El líder de la iglesia de “La luz del mundo” negocia pasar 17 años en una cárcel de EU para evitar un juicio de consecuencias potencialmente devastadoras, a cambio de declararse culpable de solo tres de los 19 delitos que se le imputaban.
Violación de una joven de 15 años. Tráfico de menores para involucrarlos en actos lascivos. Trata de personas. Posesión de pornografía infantil. Obligar a una mujer a realizar sexo oral y abusar sexualmente de ella. Extorsión. Esta es una lista abreviada de las acusaciones por las que no responderá Naasón Joaquín García, líder de la iglesia La Luz del Mundo. El apóstol de Jesucristo, como se le conoce entre sus seguidores, llegó un acuerdo de último momento con la Fiscalía de California para evitar ir a juicio en Estados Unidos, a cambio de reconocer solo tres de los 19 cargos que se le imputaban y pasar 17 años en la cárcel. Es el mayor caso que se recuerde contra un religioso mexicano.
Tras múltiples evidencias y testimonios explícitos de crímenes sexuales a manos de Joaquín García, el arreglo legal ha desvanecido en el aire la promesa de que cinco denunciantes puedan contar por primera vez su historia y la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa con una posible condena a cadena perpetua de haber sido encontrado culpable de la mayoría de los delitos. “¿Cómo pueden hacer un acuerdo con un violador de niños y traficante de personas?”, cuestionó Sochil Martin, la denunciante que sacó a la luz por primera vez los abusos perpetrados por el autoproclamado “siervo de Dios”.
“Esta condena manda un mensaje claro de que los abusos sexuales nunca serán aceptables en California. Haremos responsable a cualquiera que viole la ley”, declaró el fiscal general, Rob Bonta. Los fiscales anunciaron la confesión de culpabilidad como una victoria, en un caso de alto perfil que se extendió por tres años, debido a la pandemia y a varias apelaciones presentadas por la defensa que retrasaron el proceso. Joaquín García, que se jacta de tener cinco millones de seguidores en 50 países (cifras de la propia iglesia), aceptó haber obligado a dos menores de edad a que le hicieran sexo oral y haber cometido actos lascivos en contra de una de ellas.
El acuerdo se negoció el pasado viernes, menos de 72 horas antes de que empezara la selección de los 12 miembros del jurado. “El señor García estaba en la ducha. Ella entró para bañarse con él y lavarlo, desnuda. Ella describió que la tomó por los hombros y dijo: ‘me empujó abajo hacia el suelo’. De rodillas, ella le hizo sexo oral”, describió un agente del FBI en una audiencia de agosto de 2020. “El acusado Naasón Joaquín García les dio un discurso de cómo un rey tiene varias amantes y afirmaba que, al ser apóstol de Dios, nunca podría ser juzgado por su acciones”, se lee en la acusación. En otra parte del documento se describe el acoso a una denunciante de 15 años: “Puso sus manos alrededor de ella, la besó en los labios, le tocó las nalgas e intentó tocar su vagina”. Miles de mensajes de texto, videos explícitos, imágenes pornográficas y testimonios de las víctimas iban a estar en el centro de un juicio que se iba a extender entre cinco y seis semanas.
El acuerdo cayó como un baldazo de agua fría entre las personas que abandonaron la iglesia y aseguran haber arriesgado la vida de ellos y sus familias para alzar la voz. “Denos paz, no un acuerdo”, reclamó Martin en un comunicado. Cinco personas que abandonaron el culto describieron esta semana en entrevistas con EL PAÍS que recibieron amenazas, fueron víctimas de acoso y, en algunos casos, tuvieron que huir de México, incluso con Naasón Joaquín tras las rejas. “Cuando hay armas de por medio y están amenazando a tus hijos, sabes que ya se han cruzado todos los límites”, decía uno de ellos, “son criminales, la iglesia es una fachada”. La organización ha negado en múltiples ocasiones que existiera tal acoso.
La Luz del Mundo defendió hasta hace unas horas la inocencia de su líder y acusó a la prensa de mentir y tergiversar la información. Para algunos de sus voceros, la declaración de culpabilidad de Naasón Joaquín, ahora un agresor sexual confeso, sigue sin probar nada. “Era obvia la sentencia anticipada que se tenía, no podía haber un juicio justo”, justificó Silem García, uno de los portavoces. A 24 horas de la confesión no se ha emitido ningún comunicado a nombre de la institución.
