La falta de disponibilidad de aguacate mexicano ha elevado los precios del fruto al tope más alto en dos décadas en el mercado estadounidense.
La caja de nueve kilogramos de aguacate michoacano ha alcanzado los 38 dólares, un aumento de hasta el 81%, según cifras oficiales, el mayor precio desde 1998.
El Departamento de Agricultura del Gobierno de Estados Unidos estima que la producción aguacatera mexicana podría presentar una reducción del 8% en el año agrícola 2021-2022, lo que contribuye al disparo del costo en los mercados estadounidenses.
Además, un análisis de Bloomberg aseveró que los importadores estadounidenses de aguacate todavía están estabilizando el flujo de la fruta luego de que la Administración de su país impusiera un freno a la compra del producto a Michoacán por criterios de seguridad.
México aporta más de ocho de cada 10 aguacates que se consumen en Estados Unidos, por lo que a pesar de que se prevé un aumento en la producción de California, no será suficiente para abastecer la demanda local.
Según análisis de la entidad financiera Rabobank, desde 2010 el consumo de aguacate en Estados Unidos se ha duplicado y actualmente ostenta un margen de cuatro kilos anuales per cápita.
Si bien esta industria genera recursos significativos para los productores mexicanos, comunidades en resistencia contra el crimen organizado de Michoacán, como en Cherán, acusan que el fruto también genera importantes lesiones sociales, como desplazamiento forzado, deforestación, cambio de uso de suelo y explotación laboral.
Los mexicanos acusan que los grupos criminales emplazados en Michoacán aprovechan la amplia solicitud de esta fruta para manipular su comercio y hacerse de tierras de siembra mediante el uso de la fuerza, además de fomentar la deforestación para privilegiar el cultivo del llamado oro verde.
La cultura del espectáculo en Estados Unidos, que agrupa a familias y amigos en torno a eventos deportivos masivos como el Súper Tazón, ha fomentado el consumo de guacamole en fiestas y eventos, un platillo botanero donde el aguacate es el principal ingrediente.
Pese a su bonanza en la producción de aguacate, Michoacán es uno de los estados más violentos de México y vive una crisis de seguridad desde hace años, además de que ahí inició el expresidente Felipe Calderón su llamada guerra contra el narcotráfico en diciembre de 2006.
La entidad ha destacado en la prensa mexicana durante todo el 2022 por diversos hechos de violencia, como ejecuciones masivas, la toma armada de un palacio municipal o la ejecución del alcalde de Aguililla, uno de los territorios más sacudidos por la violencia criminal.
Michoacán forma parte de la estrategia prioritaria del gabinete federal de seguridad, que considera focos rojos a ese estado junto con Chihuahua, Jalisco, Quintana Roo, Estado de México, Baja California, Zacatecas, Guanajuato y Sonora.
Con información de Sputnik.