De los 7.200 millones de cigarrillos ilegales consumidos en México entre febrero de 2019 y 2020, alrededor del 38 por ciento eran chinos, según Oxford Economics, una firma de análisis global. Las autoridades mexicanas incautaron más de 25 millones de cajetillas de cigarrillos de contrabando en una sola redada en septiembre pasado.
La Zona Libre de Colón se anuncia como “una vitrina comercial por excelencia”, que ofrece a los exportadores un sinfín de productos libres de impuestos que llegan desde todo el mundo a esta ajetreada ciudad en la desembocadura del Canal de Panamá.
También es “el Disneylandia del contrabando”, según Daniel Rico, experto colombiano en economías criminales. “Whisky, cigarrillos, medicamentos… de todo”.
Ahora, periodistas han descubierto una red de empresas ficticias con sede en Panamá que envían enormes cantidades de cigarrillos chinos desde la zona franca a países latinoamericanos donde no existe un mercado legal para tales productos. Las empresas tienen vínculos con la enorme empresa tabacalera estatal china y le ha vendido a personas acusadas de contrabando.
La China National Tobacco Corporation (CNTC) es la mayor empresa de cigarrillos del mundo. Controla casi la mitad del mercado mundial y vende la mayor parte de sus cigarrillos a los casi 300 millones de fumadores de China. Pero el inmenso conglomerado, al que se le conoce como China Tobacco, está intentando ampliar aún más su alcance, y ha estado construyendo nuevos mercados desde África hasta Europa.
El contrabando es una parte importante de esa estrategia, según los expertos, y Panamá se ha convertido en una plataforma clave en la campaña de China Tobacco en América Latina
Periodistas del OCCRP y sus socios, Cuestión Pública de Colombia y la Revista Concolón de Panamá, descubrieron que los cigarrillos de CNTC han inundado países desde México hasta Ecuador. El texto de las cajetillas está en español, lo que da a entender que se fabrican específicamente para mercados latinoamericanos, aunque Chile parece ser el único país donde es legal venderlos.
Con esta estrategia, la CNTC sigue el ejemplo de las grandes tabacaleras, que son el grupo de empresas que dominan el comercio mundial desde hace años: British American Tobacco (BAT), Imperial Brands, Japan Tobacco International y Philip Morris International (PMI), dueña de Marlboro.
En la década de 1990, recordó Rico, las cajetillas de Marlboro empezaron a entrar a Colombia, con una agresiva competencia de precios para doblegar las marcas locales. En esa época, PMI negoció con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) de Colombia.
“Un día fueron y le dijeron a la Dian que querían legalizar, pero ya tenían controlado todo el mercado”, explicó Rico, quien es director de la firma de investigación C-Análisis. “El contrabando es una manera de expandir mercado”.
Sobre esta investigación
Hace un año, reporteros de OCCRP y sus socios en América Latina se propusieron averiguar si existía un mercado legal para las marcas de cigarrillos chinos en dieciocho países de habla hispana de la región, así como en España.
El objetivo era determinar por qué las fábricas de la CNTC producen cajetillas de cigarrillos con marcas en español.
Los reporteros comprobaron la información oficial en internet y enviaron solicitudes de acceso a la información a instituciones sanitarias, fiscales y de control del tabaco de los distintos países. En once países obtuvieron información oficial, que indica que allí no se pueden vender legalmente marcas de CNTC. Solo uno de ellos, Chile, permite la venta de marcas de CNTC como Chunghwa y Golden Deer.
En seis países donde no se pudo obtener información oficial, los periodistas verificaron diversas fuentes, como grandes supermercados, quioscos de tabaco y tiendas especializadas. Ninguno ofrecía marcas de CNTC al público. En Uruguay, los reporteros obtuvieron un documento oficial de 2021 que fija los precios en los kioscos del país. No incluye ninguna marca de CNTC. Si bien esto no confirma que estas marcas son ilegales, si es una evidencia de que es posible que no haya un mercado sustancial que justifique importaciones de gran escala.
Reglamentos poco estrictos
De nuevo, una ola de cigarrillos ilegales inunda Colombia. Pero ya no son Marlboro, las cajetillas llevan ahora nombres como Golden Deer y Silver Elephant, además de otras marcas de CNTC.
En julio de 2020, las autoridades interceptaron un enorme cargamento de cigarrillos chinos, confiscando una cantidad casi suficiente para que cada uno de los 50 millones de colombianos se fumara dos cajetillas.
