La parte humana es la más vulnerable, por eso resulta indispensable su concientización y capacitación: Teresa Sáenz.
Todos los usuarios de internet somos responsables de la información que proporcionamos y del cuidado de nuestros dispositivos electrónicos; en esta materia, los retos y desafíos consisten en consolidar planes y estrategias de protección para robustecer la seguridad, y generar en las personas civismo y cultura digital. Se requiere capacitación en todas las generaciones, señalaron especialistas.
En el seminario Retos en materia de ciberseguridad y protección de datos en el entorno digital, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), Ana Teresa Sáenz Hernández, internacionalista y especialista en ciberseguridad, explicó que ésta consiste en el conjunto de acciones tomadas por individuos u organizaciones públicas y privadas, para mitigar los riesgos que se enfrentan en el ciberespacio, con la intención de disminuir cualquier probabilidad de sufrir un ciberataque.
Según la estrategia nacional de ciberseguridad de México, se trata de conjuntos de políticas, controles, procedimientos, métodos de gestión de riesgo y normas asociadas a la protección de la sociedad, gobierno, economía y seguridad nacional en el ciberespacio y redes públicas de telecomunicación, abundó.
La experta recalcó que el ciberespacio tiene cuatro capas; la primera, física, se conforma por el hardware de las computadoras, teléfonos móviles, servidores, etcétera; la segunda es sintáctica, es decir, lo relacionado con el software, programas y protocolos; la tercera, semántica, tiene que ver con la data o información, y ahí se incluyen los datos personales, y la cuarta, es la parte humana, cualquier persona con acceso a internet, y que es “la más vulnerable, donde se llegan a generar los ciberataques”.
En tanto, detalló, hay cuatro áreas que abarcan el tema de ciberseguridad: ciberdefensa (centrado en aquello que daña la soberanía del ciberespacio o la infraestructura crítica de algún país); ciberdelincuencia, o crímenes que se llevan a cabo en el espacio virtual (pornografía infantil, acoso, sexting, etcétera); gobernanza del internet y su buen funcionamiento; y la sociedad de la información, promoción de los derechos humanos en internet y protección de datos.
La concientización y capacitación de la “capa humana” es muy necesaria. “Podemos tener la mejor tecnología y los mejores softwares para prevenir y detectar ataques, pero si no tenemos gente capacitada y con una conciencia real de la relevancia de la higiene digital, el eslabón se debilita poniendo en riesgo la seguridad de la institución, empresa o país”, finalizó.
Andamiaje jurídico
En el aula Centenario del IIJ, Mariana Vázquez Bracho, especialista en protección de datos, sostuvo que por fortuna en México tenemos un andamiaje jurídico que le otorga a todas las personas el poder de decidir sobre su información personal. “Quizá no lo conocemos o no hacemos uso de ese derecho, pero está reconocido en la Constitución, en 32 leyes estatales, y en leyes federales de protección de datos personales, una dirigida al sector público y otra al privado”.
Para las personas físicas o morales que realizan tratamiento de datos personales, incluyendo empresas, redes sociales o plataformas digitales, hay la obligación de cumplir con el deber de la seguridad y confidencialidad, de usar esa información para un fin específico y que esté protegida, acotó.
Miriam Padilla Espinosa, directora de Seguridad de Datos Personales del Sector Privado en el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, mencionó que la ciberseguridad también está relacionada con las medidas que implementamos para proteger, en el día a día, nuestra información.
Hay que encontrar maneras de proteger la confidencialidad, integridad y disponibilidad de activos en el ciberentorno. “Desde pequeños hay que saber que existe la protección de información y conocer los límites de utilización de las nuevas tecnologías; no podemos aislar a nuestros hijos en su uso, porque les da ciertas ventajas competitivas, pero sí podemos generar una cultura digital”.
En la docencia
Por último, Cristina Múzquiz Fragoso, directora de Docencia en Tecnologías de Información y Comunicación de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación de la UNAM, señaló que la pandemia trajo un incremento acelerado del uso de las tecnologías. “Aprendimos muy rápido a usar plataformas, pero nunca revisamos los avisos de privacidad. Decidimos usar diversas herramientas y regalamos nuestros datos”.
En el caso de las clases, agregó, en la modalidad presencial, un profesor ve las reacciones de sus alumnos, cuando ya entendieron o no lo que se les está explicando, pero eso se pierde cuando, a distancia, ellos tienen las cámaras apagadas. Sin embargo, cuando se encienden “damos entrada a los otros a nuestra vida personal y familiar, damos acceso a una intimidad que muchas veces no queremos compartir”.
Finalmente, dijo que en las modalidades presencial y virtual hay riesgos que no vemos. Cuando, por ejemplo, se crean grupos de WhatsApp, debe haber reglas y dejar en claro cuál será su uso y el tipo de configuración. Hay que conocer a la comunidad y ayudar a los chicos a que aprendan a cuidarse.