Una gira con su grupo Dogstar, un libro y una agenda cargada de proyectos cinematográficos certifica que hoy la carrera del actor más querido de Hollywood está más viva que nunca.
Es una de las grandes estrellas de Hollywood, aunque las últimas noticias que ha generado Keanu Reeves (Beirut, 59) están vinculadas a la gira de Dogstar, el grupo en el que ejerce de bajista dio su primer concierto en España en junio , y a la publicación de The Book of Elsewhere, su colaboración con el escritor británico de ciencia ficción China Miéville. Los intereses de Reeves son tan eclécticos como su carrera. Hoy cumple los sesenta el actor más querido de Hollywood, un título no oficial que nadie osa disputarle, ha participado en todos los géneros: desde blockbusters como Matrix a obras independientes, véase la inclasificable The Neon Demon de Nicolas Winding Refn. Hermético y misterioso, como corresponde a alguien cuyo nombre significa “brisa fresca sobre las montañas”, no ha podido evitar verse involucrado en algunas historias curiosas como aquella supuesta boda con David Geffen. En los noventa, la revista francesa Voice publicó que el actor se había casado por el rito hebreo con el magnate de la industria musical en un restaurante de Los Ángeles y ante Liz Taylor, Steve Spielberg. Cindy Crawford y Claudia Schiffer. La historia llegó a los medios de todo el mundo, él no se molestó en desmentirla porque “no hay nada malo en ser gay, así que negarlo es hacer un juicio sobre ello. ¿Y por qué darle tanta importancia?, declaró a Vanity Fair. Si alguien no quiere contratarme porque cree que soy gay, pues tengo que aceptarlo”. Los bulos siempre han estado ahí, sólo ha cambiado su velocidad de difusión.
Reeves no tiene redes sociales, “no tengo nada que tuitear, ni decir, ni nada”, sin embargo es una de las estrellas más queridas de Internet. Sus compañeros también lo adoran. “No creo que haya nadie que tenga algo malo que decir sobre él” dijo su compañera en Speed Sandra Bullock; Francis Ford Coppola no se quedó atrás,”es la persona más agradable que puedes conocer”; el cómico Aziz Ansari que lo ha dirigido en Good fortune fue más allá “en realidad es un ángel y ha estado fingiendo ser humano para interpretar todos sus papeles”. Sólo el recientemente desaparecido Matthew Perry emitió una nota discordante. En su biografía Amigos, amantes y aquello tan terrible, escribió: “Parece que son siempre los tíos más talentosos los que sucumben. ¿Por qué gente con ideas tan originales como River Phoenix o Heath Ledger se mueren, pero Keanu Reeves todavía camina entre nosotros?” En cuanto se desató la tormenta —Internet no permitirá que nadie arrincone a Keanu—no tardó en enviar un comunicado en el que afirmaba que elegir un nombre aleatorio había sido un error. “Dije una estupidez, fue una maldad por mi parte”, declaró en uno de los actos de presentación del libro. “Se me ocurrió su nombre solo porque vivo en la misma calle que él. Le he pedido perdón públicamente y en las futuras versiones del libro no aparecerá su nombre.”
El mundo se enamoró de Reeves por su espíritu, pero también por su belleza. Su físico exótico le viene por parte de padre, un estadounidense de ascendencia hawaiana, china, inglesa y portuguesa. Su madre, británica, le conoció en el Beirut previo a la guerra y la familia vivió entre Estados Unidos y Australia, hasta que cuando Keanu tenía siete años se separaron y él y su hermana se fueron a vivir a Canadá con su madre y el nuevo esposo de esta, el director Paul Aaron. Patricia Taylor consiguió hacerse un nombre como diseñadora de vestuario, trabajó con David Bowie, Alice Cooper y Dolly Parton para quién diseñó el famoso vestido de conejita que la cantante lució en la portada de Playboy y hace unos años Reeves lo utilizó como disfraz de Halloween: “Me puse las orejas y el bustier. Tenía el pelo bastante largo y llevaba zapatillas de deporte con medias de rejilla y una pajarita”, lamentablemente para la humanidad no hay fotos de aquel acontecimiento.
Cuando tenía 15 años Aaron lo llevó al rodaje de su película Fuerza 7, protagonizada por Chuck Norris, donde se encargó de cargar cubos de hielo para mantener frías las bebidas (cuenta orgulloso que le llevó una botella de Sprite a la legendaria Claudette Colbert). Le fascinó el trabajo, quería estar en la industria del cine, en cualquier puesto. Los estudios no eran lo suyo, algo a lo que contribuyó su dislexia, y se trasladó a Hollywood.