Una base de datos obtenida por reporteros se reseñan las incautaciones de cigarrillos no se mencionan a las empresas implicadas, por lo que es imposible saber si forman parte de la red conectada a la CNTC. Sin embargo, pudieron rastrear el recorrido de los 96 millones de cajetillas de cigarrillos Marshal, Golden y Brass de la CNTC hasta las manos de los contrabandistas en Colombia.
Los cigarrillos fueron fabricados en China y enviados a Colón. Luego, atravesaron el Caribe, con paradas en Jamaica y Aruba –una táctica para ocultar su origen– antes de llegar finalmente a la ciudad costera colombiana de Cartagena y ser transportados a una zona franca en la capital, Bogotá, según explicó un alto funcionario aduanero colombiano. Pidió el anonimato, pues no está autorizado a hablar con periodistas.
Si bien fue la mayor incautación de cigarrillos chinos en la historia de Colombia –o de cualquier tipo de cigarrillo, en realidad–, fue solo una de muchas. Cuestión Pública tuvo acceso a una base de datos de incautaciones de cigarrillos compilada por la Policía Fiscal y Aduanera de Colombia (Polfa), donde se puede apreciar que seis de las 10 marcas más confiscadas en el país entre 2015 y agosto de 2020 fueron producidas por China Tobacco.
Y el contrabando parece estar creciendo rápidamente. Las autoridades colombianas incautaron 300.000 cajetillas de cigarrillos chinos en 2016. Pero solo en los primeros siete meses de 2020 se confiscaron más de 6 millones de cajetillas.
En otros países latinoamericanos el patrón es similar.
En Brasil, las incautaciones de cigarrillos chinos aumentaron casi un 165 por ciento el año pasado, según los datos que obtuvo OCCRP a través de una solicitud de información pública. Se confiscaron 201.386 cajetillas en 2020, comparadas con las 76.122 del año anterior. En 2015, las autoridades solo incautaron 2.007 cajetillas.
De los 7.200 millones de cigarrillos ilegales consumidos en México entre febrero de 2019 y 2020, alrededor del 38 por ciento eran chinos, según Oxford Economics, una firma de análisis global. Las autoridades mexicanas incautaron más de 25 millones de cajetillas de cigarrillos de contrabando en una sola redada en septiembre pasado, incluyendo marcas chinas, según reseñaron medios de comunicación. En noviembre, un camión de gasolina propiedad de la compañía petrolera estatal mexicana, PEMEX, fue detenido en un puente que conecta el estado de Texas con la ciudad mexicana de Reynosa. Llevaba 8.500 cajetillas de la marca Marble de CNTC escondidos en la cabina.
Y según un estudio publicado este año por investigadores de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, cerca de una cuarta parte de los cigarrillos ilícitos que se consumen en Ecuador son chinos.
“Sobre la venta ilícita de cigarrillos chinos en la región, no tenemos conocimiento relevante”, declaró la embajada china en Ecuador, que recibió un importante cargamento de cigarrillos de una de las empresas panameñas de la red descubierta por los periodistas.
En Venezuela, el consumo de cigarrillos ilegales ha crecido un 300 por ciento desde 2019, según un estudio de la Cigarrera Bigott, filial de BAT. Los cigarrillos ilícitos comprenden el 30 por ciento de todo el mercado, lo que le cuesta al gobierno 130 millones de dólares en impuestos que dejan de pagarse anualmente. Una marca de la CNTC, Golden Deer, representa el 8 por ciento del mercado ilegal.
Los expertos afirman que Panamá –donde el año pasado las autoridades incautaron 28 contenedores con cigarrillos ilegales antes de su envío– es el centro regional más importante de este comercio ilícito.
“El gran punto de distribución de los cigarrillos chinos, uruguayos y paraguayos es Panamá”, indicó Rico, mencionando dos países de suramericanos que también son conocidos por la producción de cigarrillos ilícitos. “Todo esto llega allá a la Zona Libre de Colón y de ahí se distribuye por toda Latinoamérica”.
Una reglamentación poco estricta y una aplicación laxa hacen que las empresas puedan abusar de las normas de la zona sin recibir castigo alguno, explica María Lorena Cummings, de la Cámara de Comercio de Colón.
