El dolor crónico se puede medir usando señales cerebrales: nueva investigación

Los investigadores están trabajando para desenredar los circuitos neuronales del dolor crónico y agudo.


La gran idea

Usando un implante cerebral que puede registrar señales neuronales durante muchos meses, mi equipo de investigación  y yo descubrimos biomarcadores objetivos de la gravedad del dolor crónico en cuatro pacientes con dolor crónico en su vida diaria.

El dolor es una de las experiencias subjetivas más importantes y básicas que una persona puede tener. Si bien hay mucha evidencia de que la percepción del dolor tiene lugar en el cerebro , también existe una gran brecha de conocimiento sobre dónde y cómo se procesan las señales de dolor en el cerebro. Aunque el dolor es universal, no ha habido una forma de medir objetivamente su intensidad.

La mayoría de los estudios previos sobre las señales cerebrales responsables del dolor se han basado en experimentos de laboratorio en entornos artificiales. Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sobre el dolor crónico han utilizado medidas indirectas de la actividad cerebral, como la resonancia magnética funcional o la electroencefalografía. Además, aunque los médicos reconocen ampliamente que el dolor crónico no es solo una extensión del dolor agudo, como golpearse un dedo del pie, aún se desconoce cómo se relacionan entre sí los circuitos cerebrales detrás del dolor agudo y crónico.

Persona sentada en el sofá, con la cabeza entre las manos.
El dolor crónico puede ser debilitante. Catherine McQueen/Momento vía Getty Images

Nuestro estudio fue parte de un ensayo clínico más amplio destinado a desarrollar una nueva terapia de estimulación cerebral para tratar el dolor crónico intenso. Mi equipo implantó quirúrgicamente electrodos en los cerebros de cuatro pacientes con dolor posterior a un accidente cerebrovascular y dolor de miembro fantasma para registrar señales neuronales en su corteza orbitofrontal, un área del cerebro asociada con la planificación y la expectativa, y la corteza cingulada, un área asociada con la emoción.

Preguntamos a los pacientes sobre los niveles de intensidad del dolor varias veces al día durante un máximo de seis meses. Luego construimos modelos de aprendizaje automático para tratar de hacer coincidir y predecir las puntuaciones de intensidad del dolor autoinformadas de cada paciente con instantáneas de sus señales de actividad cerebral. Estas señales cerebrales consistían en ondas eléctricas que podían descomponerse en diferentes frecuencias, de forma similar a como un acorde musical puede descomponerse en sonidos individuales de diferentes tonos. A partir de estos modelos, encontramos que las frecuencias bajas en la corteza orbitofrontal se correspondían con las intensidades de dolor subjetivo de cada paciente, proporcionando una medida objetiva del dolor crónico. Cuanto mayor sea el cambio en la actividad de baja frecuencia que medimos, más probable es que el paciente experimente un dolor intenso.

A continuación, queríamos comparar la relación entre el dolor crónico y el dolor agudo. Examinamos cómo el cerebro respondió al dolor intenso a corto plazo causado por la aplicación de calor en el cuerpo de los pacientes. Según los datos de dos participantes, encontramos que la corteza cingulada anterior estaba más involucrada en el procesamiento del dolor agudo que en el dolor crónico. Este experimento proporciona la primera evidencia directa de que el dolor crónico involucra áreas de procesamiento de información del cerebro distintas de las involucradas en el dolor agudo.

¿Por qué importa?

El dolor crónico, definido como dolor que dura más de tres meses, afecta hasta 1 de cada 5 personas en los EE. UU. En 2019, la incidencia de dolor crónico fue más común que la de diabetes, presión arterial alta o depresión.

El dolor neuropático resultante del daño al sistema nervioso, como un accidente cerebrovascular y el dolor del miembro fantasma, a menudo no responde a los tratamientos disponibles y puede afectar significativamente la función física y emocional y la calidad de vida. Una mejor comprensión de cómo medir la actividad cerebral para rastrear el dolor podría mejorar el diagnóstico de las condiciones de dolor crónico y ayudar a desarrollar nuevos tratamientos como la estimulación cerebral profunda.

La estimulación cerebral profunda se ha utilizado para tratar la depresión grave.

Lo que aún no se sabe

Aunque nuestro estudio proporciona una prueba de concepto de que las señales de regiones específicas del cerebro pueden servir como una medida objetiva del dolor crónico, es más probable que las señales de dolor se distribuyan en una amplia red cerebral.

Todavía no sabemos qué otras regiones del cerebro pueden albergar señales de dolor importantes que pueden reflejar con mayor precisión el dolor subjetivo. Tampoco está claro si las señales que encontramos se aplicarían a pacientes con otras afecciones dolorosas.

¿Qué sigue?

Esperamos utilizar estos biomarcadores neurales recién descubiertos para desarrollar una estimulación cerebral personalizada como una forma de tratar los trastornos de dolor crónico. Este enfoque implica la incorporación de señales en algoritmos personalizados que controlarían el momento y la ubicación de la estimulación cerebral bajo demanda, de forma similar a cómo funciona un termostato.

  • ESTAMOS HABLANDO DE:
  • Salud
Aldea84
Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Artículos relacionados

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

spot_img

Lo más reciente

spot_img

Los investigadores están trabajando para desenredar los circuitos neuronales del dolor crónico y agudo.