“El Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García es guía espiritual y maestro de nuestra fe”, se lee en la única mención que sobrevive en la página web oficial del culto sobre su líder. Descrito como serio, temido y de personalidad fuerte por quienes lo conocen, se sabe poco públicamente del líder religioso antes de su llegada al poder. Con doble nacionalidad, fue encargado de la iglesia para Estados Unidos y estuvo al frente de congregaciones en California, Arizona y Texas. Es el quinto de ocho hermanos y durante buena parte de los 50 años que estuvo su padre, Samuel Joaquín, al frente de la organización, parecía poco probable que lo sucediera. Varios miembros que pertenecieron a la cúpula veían a Benjamin Joaquín, el primogénito varón, como un candidato más carismático, pero aseguran que una serie de pugnas internas lo alejaron de esa posibilidad.
Tras la muerte del apóstol Samuel a finales de 2014, Joaquín García tomó el control de la institución por “mandato divino”. A raíz de una primera ola de denuncias sobre abusos sexuales que llegaron a la prensa en 1997 pero que nunca se esclarecieron en un tribunal, el último tramo de la gestión de su padre estuvo marcado por una tendencia más personalista y donde se antepuso la figura del apóstol en las liturgias religiosas. El llamado apostolado de Naasón siguió esa tendencia, aunque con un control más totalitario. A menudo, los fieles se referían a él como “el ungido”, el “varón de Dios” o a su familia como el “linaje escogido” y en la última década se endurecieron las políticas y los discursos sobre los “apóstatas”, que son marginados y deben ser acusados por sus propios familiares y amigos si critican al apóstol. A golpe de varias sesiones diarias de doctrina, a los ojos de sus seguidores es infalible e incuestionable: un Dios vivo. En entrevistas separadas, varios exmiembros admitieron que habrían cometido un delito, si la iglesia o el apóstol se lo pedían.
Naasón Joaquín buscó continuar la expansión internacional de la congregación y construyó un personaje público con fuertes conexiones en la política. Una serie de gestiones le abrieron las puertas del Palacio de Bellas Artes, el principal recinto cultural del país, para celebrar su cumpleaños número 50. En esos días recibió un polémico reconocimiento de manos de más de una treintena de diputados mexicanos. Fue nombrado por instancias de Estados Unidos y Centroamérica como ciudadano distinguido. Y puso, junto al presidente Nayib Bukele, la primera piedra de un megadesarrollo de la iglesia en El Salvador. Todo esto sucedió en las semanas que precedieron su arresto en Los Ángeles, en junio de 2019. La Santa Cena, la principal celebración anual de la congregación, solía ser un desfile de políticos e invitados de honor de todo el espectro político.
Los críticos también ponen en la mira su opulencia. El líder de una feligresía predominantemente humilde fue detenido tras bajar de un jet privado y solía ostentar trajes finos, autos y relojes de alta gama. Más adelante, investigaciones periodísticas destaparían un rancho millonario en Texas a nombre de su familia y el origen de templos faraónicos que se construían sin que los seguidores recibieran un salario, así como lingotes de oro, maratones de compras en tiendas de lujo y cientos de miles de dólares en efectivo hallados en allanamientos policiales en sus propiedades. La fianza que se fijó tras su aprehensión en California fue de 90 millones de dólares, “la más alta de la historia”.
Al tiempo que más de una decena de políticos en funciones y candidatos a puestos de elección adheridos a su iglesia salieron a defenderlo en público, la Unidad de Inteligencia Financiera de México presentó cinco denuncias en 2020 contra la iglesia por enriquecimiento ilícito. El repentino acuerdo con las autoridades estadounidenses también deja en suspenso el avance de una investigación penal de la Justicia mexicana, donde la iglesia se fundó y concentra su poder político y económico, así como su mayor cantidad de fieles: unos 190.000 según el último censo, lejos de las cifras que presenta la organización.
“Naasón Joaquín García usó su poder para aprovecharse de niños”, afirma la Fiscalía de California. “Esta condena jamás podrá deshacer el daño, pero ayudará a proteger a las futuras generaciones”, asegura la Fiscalía. A cambio del acuerdo de culpabilidad, no habrá juicio. Ante el riesgo de pasar una vida tras las rejas, un ofrecimiento a purgar 17 años de condena. Después de tres años de espera, una confesión para volver a imponer el silencio.
Sobre el autor: Elías Camhaji. Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.