Cualquier empresa de la zona puede comprar cigarrillos chinos libres de impuestos y puede jugar con el sistema para no pagar casi ningún arancel al exportarlos. Es fácil hacer una declaración de exportación falsa, sobre todo porque se controlan muy pocos contenedores que salen del puerto.
E incluso si una empresa es descubierta, Cummings explica que las sanciones son ridículamente bajas en comparación con las posibles ganancias de un cargamento de cigarrillos de contrabando.
“Es un negocio tan rentable, tan tan rentable, que puedes correr el riesgo”, dijo. “Si no cuentas con el personal técnico, si no cuentas con la tecnología… y multas ejemplares, tienes un caldo de cultivo” para la actividad ilegal, falsificación, contrabando y blanqueo de dinero.
Cortina de humo corporativa
Para mucha gente, el contrabando de cigarrillos puede evocar imágenes de buques oxidados llegando a puertos clandestinos para dejar su cargamento ilícito en sitios aislados de la costa. Y en realidad, eso sigue ocurriendo.
El año pasado, las autoridades colombianas detuvieron un barco destartalado frente a su costa caribeña que transportaba más de 1,7 millones de cajetillas de cigarrillos chinos. El barco había zarpado de Panamá, pero no llevaba consigo ninguna documentación a bordo que demostrara que los cigarrillos podían entrar legalmente en Colombia.
Pero la operación descubierta por los reporteros que involucra a empresas vinculadas a CNTC en Panamá es mucho más sofisticada.
Los cargamentos están inmersos en una gran cantidad de papeleo y burocracia comercial, lo cual le da a las empresas la posibilidad de negar su conexión con el contrabando. Sin embargo, las pruebas recogidas por los periodistas demuestran que las empresas envían grandes cantidades de cigarrillos a países donde no existe un mercado legal para esos productos. Y las empresas han hecho negocios con contrabandistas que operan en esos países.
Los reporteros descubrieron cuatro empresas que operan en Panamá y que tienen vínculos con la CNTC, aunque el importante volumen de cigarrillos chinos que se contrabandean en América Latina da a entender que hay más redes similares por descubrir. Las cuatro empresas registradas en Panamá fueron contactadas, pero ninguna respondió a los cuestionarios enviados.
Overseas United Inc.
Overseas United, una sociedad entre la una filial de CNTC – China Tobacco Hunan Co. – y una firma de Singapur, empezó a producir cigarrillos en una fábrica en Panamá en 2012. Tres años más tarde, la fábrica recibió una visita oficial de Wang Weihua, en ese entonces el principal diplomático chino en Panamá y director de la oficina comercial en el país.
Weihua elogió a Hunan China Tobacco Co., una de las mayores filiales de CNTC, por la puesta en marcha de la fábrica. Añadió que era una muestra de la estrategia de China de “salir” al mundo, una doctrina de Estado que sentó las bases de la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” (Belt and Road Initiative – BRI en inglés) del gigante asiático para desarrollar el comercio y las infraestructuras a nivel mundial.
“Espero que la fábrica siga ampliando su escala de producción en el futuro y que se expanda a Centroamérica y Sudamérica con Panamá como base”, declaró Weihua en un artículo publicado en el sitio web del Ministerio de Comercio chino.
Señaló además que la empresa había enviado cigarrillos a “México, Costa Rica, Nicaragua, Colombia, Chile, Perú y otros países de Centroamérica y Sudamérica”, aunque Chile parece ser el único país de América Latina donde existe un mercado legal para los productos de la CNTC.
Pero Overseas United quedó al descubierto después de que las marcas de China Tobacco aparecieran a la venta en las calles de Panamá. Un año después de la visita de Weihua a la fábrica, las autoridades cancelaron los permisos de exportación de la empresa. Overseas United no ha logrado convencer a la Corte Suprema de Panamá de que revierta la decisión, pero eso no le ha impedido a dos ejecutivos de la compañía seguir mandando cigarrillos chinos a otros países. Solamente está usando otra compañía para hacerlo.
Finta Inc.
El presidente de Overseas United, Chew Seng Kiang, y su director, Chew Teck Chuang, también son directores de Finta Inc. Con oficinas en la Zona Libre de Colón, Finta exportó más de 632 toneladas de cigarrillos a Belice, Canadá y Estados Unidos entre mayo de 2013 y octubre de 2018, según registros comerciales.
