No hay estudios serios que avalen las categorías generacionales: Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología.
Definir el comportamiento de las personas jóvenes por segmentos de edad y ubicarlas como la “generación de cristal”, por ejemplo, las estigmatiza desde una posición adultocéntrica, lo cual no contribuye a resolver sus problemáticas y necesidades sociales, así como tampoco las inquietudes generacionales, afirmó Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología.
El especialista enfatizó que conceptos como millennials o centennials fueron creados desde el discurso de la mercadotecnia y se reproducen fundamentalmente en las redes sociales, pero no hay estudios sólidos que manejen esas categorías para conducir una investigación sobre el comportamiento de las y los jóvenes: “Tenemos que ser muy rigurosos con lo que decidimos y difundimos. No hay ningún trabajo de investigación serio que confirme que existe esa categoría que llamamos Generación de Cristal. En todo caso, hay definiciones o conceptos que se manejan en las plataformas digitales que nos dicen que es una generación de jóvenes muy frágiles e intolerantes; sin embargo, al mismo tiempo, convivimos con gente adulta que es muy intolerante y también muy sensible emocionalmente. Entonces, el comportamiento de las personas nada tiene que ver con segmentos de edad”.
Forma de adultocentrismo
Sobre la estigmatización, Trujillo Correa abundó que en este caso en particular es una forma de adultocentrismo, es decir, el discurso del adulto que define y traduce la conducta de las y los jóvenes como intolerantes y sensibles al rechazo y a la crítica basado exactamente en lo que “tenemos” que pensar. Y es desde una posición de poder que se estigmatiza, generando una perspectiva de que en determinada edad este sector de la población no valora, no entiende, no le gusta leer o no asiste a eventos culturales, cuando en realidad todos estamos viviendo y enfrentando los retos y las condiciones de una misma época.
Para el académico, hablar de una Generación de Cristal es un discurso muy intolerante: “Este tipo de clasificaciones nos está llevando a la confrontación social permanente, misma que se puede observar en las reacciones virulentas en Twitter ante cualquier tipo de comentario, generando la imposibilidad del diálogo con el otro”.
El universitario señaló que estamos muy acostumbrados a opinar de oídas, sin informarnos y sin profundizar en los datos que hay sobre este tema en particular, por lo que reiteró que no hay datos confiables y serios para hablar de categorías generacionales. Por ejemplo, dijo, los de la llamada Generación X, que surgió a partir de una novela de Douglas Coupland hace 30 años y a partir de ahí todo mundo empezó a hablar de ellos. Hay características sociodemográficas que pueden definir a cada una de las generaciones, pero lo que es cierto es que es muy pronto para determinar qué es lo que nos define como generación.
Consideró que para encontrar una descripción generacional en el futuro, primero tiene que pasar esta época, para que sea la propia historia la que nos reivindique. Por ejemplo, los griegos no se definieron como clásicos; ellos, en su momento, se sentían contemporáneos y fuimos nosotros los que los definimos posteriormente como los clásicos. “Desde el punto de vista de la economía y la sociología, sería importante que después de un tiempo pudiéramos hacer esa reflexión, pero como una generación global, no una por segmentos; una que abarque los 10, los 20 y hasta 60 o 70 años, en donde todos estemos incluidos, porque todos reaccionamos a una misma condición social y cultural”.
Una verdadera reivindicación
Por último, sobre la conmemoración del Día Internacional de la Juventud, Ricardo Trujillo comentó que estamos saturados de días, el día de la comida, el día de la patria, el día del niño etc. Es el activismo de sillón, donde todo este tipo de celebraciones caen dentro de esta lógica de consecución. Parece como si fueran reivindicaciones; sin embargo, ya todo está planteado y no cambia absolutamente nada, enfatizó.
Lo realmente importante, dijo, sería que toda la estructura social se volcara en favor de una causa en común y que todas y todos los jóvenes tuvieran acceso a la educación, a los servicios de salud, a un empleo digno, y que hubiera políticas públicas de equidad para todas y todos, lo que significaría realmente, una reivindicación y no superficialidades.