Tras un rompimiento vienen días difíciles: tristeza, ansiedad, depresión y pensamientos obsesivos.
La psicología considera a una psicopatología como aquellos signos o síntomas que pueden formar o derivar en un trastorno psicológico. En la literatura, un amor no correspondido termina muchas ocasiones en locura. Una licencia narrativa y poética que ha llevado a generaciones enteras a perder la cabeza por amor, sin embargo, la realidad dista de la apasionada ficción.
Una ruptura amorosa “no necesariamente genera una psicopatología, los criterios para considerar una patología varían de acuerdo a los síntomas que la persona padezca durante un lapso específico de tiempo. Realmente depende de los recursos que la persona tenga para afrontar el duelo provocado por la ruptura amorosa, entendiendo el duelo como una pérdida que genera un dolor temporal y no como la parcialización de la persona,” detalla Jorge Negrete, psicólogo clínico de los Servicios de Salud Pública de Ciudad de México.
A lo que añade: “me refiero a la sensación de ‘estar incompleto’, a la ansiedad y depresión que esta idea genera en la persona que percibe una pareja como una parte esencial de la vida que debe estar cubierta siempre, como si fuese una necesidad fisiológica tan vital como el dormir o el comer. El problema es que entendemos el tener una pareja como un objeto, cuya ausencia y descontrol nos frustra profundamente. Creo que la patología yace ahí, no tanto en la ruptura amorosa.”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más de 300 millones de personas en el mundo padecen depresión (https://www.who.int/es/news-room/factsheets/detail/depression), el organismo internacional la define así: “la depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana.”
La pandemia sólo ha empeorado la situación, de acuerdo con el organismo internacional los trastornos mentales, neurológicos y por el consumo de sustancias representan 10 por ciento de la carga mundial de morbimortalidad y 30 por ciento de las enfermedades no mortales. Además, uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes es diagnosticado con un trastorno mental y las personas con trastornos mentales graves mueren de 10 a 20 años antes que la población general.
“Con la pandemia, no es que las rupturas amorosas se vuelvan más dolorosas, todo depende del contexto de la relación”, señaló Negrete: “Aquellas parejas que viven juntas y que durante este periodo de encierro han pasado más tiempo juntos y llegaron eventualmente a una separación, allí podríamos decir que las condiciones de la pandemia precipitaron algo que en otro momento hubiera sucedido, funcionaron como acelerante de problemas de interacción ya existentes”.
Codependencia
Una relación codependiente podría ser un signo que derive en una depresión profunda, como lo puntualiza Jorge Negrete: “sentir que una pareja cubre una necesidad que de otra forma no puede ser cubierta, una necesidad de carácter emocional que lleva a la aceptación total de situaciones y conductas que en ocasiones pueden llegar a ser profundamente lesivas para ambas partes de una relación.
Por eso es importante que después de una ruptura amorosa, prestemos atención a nuestro comportamiento e identifiquemos si éste muestra síntomas de depresión u otras psicopatologías.
“Además de la depresión y la ansiedad que se presentan solas o en paquete, la inseguridad y el miedo suelen dar pie a la celotipia, que es la presencia de ideas obsesivas y recurrentes sobre la preferencia de la pareja por otra persona o personas, la personalidad codependiente de la que ya hablamos previamente y desde luego la creación de patrones de violencia que actúan a diferentes grados,” profundizó el experto.
Prevenir es la mejor arma, afirma Jorge Negrete, “no se puede evitar el dolor que una pérdida genera, pero se puede aprender a vivir con ella. Asumir que una pareja no nos define, no nos complementa, ni es un objeto que podamos controlar. Una pareja nos da muchas cosas que cualquier otro agente nos puede dar, hay quienes tienen la fortuna de entender que la libertad es el primer acto de amor y la comunicación su medio de subsistencia.”