‘Deadpool &Wolverine’: nadie muere para siempre

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El mercenario violento y adorable regresa a los cines con escenas divertidas, chistes visuales inteligentes, grandes sorpresas, y muchas referencias para los fanáticos.




Por: Alissa Wilkinson

“Disney es tan estúpido”, dice Deadpool al principio de Deadpool & Wolverine. Es el tipo de ataque —en este caso, al estudio que distribuye la película que estamos viendo— al que nos tiene acostumbrados este tipo, un mercenario malhablado con un traje que oculta su cara y que recuerda vagamente a Spider-Man. Deadpool, que ni es exactamente un héroe ni otra cosa, es una respuesta a los superhéroes conflictivos pero íntegros del Hollywood del siglo XXI. Mata de manera desordenada, hace un montón de chistes inapropiados y, en una industria que prácticamente decreta que se debe tener una calificación PG-13 (con supervisión de adultos para menores de 13 años) para aumentar las ganancias, sus películas siempre tienen calificación R (con supervisión de adultos para menores de 17 años).

A pesar de aparecer por primera vez en los cómics de Marvel, Deadpool (interpretado por Ryan Reynolds), alias Wade Wilson, también solía estar ligeramente fuera del Universo Cinematográfico Marvel (UCM). Pero en los seis años transcurridos desde su última participación en la gran pantalla en Deadpool 2, el mercenario ha sido incluido en el UCM, junto con los X-Men, por razones relacionadas con la adquisición de 20th Century Fox por parte de Disney en 2019. (Que rápidamente fue rebautizada como 20th Century Studios, y puedes estar seguro de que Deadpool también bromeará sobre eso).


Deadpool explica todo esto muy rápidamente al principio de Deadpool & Wolverine, para ponernos al día. Tiene mucho terreno que cubrir porque también debe aclarar cómo esta película evitará profanar la memoria de Wolverine (encarnado por Hugh Jackman), alias Logan, a quien se le dio sepultura en el excelente filme homónimo de 2017. “No lo vamos a hacer”, anuncia Deadpool. Así que no te hagas ilusiones.

Las dos primeras películas de Deadpool se propusieron desbaratar las convenciones del cine de superhéroes, con Deadpool (2016) desechando los créditos de apertura convencionales por un texto alternativo que detallaba lugares comunes de este tipo de filmes como: “Un villano británico”, “Una chica hermosa”, “Una adolescente malhumorada”, “Un personaje de CGI” y también algunas palabras que no podemos publicar aquí. Deadpool rompía la cuarta pared de manera constante, comentando con el público lo que estaba ocurriendo o a punto de ocurrir, así como el mísero presupuesto de la película y la estupidez de que él, un personaje menor y ridículo, estuviera en una película.

Pero los tiempos han cambiado, y no solo porque esas películas hicieron mucho dinero. Sí, Deadpool & Wolverine sigue haciendo bromas sobre los salarios residuales y sobre los personajes del universo rival de DC en los cómics, y muchas de ellas me hicieron reír. Sigue contando con Reynolds burlándose de sí mismo; tiene algunas escenas divertidas, chistes visuales inteligentes, sorpresas entretenidas, referencias inesperadas y pausas adorables para admirar los bíceps y abdominales de Jackman.

Sin embargo, Deadpool ha sido arrastrado al MCU. Con eso viene todo tipo de nuevas oportunidades para mezclas tontas, cameos y tramas, como el ferviente e inútil deseo de Deadpool de unirse a Los Vengadores. Lo más importante en este caso es que el giro que ha dado el MCU en los últimos años hacia el multiverso —un movimiento que proporciona una libertad vertiginosa para remezclar, reiniciar y aumentar las ganancias— le da a Deadpool & Wolverine, dirigida por Shawn Levy, cierto margen narrativo para trabajar.

Juntar a este dúo no fue algo gratuito. Wolverine (o a veces el propio Jackman) ha sido un objeto de diversión desde la primera Deadpool, alguien que suele ser motivo de bromas y celos. Deadpool y Wolverine comparten algunos traumas de origen clave, y a veces parecen las dos caras de una misma moneda defectuosa, mientras Deadpool ignora sus traumas con bromas y Wolverine frunce el ceño. Además, ambos son hombres de mediana edad (Reynolds tiene 47 años y Jackman 55), y las numerosas e irónicas elecciones musicales de la película, desde Avril Lavigne y ’N Sync hasta Goo Goo Dolls, AC/DC y Madonna, parecen calculadas para activar algo en los cerebros de cierta edad. Parece natural que ambos personajes participen en una película juntos, además de ser una gran oportunidad para meter en la misma pantalla a dos personas que generan grandes ingresos.

Pero como se trata de una película del MCU, hay obligaciones. Las apuestas tienen que ser absurdamente altas, relacionadas con la destrucción o la salvación de universos enteros. Y lo que es más importante, debe haber sinergia corporativa. Ahora, Deadpool no solo tiene que aludir a otras propiedades del MCU, sino que tiene que relacionarse explícitamente con ellas, integrándose en la enmarañada red de películas y series que funcionan como anuncios mutuos y que forman parte de una trama coherente.

En este caso, eso significa maximizar el multiverso, haciendo referencias a tantas propiedades que no me atrevería a mencionarlas todas (aunque tal vez quieras volver a familiarizarte con las ideas generales de la serie de televisión de Loki). A medida que el universo cinematográfico de Marvel ha ido creciendo, el papel de las referencias a los fanáticos se ha disparado, contando con el placer de vitorear un cameo o una decena para darle a la gente lo que quiere. Sin embargo, no querrás que te estropee la diversión.

Podría contarte todo lo que ocurre en Deadpool & Wolverine, sus numerosos giros, sus diversos temas y villanos pero, en realidad, eso no explicaría toda la película. Deadpool & Wolverine es un filme de Deadpool, lo que significa que es grosera e irreverente, divertida y desagradable, rara y un poco dulce. Reynolds y Jackman son divertidos de ver, en parte porque sus personajes en pantalla contrastan de manera muy violenta con sus imágenes de chicos buenos fuera de la pantalla. Mucho de lo que ofrece el MCU parece salido de la misma fábrica, lo que hace que cualquier cosa con personalidad propia parezca un alivio.

Pero, al final, Deadpool & Wolverine es una película sobre fusiones corporativas, sobre propiedad intelectual, sobre cómo el negocio de Hollywood lucha contra el proceso creativo. Es una película sobre cómo todo lo que alguna vez tuvo éxito en Hollywood está hecho para repetir lo mismo sin cesar, cómo una industria inflada y reacia al riesgo no puede dejar las cosas como están, cómo ya nadie está realmente muerto, cómo el mundo siempre se está acabando pero nunca se le permite a la historia terminar.

Deadpool & Wolverine juega diabólicamente con todo eso, por supuesto. Se deja ver porque es autorreflexiva. Pero ahora que los ataques suceden dentro de la misma casa, su impacto es diferente. Por un lado, “Disney es tan estúpido”. Por otro lado, Disney pagó por esta película, y nosotros les pagamos para verla. Este negocio hace que todos seamos tontos.

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