El político justifica su ausencia de Sinaloa con una visita personal a Los Ángeles en el día del asesinato del opositor Héctor Cuén y la captura de Zambada y Joaquín Guzmán López.
Por: Elías Camhaji
“El Gobierno estaba de vacaciones, tomé la decisión de salir tres o cuatro días”. Así explicó el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, su salida del Estado el pasado 25 de julio. Ese día, las autoridades estadounidenses confirmaron la captura de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López, miembros de la cúpula del Cartel de Sinaloa, tras aterrizar de forma inesperada en un pequeño aeropuerto a las afueras de la ciudad fronteriza de El Paso pasadas las cuatro de la tarde. Alrededor de ocho horas más tarde, la prensa local dio a conocer la muerte de Héctor Cuén, un influyente político local y conocido adversario del gobernador. Tras dos semanas de tensiones y versiones irreconciliables sobre lo sucedido, la polémica alcanzó un punto álgido el pasado sábado, cuando el abogado de El Mayo hizo pública una carta en la que asegura que fue emboscado, secuestrado y entregado contra su voluntad en Estados Unidos tras ser citado a una reunión con Rocha, Cuén y los hijos de El Chapo Guzmán ese mismo 25 de julio. En pleno ojo del huracán, el titular del Ejecutivo estatal aseguró que no estuvo presente en ningún encuentro privado con el narco, sino en un viaje familiar a Los Ángeles. En un nuevo intento por disipar las sospechas, el gobernador ofreció más detalles de su versión esta semana. “¿A qué voy a Estados Unidos? Voy a ver a mis familiares”, afirmó en una conferencia de prensa.
¿Qué pasó el 25 de julio? Esa es la pregunta que intriga y divide opiniones en Sinaloa y el resto de México. El Mayo asegura en su carta que fue citado por el propio Guzmán López, su ahijado, en un salón de eventos de Huertos del Pedregal, un rancho a las afueras de Culiacán, la capital del Estado, a las once de la mañana. El motivo de la reunión era “ayudar a resolver las diferencias de los líderes políticos de nuestro Estado”, según esta versión. En el centro del conflicto entre Rocha y Cuén estaba la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), la casa de estudios más importante de la entidad.
La declaración de Zambada, que no ha sido corroborada, ha sido profundamente incómoda porque vincula de forma explícita su captura con el asesinato de Cuén, ofrece un retrato crudo del contubernio entre el crimen organizado y la política local, y llena los vacíos que ha dejado la versión oficial sobre la detención. El Mayo habla de Cuén como un “amigo mío desde hace tiempo”, afirma que un comandante de la Policía ministerial era su guardaespaldas y se asume como un consigliere, un garante de los asuntos más relevantes de la vida pública de Sinaloa. “Sé que la versión oficial que dan las autoridades del Estado de Sinaloa es que Héctor Cuén fue tiroteado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres que querían robar su camioneta”, expone. “Eso no es lo que ocurrió. Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron”. El capo cierra el escrito con un llamado a la concordia tras su arresto: “Nada se resuelve con la violencia. Ya hemos recorrido ese camino y todos perdemos”.
“Si dijeron que iba a estar yo, pues mintieron, y si les creyó, pues cayó en la trampa”, comentó Rocha horas después de que apareció la carta, durante un acto por la visita del presidente, Andrés Manuel López Obrador, y de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. El gobernador sabía de la gravedad de los señalamientos de El Mayo. “Me dijo antes del acto que iba a dar a conocer su versión, nada más que me pedía mi punto de vista de cómo veía yo esta situación, que estaba consciente —eso también lo dijo, y es real— que no era nada más involucrarlo a él, sino involucrar al titular del Ejecutivo, a ya saben quién”, contó el lunes López Obrador. Esa misma mañana una treintena de gobernadores electos y en funciones de Morena, el partido gobernante, salió en defensa de la “probidad y vocación de servicio” de Rocha.
La versión de Rocha Moya es diametralmente distinta a la de El Mayo. El gobernador asegura que despejó su agenda para visitar a un sobrino que trabaja en Los Ángeles, entre otros familiares que viven en Estados Unidos, como una de sus hermanas. “Para que no cunda la especulación en ese sentido, yo no estaba enterado ni me fui porque estaba enterado de esa reunión, ni me invitaron ni tenían por qué hacerlo”, declaró el mandatario en su conferencia de prensa semanal del pasado lunes. “Yo no asisto a ese tipo de reuniones”.
