A las afueras de la ciudad mexicana de Guadalajara existe una zona abandonada que comienza a ser conocida como “el Chernóbil de México”. Un youtuber visitó el lugar y documentó algunas de las prácticas que se realizan.
Con más de 3 millones de seguidores sólo en YouTube y muchos más en sus redes sociales, Yulay es uno de los influencers más reconocidos de México por sus viajes a lugares incógnitos o tours peligrosos.
En esta ocasión, el comunicador mexicano visitó Lomas del Mirador, una colonia del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, ubicado muy cerca de Guadalajara, en el occidente del país latinoamericano.
Se trata de un complejo habitacional de alrededor de 800 viviendas, todas ellas abandonadas y ahora utilizados para actividades que van desde la brujería y los ritos satánicos hasta la ingesta de drogas. Los departamentos se encuentran en mal estado y a menudo son utilizados, también, por indigentes que buscan cubrirse del clima.
En redes sociales se conoce a este lugar como “el Chernóbil mexicano” porque algunas de sus partes semejan la ciudad ucraniana que padeció el accidente nuclear del 26 de abril de 1986, cuando se dañó la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, en los tiempos de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
De acuerdo con reportes de la prensa local, el lugar fue abandonado una vez que las empresas constructoras involucradas entraron en crisis y pleitos legales. Las autoridades mexicanas no han podido determinar qué se puede hacer con los inmuebles, que suelen servir para la venta de drogas. Homex, una de las constructoras, entró en suspensión de pagos en 2014.
Según una nota periodística del diario español El País, la zona también ha sido utilizada para cavar fosas clandestinas y ocultar allí los cuerpos de las víctimas del crimen organizado en México. El Gobierno de López Obrador ha reconocido que en el país hay más de 100.000 desaparecidos.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) pronosticó hace algunos días que, con las actuales condiciones de búsqueda, “serían necesarios 120 años para identificarlos [a los cuerpos], sin contar los nuevos cuerpos que se van sumando cada día”.
Con información de Sputnik.