiera ayudar.

Cuando esté lista, Gatu no va a estar disponible en las tiendas digitales de aplicaciones comerciales como la App Store de Apple o la Google Playstore. La idea es que se ponga a disposición de las Fiscalías de los diferentes estados del país. También con la Guardia Nacional o la Fiscalía General de la República.

Los colectivos de búsquedas de personas, que son quienes han estado en la vanguardia de la búsqueda e identificación de personas desaparecidas en el país, también podrían hacer suya esta aplicación de la mano de los peritos del Estado.

“Celebramos que haya tanta iniciativa, porque es natural ante la incapacidad del gobierno y con tantas carpetas sin resolver. Pero si esto no lo toma la fiscalía, entonces no se puede compartir la información con otros bancos de datos o iniciarse una carpeta de investigación al respecto”.

Gatu significa colibrí en otomí. En esos pueblos se cree que cuando a alguien se le presenta una de estas aves, es un mensaje de un ser querido que ya no está con nosotros, mandando buenas nuevas.


Este texto se publicó originalmente en Pie de Página:

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