El principal cliente de Finta era Victor M. Guerra Inc Duty Free Shop, una empresa estadounidense cuyo propietario fue condenado en mayo de 2020 por intentar introducir cigarrillos de contrabando en México. A principio de ese año lo arrestaron después de que la policía detuviera un camión con 17 millones de cigarrillos que salió de una de sus bodegas hacia México.
Tenía un guía de carga falsa escrita en inglés, que mostraba que la supuesta carga era ropa usada, juguetes y carteras. El chofer llevaba otro documento en español que afirmaba que el camión llevaba algodón, según el medio de comunicación local MyRGV. Posteriormente, se incautaron más de 422 millones de cigarrillos en dos almacenes de la empresa, incluidas «numerosas marcas de cigarrillos prohibidas en México», según documentos judiciales.
Datos de importación muestran que Victor M. Guerra Inc importó a Estados Unidos marcas de la CNTC como Win, Golden Deer y Nise, que las autoridades mexicanas han incautado en operaciones anti-contrabando a lo largo de los años.
Finta vendió a esta empresa más de 599 toneladas de cigarrillos, que fueron enviados desde Colón a Houston en 44 envíos. Victor M. Guerra también recibió cargamentos directamente de Overseas United, así como de otra empresa que está conectada con Finta: Take Roll.
Kinea Internacional SA, y Take Roll Company Ltd, S.A.
Documentos del registro comercial muestran que dos “representantes legales” de Finta eran también ejecutivos de Kinea y Take Roll. Uno es Valeska Johanna Aedo Ayala, de nacionalidad chilena. El otro es Leung Kam Fat, de Hong Kong y con pasaporte británico. Leung y Aedo también aparecen en los Panama Papers, un conjunto de documentos filtrados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) procedentes del bufete de abogados Mossack Fonseca, que creó empresas fantasma para clientes de todo el mundo. Una de las empresas que Mossack Fonseca registró en las Islas Vírgenes Británicas comparte el mismo nombre que la firma panameña, Take Roll.
Leung figura como presidente y director de Take Roll en Panamá, donde Aedo es directora y secretaria. Leung es además director y único accionista de la empresa hermana en las Islas Vírgenes Británicas.
Los correos electrónicos filtrados muestran que la empresa Take Roll de las Islas Vírgenes Británicas se creó para facilitar el comercio de tabaco. En comunicaciones de marzo de 2014, un abogado de Mossack Fonseca suministró algunos antecedentes de la nueva empresa.
“Nuestro cliente se dedica a la compra y reventa de Tabaco (cigarrillos) y licores a través de otras entidades legales que hemos constituido para él también”, escribió el abogado. “Estas mercancías son suministradas por empresas ubicadas principalmente en China y se venden a clientes situados principalmente en países latinoamericanos como Perú y Belice”.
En Perú no existe un mercado legal para los cigarrillos de CNTC, mientras que Belice es un conocido centro de contrabando. Documentos de la Oficina de Propiedad Intelectual de Belice muestra que Kinea y Take Roll han registrado siete marcas de CNTC en ese país, incluyendo Silver Elephant y Far Star.
En el correo electrónico figuraba Kinea Internacional como uno de los clientes de Take Roll, y su dirección fiscal estaba en la Zona Libre de Colón. El abogado también mencionaba como proveedores a tres de las empresas de China continental que conforman la CNTC: Hongta Tobacco (Group) Co Ltd, China Tobacco Hunan Industrial Co Ltd, Hongyunhonghe Tobacco (Group) Co Ltd.
Mientras tanto, registros de exportación muestran que Kinea y Take Roll, registradas en Panamá, enviaron cigarrillos chinos de la Zona Libre de Colón a varios países latinoamericanos, incluyendo Perú y Colombia. Kinea envió cargamentos a Bolivia, así como a un cliente con sede en Ciudad del Este, la segunda ciudad más grande de Paraguay y un conocido foco de contrabando en la llamada Triple Frontera, una región que comparte con Argentina y Brasil.
En 2010, Kinea envió cigarrillos por casi US$ 34.500, así como licor, a la Embajada de China en Quito, Ecuador. Cabe preguntarse por qué la misión diplomática de China necesitaría tal cantidad de tabaco.
“La compra de la Embajada China por concepto de licor y cigarrilos constituye material diplomático y es para uso exclusivo de la Embajada”, indicó la embajada a OCCRP.
Pero el cargamento parecía ser demasiado grande para el consumo exclusivo de los diplomáticos chinos, según una experta en control del tabaco en Ecuador.