La gran idea

Usando un implante cerebral que puede registrar señales neuronales durante muchos meses, mi equipo de investigación  y yo descubrimos biomarcadores objetivos de la gravedad del dolor crónico en cuatro pacientes con dolor crónico en su vida diaria.

El dolor es una de las experiencias subjetivas más importantes y básicas que una persona puede tener. Si bien hay mucha evidencia de que la percepción del dolor tiene lugar en el cerebro , también existe una gran brecha de conocimiento sobre dónde y cómo se procesan las señales de dolor en el cerebro. Aunque el dolor es universal, no ha habido una forma de medir objetivamente su intensidad.

La mayoría de los estudios previos sobre las señales cerebrales responsables del dolor se han basado en experimentos de laboratorio en entornos artificiales. Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sobre el dolor crónico han utilizado medidas indirectas de la actividad cerebral, como la resonancia magnética funcional o la electroencefalografía. Además, aunque los médicos reconocen ampliamente que el dolor crónico no es solo una extensión del dolor agudo, como golpearse un dedo del pie, aún se desconoce cómo se relacionan entre sí los circuitos cerebrales detrás del dolor agudo y crónico.

Persona sentada en el sofá, con la cabeza entre las manos.
El dolor crónico puede ser debilitante. Catherine McQueen/Momento vía Getty Images

Nuestro estudio fue parte de un ensayo clínico más amplio destinado a desarrollar una nueva terapia de estimulación cerebral para tratar el dolor crónico intenso. Mi equipo implantó quirúrgicamente electrodos en los cerebros de cuatro pacientes con dolor posterior a un accidente cerebrovascular y dolor de miembro fantasma para registrar señales neuronales en su corteza orbitofrontal, un área del cerebro asociada con la planificación y la expectativa, y la corteza cingulada, un área asociada con la emoción.

Preguntamos a los pacientes sobre los niveles de intensidad del dolor varias veces al día durante un máximo de seis meses. Luego construimos modelos de aprendizaje automático para tratar de hacer coincidir y predecir las puntuaciones de intensidad del dolor autoinformadas de cada paciente con instantáneas de sus señales de actividad cerebral. Estas señales cerebrales consistían en ondas eléctricas que podían descomponerse en diferentes frecuencias, de forma similar a como un acorde musical puede descomponerse en sonidos individuales de diferentes tonos. A partir de estos modelos, encontramos que las frecuencias bajas en la corteza orbitofrontal se correspondían con las intensidades de dolor subjetivo de cada paciente, proporcionando una medida objetiva del dolor crónico. Cuanto mayor sea el cambio en la actividad de baja frecuencia que medimos, más probable es que el paciente experimente un dolor intenso.

A continuación, queríamos comparar la relación entre el dolor crónico y el dolor agudo. Examinamos cómo el cerebro respondió al dolor intenso a corto plazo causado por la aplicación de calor en el cuerpo de los pacientes. Según los datos de dos participantes, encontramos que la corteza cingulada anterior estaba más involucrada en el procesamiento del dolor agudo que en el dolor crónico. Este experimento proporciona la primera evidencia directa de que el dolor crónico involucra áreas de procesamiento de información del cerebro distintas de las involucradas en el dolor agudo.

¿Por qué importa?

El dolor crónico, definido como dolor que dura más de tres meses, afecta hasta 1 de cada 5 personas en los EE. UU. En 2019, la incidencia de dolor crónico fue más común que la de diabetes, presión arterial alta o depresión.

El dolor neuropático resultante del daño al sistema nervioso, como un accidente cerebrovascular y el dolor del miembro fantasma, a menudo no responde a los tratamientos disponibles y puede afectar significativamente la función física y emocional y la calidad de vida. Una mejor comprensión de cómo medir la actividad cerebral para rastrear el dolor podría mejorar el diagnóstico de las condiciones de dolor crónico y ayudar a desarrollar nuevos tratamientos como la estimulación cerebral profunda.

La estimulación cerebral profunda se ha utilizado para tratar la depresión grave.

Lo que aún no se sabe

Aunque nuestro estudio proporciona una prueba de concepto de que las señales de regiones específicas del cerebro pueden servir como una medida objetiva del dolor crónico, es más probable que las señales de dolor se distribuyan en una amplia red cerebral.

Todavía no sabemos qué otras regiones del cerebro pueden albergar señales de dolor importantes que pueden reflejar con mayor precisión el dolor subjetivo. Tampoco está claro si las señales que encontramos se aplicarían a pacientes con otras afecciones dolorosas.

¿Qué sigue?

Esperamos utilizar estos biomarcadores neurales recién descubiertos para desarrollar una estimulación cerebral personalizada como una forma de tratar los trastornos de dolor crónico. Este enfoque implica la incorporación de señales en algoritmos personalizados que controlarían el momento y la ubicación de la estimulación cerebral bajo demanda, de forma similar a cómo funciona un termostato.

  • ESTAMOS HABLANDO DE:
  • Salud
Aldea84
Aldea84http://aldea84.com
Sitio para nativos y migrantes digitales basado en la publicación de noticias de Tijuana y Baja California, etnografías fronterizas, crónicas urbanas, reportajes de investigación, además de tocar tópicos referentes a la tecnología, ciencia, salud y la caótica -y no menos surrealista- agenda nacional.

Artículos relacionados

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

spot_img

Lo más reciente

spot_img