Lo primero que hicieron fue intentar cambiar su nombre. “Ese es un nombre que nunca aparecerá en la marquesina de un cine” le dijeron “es demasiado étnico”, hubo una lluvia de ideas y finalmente se decidieron por sus iniciales: K.C. Reeves. (El segundo nombre de Keanu es Charles.) No prosperó y conservó su identidad. Su primera aparición en pantalla llegó gracias a un anuncio de Coca-Cola y en su primer papel en cine, al lado de Rob Lowe en Forja de campeones, interpretó a un jugador de hockey, una de sus pasiones. Al inicio de su carrera se especializó en papeles de adolescente sin muchas luces como el que interpreta en la taquillera Las alucinantes aventuras de Bill y Ted. Lo hizo de manera tan brillante que muchos dieron por sentado que se interpretaba a sí mismo. No era así.”Se necesita una persona inteligente para jugar a ser una persona tonta de manera efectiva” declaró Richard Linklater que lo dirigió en A scanner darkly, “es una maldición: si eres un actor joven y guapo, hombre o mujer, todo el mundo proyecta sobre ti una estupidez superficial, lo que sea. Nadie te da crédito”.
Tampoco fue el más listo en Dulce hogar…a veces de Ron Howard donde interpretaba al novio de Martha Plimpton, por entonces pareja de RIver Phoenix cuyo hermano Joaquin también tenía un papel en la película. River visitaba el plató a menudo y los cinco forjaron una amistad que se mantuvo al finalizar el rodaje. Reeves y Phoenix querían trabajar juntos y vieron la oportunidad en un guión que Gus Van Sant le envió a Phoenix, Mi Idaho privado, la historia de dos chaperos hermosos y melancólicos. Hicieron un pacto, sólo la harían si les elegían a ambos. La película deslumbró a la crítica, logró el León de Oro en el Festival de cine de Venecia y sacó de su error a los que creían que Reeves sólo sabía interpretarse a sí mismo. Poco después le golpeó una de las primeras tragedias de su vida. Phoenix falleció de una sobredosis. “Odio hablar de él en pasado, así que casi siempre lo mantengo en el presente. Era una persona muy especial, original, único, inteligente, talentoso y sumamente creativo” dijo de él.
La muerte de su amigo le sorprendió rodando Speed, un proyecto en el que dudó involucrarse porque era incapaz de entender el concepto. No tenía ningún problema en convertirse en un héroe de acción, ya había sido Johnny Utah el detective surfero de la tan vigorosa como infravalorada Le llaman Bodhi de Katryn Bigelow, pero ¿un autobús que no puede aminorar la marcha? “Recuerdo el guión y estaba como, ¿eh?. quiero decir, la trama es ridícula”. Su agente y un suculento cheque le ayudaron a entender las motivaciones de su personaje, pero no hubo ceros suficientes para convencerle de que rodase la segunda parte porque “los barcos no van tan rápido”. Su negativa tuvo consecuencias: “No trabajé en Fox durante 15 años”. Cambió los millones que cobraría por la secuela por interpretar Hamlet en el Centro de Teatro de Manitoba por menos de 2.000 dólares a la semana. Shakespeare es una de las pasiones de un actor que se ha confesado un lector voraz que tiene entre sus libros favoritos En busca del tiempo perdido de Proust y adora a Dostoevsky. Si sobre las tablas ha interpretado a Hamlet, en cine fue parte del reparto de Mucho ruído y pocas nueces a las órdenes de Kenneth Branagh, una elección controvertida coronada con una nominación al premio Razzie al peor actor secundario. Sus otras incursiones en el cine de época en Las amistades peligrosas y el Drácula de Coppola tampoco fueron muy bien recibidas, lo cierto es que su presencia no era más que un reclamo para los espectadores más jóvenes. Un paseo por las nubes, el drama ambientado en la Segunda Guerra que protagonizó junto a la española Aitana Sánchez-Gijón, tampoco funcionó bien y le proporcionó otra nominación al Razzie. A Reeves el futuro le sienta mejor que el pasado.
