“Les apuntaron en la cabeza y les dijeron ‘ya no hay salida, no hay’. Y les advirtieron que desde ese día en adelante su vida sería escarbar y sacar tierra.
Por: Daniela Díaz
En 2011, autoridades de Estados Unidos hallaron el narcotúnel más elaborado jamás antes visto. La obra conectaba el suelo de Tijuana con Otay Mesa, en San Diego, California, y fue achacada al Cártel de Sinaloa, fundado por Joaquín Guzmán Loera, ‘El Chapo’. Esta agrupación fue pionera en la construcción de este tipo de obras.
Con 20 metros de profundidad, 600 de longitud, paredes reforzadas con tablones, un elevador hidráulico para descender, rieles y automotores, el narcotúnel hallado hace 12 años en Tijuana fue, en su momento, único en su tipo.
De acuerdo con cifras reveladas por autoridades estadounidenses, en el almacén al que daba la sofisticada construcción del lado estadounidense se hallaron más de 32 toneladas de marihuana.
Los narcotúneles de el Chapo no son uno ni dos ni tres. Estas obras se cuentan por centenares, y el autor detrás de la mayoría de éstas es José Sánchez Villalobos, mejor conocido como ‘el señor de los túneles’, quien por décadas colaboró con el Cártel de Sinaloa.
Por su participación en las construcciones, Sánchez Villalobos fue condenado en 2012 a 10 años de prisión, de los cuales ocho cumplió en México y en 2020 fue extraditado a Estados Unidos, en donde por su colaboración con las autoridades solo tuvo que pagar dos años encarcelado.
Oriundo de Jalisco, se prevé que ‘el señor de los túneles’ ya está en libertad tras haber cumplido su condena por los crímenes que se le imputaron; sin embargo, no fue juzgado por su peor crimen: el esclavismo al que sometió a los obreros que obligó a construir los túneles.
El esclavismo
“Les apuntaron en la cabeza y les dijeron ‘ya no hay salida, no hay’. Y les advirtieron que desde ese día en adelante su vida sería escarbar y sacar tierra. Gritaban: ‘si llegó y no están trabajando los voy a matar'”, se lee en la declaración realizado por hombres que fueron usados como esclavos para la construcción de un narcotúnel.
Fue el 4 de febrero de 2012 cuando militares mexicanos recibieron el ‘pitazo’ de la construcción de un narcotúnel en Tijuana, la zona predilecta para realizar estas obras, específicamente cerca del aeropuerto.
“Tenían itinerarios de los vuelos que llegaban a Baja California, entonces sabían cuándo iba a pasar un avión grande y en ese momento ellos cavaban porque las máquinas hacen muchísimo ruido, entonces lo que hacían era esperar que pasaran los aviones”, señala la periodista de investigación Laura Sánchez Ley en entrevista con Sputnik.
De acuerdo con un expediente solicitado al Gobierno de Baja California por el proyecto Archivero, creado por Sánchez Ley y Dardo Neubauer, profesor de la UNAM, los hombres que fueron descubiertos cavando los pasadizos del que sería otro narcotúnel no tuvieron la menor intención de correr.
Al bajar a la construcción subterránea, los soldados mexicanos encontraron a 17 hombres, jóvenes todos, y en su mayoría provenientes de las zonas más desfavorecidas del estado de Sinaloa cuyos habitantes buscan cruzar la frontera hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.
“A estas personas los engañaron y los llevaron, les dijeron que iban a la línea (la frontera), los bajaron en Tijuana y los bajaron directamente al narcotúnel y les dijeron: ‘a partir de este momento trabajan para el Chapo Guzmán’. En el sentido nada metafórico y totalmente cierto: se los tragó la tierra”, explica Sánchez Ley al narrar el contenido del expediente en donde “los topos” narran su historia.
De acuerdo con la información obtenida por Archivero, iniciativa que busca desclasificar documentos de hechos históricos y de interés público, los hombres estuvieron sometidos a trabajos forzados durante tres meses en los cuales no tuvieron contacto con el exterior.
Con información de Sputnik
