Ian Hanna y James Hepburn, codirectores de la Fuerza de Tarea Conjunta Alpha, también reconocieron la implicación de los cárteles en la trata de personas.

Además del tráfico de drogas, los cárteles mexicanos (como se les conocen a las organizaciones criminales involucradas en actividades de narcotráfico, principalmente) han encontrado un negocio ilícito que cada vez es más redituable para su estructura económica: el contrabando de personas.

Así lo reconocieron Ian Hanna y James Hepburn, codirectores de la Fuerza de Tarea Conjunta Alpha (JFTA) del Departamento de Justicia de Estados Unidos (EEUU) en la conferencia “Lucha contra el contrabando y trata de personas en el Triángulo Norte y México”, realizada el 5 de junio en Washington D.C.

La conferencia giró en torno a los esfuerzos realizados por el JFTA —grupo creado en 2021 en asociación con el Departamento de Seguridad Nacional— contra los principales líderes y facilitadores de redes de tráfico y trata de personas que operan en México, El Salvador, Honduras y Guatemala.

Ante la pregunta expresa de Infobae México sobre el involucramiento de los cárteles mexicanos en estos actos, los codirectores del JFTA reconocieron que dichas actividades se han convertido en uno de los negocios ilegales más rentables, comparándose incluso al mismo nivel que el tráfico de drogas.

Ian Hanna hizo una precisión en la distinción entre el contrabando y trata de personas. El primer término se refiere a la entrada o tránsito ilegal de migrantes de un país a otro, mientras que el segundo implica el traslado de personas con fines de explotación, ya sea trabajos en fábricas o servicios sexuales, mediante el uso de fuerza, fraude o coerción.

“Creo que es justo decir que cada cártel importante en México está involucrado de alguna forma en el negocio ilícito de contrabando de personas, y no hay duda al respecto. La trata de personas, como la definimos, probablemente en menor medida. La gran cantidad de dinero parece ser generado en este momento a través del contrabando de personas”, respondió Ian Hanna.

James Hepburn, por su parte, indicó que los cárteles mexicanos siempre han sacado provecho del contrabando de personas a través del cobro de piso, pero debido a lo redituable que es ese negocio, han decidido involucrase de lleno en estas actividades.

“A lo largo de la historia los cárteles siempre se han beneficiado del contrabando de personas, ya sea mediante el cobro de un piso para operar en su territorio o un impuesto (…) Creo que estamos asistiendo a un cambio en el que los cárteles han visto lo rentable que puede ser el tráfico de personas, al igual que lo ha sido el tráfico de drogas, y han decidido no sólo cobrar piso, sino implicarse más en el contrabando en sí”, aseveró Hepburn.

Si bien no identificaron los cárteles involucrados en este tipo de actos, los codirectores del JFTA advirtieron que el contrabando de personas es igual de redituable que el tráfico de drogas para este tipo de organizaciones criminales, debido los millones de dólares que se generan con ello.

Según estimaciones de la Encuesta Sobre Migración en la Frontera Sur difundidas por Rocío González Higuera, titular de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP), en 2019 el contrabando de migrantes dejó unas ganancias para el crimen organizado de USD 615 millones en México, lo que da cuenta del beneficio económico que pueden obtener los cárteles dedicados a estas actividades.

En México, el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel del Golfo son algunas de las organizaciones criminales que, además del tráfico de drogas, se dedican al contrabando de personas, en su mayoría migrantes que buscan llegar a EEUU.

“Uno de los rasgos distintivos de estos cárteles es utilizar a las personas como objetos que se pueden desechar en cualquier momento del viaje”, advirtió Ian Hanna al respecto, sin mencionar el nombre de dichas agrupaciones.

Trabajos del JFTA

A tres años de su creación, el JFTA ha realizado 305 detenciones nacionales e internacionales contra los principales operadores del contrabando de personas, lo cual ha llevado a 242 condenas en EEUU.

Las tareas del grupo Alpha van encaminadas a dos tipos de casos: los reactivos y los proactivos. Los primeros, por lo regular, se derivan de un suceso trágico en el que hay múltiples pérdidas de vidas humanas, como lo ocurrido en junio de 2022 en San Antonio, Texas, cuando se reportó la muerte de 53 migrantes a bordo de un camión remolque.

“Se trata de un caso reactivo en el que empezamos por el final y trabajamos hacia atrás para tratar de averiguar de dónde procedían esas personas, qué organización patrocinó ese movimiento ilícito y quiénes son los responsables de esas muertes”, explicó Ian Hanna.

Los casos proactivos, en cambio, se originan mediante el intercambio de información policial que procede de los países socios de EEUU, así como de los agentes fronterizos y de las personas detenidas que aportan datos relevantes a cada uno de los distritos federales del sur, como el de California, Texas, Nuevo México y Arizona.

A raíz de ello, el enfoque que actualmente tiene el JFTA se centra en tres áreas principales. La primera es deslindar responsabilidades por los sucesos trágicos de pérdidas humanas. La segunda está enfocada en los vínculos con el crimen organizado, incluyendo en mayor medida a los cárteles mexicanos. La tercera y última tiene que ver con la expansión a otras zonas del país donde el contrabando de migrantes ha comenzado a tener un “impacto palpable” en comunidades locales.

En ese sentido, los esfuerzos del JFTA no van dirigidos a acciones anti-migratorias, ya que su enfoque es desmantelar las redes de la delincuencia y el crimen organizado implicadas en el contrabando y trata de personas.