No teme a los riesgos, por eso se embarcó sin dudarlo en la intrigante Matrix y acabó interpretando un papel que estuvo a punto de tener los rasgos de Will Smith y Tom Cruise, aunque hoy nadie puede imaginar otro Neo que no sea Reeves. Aficionado a las novelas gráficas de Frank Miller y al cine de artes marciales — El poder del Tai Chi, su primera película como director es una cinta de kung-fu—. se sintió inmediatamente seducido por la película que iba a cambiar el cine del siglo XXI. Las hermanas Wachowski buscaban “un maníaco” que se involucrase en cuerpo y alma y “Keanu era nuestro maníaco” reconoció Lana. La preparación fue extremadamente dura y requirió cuatro meses de entrenamiento. Supo recompensar a los que hicieron el trabajo duro, les regaló una moto Harley-Davidson a cada uno de los especialistas que le doblaron en la pelea contra docenas de clones del Agente Smith. “Trabajé con estos especialistas durante 17 días, me pagaron muy bien, así que como reconocimiento les hice algunos regalos”. Un acto que repitió en la cuarta entrega de John Wick, para agradecer el esfuerzo de sus cuatro dobles le regaló a cada uno un reloj Rolex Submariner personalizado, valorado en casi ocho mil euros. No es la única muestra de su generosidad, donó parte de su sueldo en Matrix a la investigación de la leucemia, una enfermedad que ha aparecido varias veces en la vida de su hermana. “Ella es lo más importante para mí. Cuando te enfrentas a una situación como esta con un ser querido, todo se pone en perspectiva”, declaró. Genera tanta información positiva que hay un hilo de Reddit dedicado a recopilar sus buenas acciones. Él le resta importancia, “solo soy un tipo normal”.
Tras el monumental éxito de Matrix protagonizó Juego asesino contra su voluntad y después de que un “amigo” falsificase su firma.”No quería que me demandaran, así que no tuve otra opción que hacerla” . Sí participó gustoso en Equipo a la fuerza, una comedia sobre hockey en la que rebajó su sueldo para permitir la contratación de Gene Hackman, ya había hecho algo similar para que Al Pacino estuviese en Pactar con el diablo, una de sus películas favoritas.
El cariño que el público siente por Reeves toma a veces formas curiosas. En 2010 le fotografiaron en una pausa de rodaje de la olvidable Henry’s Crime, en la imagen el actor comía un sándwich en un banco de un parque mientras una paloma picoteaba migas a sus pies, nada especial, pero Internet hizo su magia y se convirtió en un meme llamado “Sad Keanu” cuya presencia se multiplicó. “Conceptualmente, lo que pasó fue bastante divertido, pero es un fastidio que te hagan una foto cuando te estás comiendo un bocadillo” dijo al respecto, y negó que estuviese triste. “No me siento solo. No socializo mucho, pero tengo buenos amigos y tengo una vida muy buena”.
Reeves es un curioso caso de personalidad que está por encima de sus películas, algo que vendría a ser parte de la definición de “estrella”. En su extensa filmografía hay joyas, pero también desastres y descalabros de taquilla. En 2008 tuvo un descenso a los infiernos de la intrascendencia tras el estreno de Ultimatum a la tierra a la que él llama “El día que mi carrera se detuvo”. Su carrera se recuperó en 2014 con un producto inesperado: John Wick, una serie B desprejuiciada dirigida por Chad Stahelski, uno de los especialistas de la trilogía Matrix. Reeves da mamporros hermosamente coreografiados y está guapísimo enfundado en un elegantísimo traje negro. El público no necesito más para convertirla en un clásico inmediato, rezuma sentido del humor y también violencia a mansalva, pero justificada: habían asesinado a su precioso cachorro, si algo te da licencia para matar es eso. El canadiense volvió a echar el resto con su preparación del papel. “Si le dijeras que fuera a aprender a hacer ganchillo, iría y se convertiría en un experto en eso” declaró Stahelski.
Reeves ha sufrido varias tragedias personales: el encarcelamiento de su padre por posesión de drogas, la enfermedad de su hermana y el fallecimiento en accidente de tráfico de su novia, Jennifer Syme, un par de años después de que el hijo que ambos esperaban naciese muerto. A pesar del amor que le profesan sus fans, o tal vez por eso, el actor es muy poco dado a ofrecer detalles de su vida privada. Se rumorea que tuvo un romance con Diane Keaton, con quien coincidió en Cuando menos te lo esperas (que en la película se quedase con Jack Nicholson y no con él exigía más pacto de ficción que todo Matrix). Síestán confirmados sus romances con Sofía Coppola y con la actriz Claire Forlani. Cuando apareció en público por primera vez con su última pareja, la artista Alexandra Grant, el pelo blanco de ella llevó a pensar a muchos que era su madre. Aclarado el entuerto Internet se volvió loco por el hecho de que saliese con una mujer “mayor”, aunque lo cierto es que ella es nueve años más joven que él.
Cumplidos ya los sesenta sigue acumulando proyectos, será la voz de Shadow en la tercera entrega de Sonic, protagonizará la nueva película del sueco Ruben Östlund The Entertainment System Is Down y en otoño está previsto que debute en Broadway con Esperando a Godot. Hay Keanu Reeves para rato y parece que nadie va a cansarse de él.