Esta semana se filtró también a los medios una bitácora de vuelo que corrobora la versión de Rocha. Según el documento, adelantado por el periodista Marcos Vizcarra, Rocha partió desde Culiacán a las nueve de la mañana y aterrizó en California a las 11.15 horas, lo que rompe con la línea de tiempo aportada por Zambada. Llegó a territorio estadounidense en un avión privado de la empresa Servicio Ejecutivos Aéreos Viz, del exdiputado priista Jesús Vizcarra y sus hermanos. Jesús Vizcarra fue alcalde de Culiacán. Su familia está detrás de empresas como Salud Digna, que ofrece servicios de salud a bajo costo, y SuKarne, uno de los principales emporios ganaderos del país. El político ha sido investigado por las autoridades por narcotráfico y lavado de dinero, y vinculado durante décadas a El Mayo y el Cartel de Sinaloa, señalamientos que él ha desmentido en repetidas ocasiones.
Rocha no se refirió a la aeronave que abordó junto a seis miembros de su familia. Sí habló de que su ausencia del Estado y la sucesión de eventos que siguieron a su partida fue una “casualidad” y de que los acontecimientos lo tomaron por sorpresa. “Nunca, ni por aquí me pasaba, que pudiera ocurrir un fenómeno tan notable en Sinaloa, México y el mundo”, expuso sobre la detención de ambos capos. “Más tarde, me entero del maestro Cuén y ya ahí estuve exclusivamente atendiendo eso, mandé a hacer un Twitter, publicarlo y luego grabé un mensaje, un videito”, relató. “Me levanté, me quité la pijama, me puse los pantalones que ya llevaba, la camisa que yo creo que estaba arrugada y así lo grabé”. El video en el que expresa sus condolencias se publicó en sus redes en torno a las dos de la mañana. El gobernador dijo en el mensaje que “estaba fuera”, pero no precisó dónde.
El político morenista comentó que tomó un avión de regreso a México a primera hora para atender ambos temas. Sobre la presencia de un comandante de la Policía en la escolta de El Mayo, Rocha dijo que no estaba al tanto de la situación. “La Fiscalía no depende de mí, es un tema de la Policía ministerial”, señaló. “Difícilmente puedo conocer lo que hacen los propios policías estatales, la preventiva y las otras, en este caso nadie me lo pudo haber dicho”, agregó.
La guerra mediática no gira sólo en torno a la presencia de Rocha en la reunión con Zambada y Cuén. También se libra en otro frente: el propio asesinato del político. La Fiscalía de Sinaloa convocó a una rueda de prensa el lunes en la que divulgó un video del ataque contra Cuén, una pieza clave en la principal línea de investigación de las autoridades: que el homicidio se produjo durante un intento de robo de su camioneta. Las imágenes, captadas por la cámara de seguridad de una gasolinera de Culiacán cerca de las diez de la noche, contradicen también la versión de El Mayo, quien asegura que su “amigo” fue asesinado a las once de la mañana. Las autoridades ministeriales decretaron la hora de muerte a las 23.13 horas, según los estudios necrológicos. Los impactos de bala, según las indagatorias, sucedieron “dos o tres horas antes”, dijo la fiscal Sara Quiñónez, aunque matizó que a veces no suelen ser precisos. Ese dato tampoco coincide con la hora de la grabación.
En el video no se aprecia quién está en el vehículo ni la matrícula. Las imágenes muestran que dos hombres armados a bordo de una motocicleta se acercan a la camioneta, abren la puerta del copiloto y se marchan tras interactuar apenas unos minutos con la víctima. Instantes más tarde, ambas unidades arrancan en direcciones opuestas. Las imágenes dan cuenta de un ataque directo, pero no son claras en cuanto a un intento de robo. Un empleado de la gasolinera se queda impávido durante la agresión, no reacciona ni se tumba al suelo, pese a estar solo a unos metros. No se alcanzan a distinguir los disparos. La grabación ha ahondado las dudas sobre lo sucedido. Rocha dijo que no iba a comentar sobre la investigación e insistió en que corresponde a la Fiscalía aclarar lo que pasó. Las autoridades ministeriales, que accedieron a que la Fiscalía General de la República tome el caso, han dicho que no se descarta ninguna hipótesis, incluida la que divulgó El Mayo.
El gobernador afirmó que no tenía nada que ver con lo sucedido, pero dijo estar dispuesto a dar una declaración formal en caso de que lo requieran las autoridades de México o Estados Unidos. “Hay dos versiones, cuando menos”, resumió este martes López Obrador al referirse al video y a los dichos de Zambada. “Hay que esperar”. Mientras tanto, el escándalo sigue latente, después de que la Fiscalía estatal anunciara la vinculación de Héctor Cuén Díaz, hijo del político asesinado, por negociaciones ilegales en la UAS. En un mar de relatos encontrados, todo son preguntas en Sinaloa.