“Me sorprende la verdad esa respuesta porque 30.000 dólares es muchísimo, especialmente para temas diplomáticos”, señaló Tatiana Villacrés, autora de varios informes sobre el tabaco ilícito en Ecuador. “Me parece una respuesta irracional en mi opinión.”
Pero fue en Colombia donde las autoridades dejaron en evidencia los vínculos de las dos empresas con el contrabando. Entre 2012 y 2018, Kinea y Take Roll exportaron a Colombia cigarrillos chinos por más de US$ 40 millones. Casi todos estaban destinados a empresas con sede en Maicao, una ciudad en la frontera noreste con Venezuela que es conocida por el contrabando.
El principal cliente de Kinea era José Guillermo Maestre Díaz, un popular compositor de vallenato de la costa caribeña de Colombia. Pero en 2015 el show se acabó para Maestre, cuando fue detenido junto con otras 14 personas acusadas de formar parte de una red de contrabando. El Ministerio de Hacienda afirmó que el grupo movía el 70 por ciento de la mercancía ilegal en Colombia, según publicó el diario El Tiempo.
Batalla perdida
Una ventaja que parece tener la CNTC sobre sus competidores es la capacidad de apoyarse sobre el peso diplomático de China, que no ha hecho más que incrementarse con las inversiones de la Franja y la Ruta en América Latina.
Juan Carlos Buitrago señaló que cuando era director de la Policía Fiscal y Aduanera de Colombia entre 2018 y 2020, las tabacaleras le pidieron que trabajara con las autoridades chinas para frenar el flujo de cigarrillos ilegales de CNTC en el país.
“Ha sido imposible”, indicó Buitrago, quien ahora dirige la consultora Strategos BIP.
Afirmó que el gobierno colombiano cedió a las presiones de China para no incluir fuertes medidas contra el contrabando de todo tipo de mercancías en un acuerdo comercial bilateral. En un momento dado, el embajador de China llegó a pedirle que detuviera un operativo contra una red de contrabando de zapatos, cigarrillos y otras mercancías, en la que estaban involucrados ciudadanos chinos.
“Fue frustrante la posibilidad de al menos intentar tener cooperación con las autoridades chinas porque prácticamente ese mercado hace parte digamos de su política económica y de Estado”, agregó Buitrago.
A pesar de los esfuerzos de Colombia por luchar contra el comercio ilegal de cigarrillos chinos, es fácil encontrarlos en Bogotá, incluso en tiendas que ya han sido objeto de incautaciones.
Un comerciante en San Andresitos, un barrio del centro de la ciudad conocida por vender productos del mercado negro, ofrecía cajas con 2.000 cigarrillos por menos de 300 dólares. Los cigarrillos estaban guardados en un almacén cercano, dijo. Otros tres comerciantes también ofrecieron cigarrillos chinos a un periodista.
En una calle adyacente, un hombre le vendió cigarrillos Marshal Mint –producidos por China Tobacco Hunan Industrial de la CNTC– que tenía en su morral, por los que pidió 5,50 dólares por un cartón de 10 cajetillas. Otro hombre dijo que le podía conseguir un cartón por sólo 4,70 dólares, es decir, 47 centavos por cajetilla. En comparación, un paquete de Marlboro o Lucky Strike cuesta casi 2,50 dólares en el mercado legal.
A unos 3.000 kilómetros al norte, en el mercado de Tepito, en Ciudad de México, un cartón con 10 cajetillas de cigarrillos chinos de contrabando se vende a US$ 6. En el mercado legal, un cartón de marcas populares como Camel o Chesterfield cuesta unos US$ 33.
Si China Tobacco se sale con la suya, esos cigarrillos pronto podrán comercializarse legalmente en México. Al menos cinco de las empresas chinas que conforman la CNTC han solicitado al gobierno permiso para vender sus productos en el país.
La estrategia sigue el patrón de otras grandes tabacaleras: permitir que sus marcas inunden los mercados ilícitos y luego hacer presión para legalizarlas. Así lo hizo PMI hace algunas décadas con Marlboro en Colombia, según dos expertos y un funcionario aduanero que pidió el anonimato por no estar autorizado a hablar con periodistas.
“Si quieren entender lo que está pasando ahora, miren lo que pasó en los años 80 y 90 con los grandes productores de tabaco”, concluyó el funcionario.