“Estrés” no se refiere simplemente a un mal día en el trabajo, una pelea con un compañero o amigo. El estrés lo abarca todo.
Estar tan estresado que se te cae el cabello no solo sucede en las películas, y eso es solo el comienzo. El estrés, que puede presentarse de cientos de maneras diferentes, puede afectar gravemente a todo el cuerpo. Y en términos de cosas superficiales, el estrés puede tener un gran impacto en tu apariencia. Desde las canas hasta el acné por estrés, la lista es larga.
Para conocer las formas más comunes en que el estrés puede afectar su piel y cabello, hablamos con el Dr. Ryan Turner de Turner Dermatology en Nueva York. Sin embargo, antes de sumergirse en esa lista, es importante definir el estrés en sí. Porque “estrés” no se refiere simplemente a un mal día en el trabajo, una pelea con un compañero o amigo. El estrés lo abarca todo. Incluso estar mal descansado se registra como estrés en el cuerpo.
“[Cosas como] el estrés emocional, las enfermedades crónicas, los malos hábitos alimenticios, trabajar muchas horas y el exceso de alcohol pueden causar estrés en el cuerpo. Cuando el cuerpo está estresado, se liberan diferentes tipos de señales hormonales para ayudar a la mente y al cuerpo a sobrellevar la situación”. Es posible que haya oído hablar de estas hormonas: Cosas como la adrenalina, el cortisol y la norepinefrina. Este cambio en las hormonas (sin mencionar el posible agotamiento de todo) comienza a afectar su cuerpo, incluida su apariencia. Así es cómo.
Cómo afecta el estrés a tu cabello
1. “Pérdida de choque”, también conocido como efluvio telógeno
Si nota una gran pérdida repentina de cabello, entonces podría deberse al estrés. Tiene que ser capaz de distinguirlo de sus patrones de pérdidas regulares; tal vez estés acostumbrado a ver uno o dos cabellos en el lavabo después de ducharte y secarte con una toalla, pero de repente ves 5 o 10 a la vez, cada vez. Suponiendo que no se trate de pérdida de cabello de patrón masculino (alopecia androgenética), podría ser efluvio telógeno, dice Turner.
“Hemos visto mucho efluvio telógeno durante la pandemia debido al estrés psicológico y debido a la propia infección por COVID”, dice. Lo que hace es enviar el folículo piloso a un nuevo ciclo de crecimiento, que debe estar precedido por el desprendimiento del cabello existente. La buena noticia es que esos pelos caídos por esta “pérdida de choque” pueden y probablemente volverán a crecer. “El efluvio telógeno generalmente se recupera unos meses después de que el factor estresante haya pasado, pero puede ser dramático si se elimina rápidamente”, dice.
Turner agrega que el estrés puede ser un pequeño contribuyente a la pérdida de patrón masculino, pero su pérdida de cabello genética individual ocurrirá inevitablemente de todos modos.
2. Alopecia Areata
El efluvio telógeno no es el único tipo de pérdida de cabello inducida por el estrés. La alopecia areata es otra: “Por lo general, son parches circulares de pérdida de cabello en el cuero cabelludo o la barba”, dice Turner. Con la alopecia areata, el sistema inmunitario ataca los folículos pilosos designados. “Esto a menudo es reversible con la eliminación del factor estresante o con el tratamiento de su dermatólogo”. (Que a menudo es una inyección de esteroides, junto con el uso regular de minoxidil, pero el médico le indicará qué es lo mejor en su caso).
3. Canas prematuras
Todas esas noches en la oficina pueden comenzar a pasar factura, un mechón a la vez: el estrés también puede hacer que el cabello se vuelva gris prematuramente. “A través de una vía de señalización compleja, las hormonas del estrés (sobre todo la norepinefrina) pueden conducir al agotamiento de los melanocitos (células productoras de pigmento) alrededor del folículo piloso”, dice Turner. ¡Esa es una forma elegante de decir que tu cabello puede perder su pigmento más rápido si presionas tu suerte!
Cómo afecta el estrés a la piel
1. Acné y aumento de la producción de petróleo
El cortisol y la adrenalina que corren por tus venas estresadas pueden desencadenar un aumento repentino en la producción de aceite en tu piel. Eso produce una probabilidad mucho mayor de un brote o 12. Pero esa no es la única razón detrás del aumento de las imperfecciones: “El microbioma de la piel que contiene las ‘bacterias buenas’ también se debilita, lo que permite que se invada con las bacterias [malas] del acné ”, explica Turner. Es hora de intensificar su régimen de cuidado de la piel contra el acné , y tal vez también algunos probióticos.
2. Curación obstaculizada
“Las hormonas del estrés, principalmente el cortisol, pueden retrasar el proceso de curación de la piel al interferir con los mecanismos de reparación naturales”, dice Turner. “El estrés también puede afectar negativamente la producción de colágeno en la piel”. Y es este colágeno el que mantiene la piel resistente y firme, sin mencionar que su producción en el cuerpo ya disminuye significativamente a medida que envejecemos. Por lo tanto, necesita todo el colágeno que pueda obtener, y ese estrés no le hace ningún favor.
3. Hiperpigmentación
Siempre que tenga una mancha oscura o un parche en la piel, uno que se niega a desaparecer, aparte de los lunares, es probable que esté lidiando con hiperpigmentación . Es más comúnmente causado por la exposición excesiva al sol, pero un buen desequilibrio hormonal también pondrá las cosas en marcha. (La hiperpigmentación también aumenta a medida que envejecemos). Pero no es solo el estrés interno del cuerpo lo que puede causarla, dice Turner. En su lugar, mire el entorno que lo rodea: “Los factores estresantes ambientales, como la contaminación del aire y el humo del cigarrillo, pueden conducir a la formación de radicales libres que causan ‘estrés oxidativo’ en la piel”, explica. “Esto a su vez puede conducir a la decoloración de la piel”.
4. Piel opaca y seca
Al debilitar las funciones de barrera de humedad de la piel y debilitar su microbioma, el estrés puede deshidratar significativamente la piel. Turner agrega que esto puede conducir a una piel que no solo es seca y de textura áspera, sino que se ve opaca, hundida, hosca, etc.
