Así viven la menstruación los hombres trans

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Son hombres que menstrúan y nos cuentan cómo se enfrentan al dolor, a los cambios en su cuerpo y a la transfobia en las clínicas.


Por Miriam Martínez

La menstruación es un tabú que se está deshaciendo a pedazos. Es comparable con un iceberg, donde el epicentro del problema está bajo el mar y nadie lo ve. Muchas mujeres quieren hablar y conocer mayor información sobre este tema. Poco a poco se habla con mayor naturalidad de las consecuencias derivadas de la regla, como pueden ser enfermedades tanto a nivel físico como emocional. 

Depresión, falta de compresión en el ámbito sanitario, fuertes dolores de ovarios o miedo al despido por no acudir al trabajo son algunos de esos síntomas, pero… ¿y la disforia y discriminación que sufren los hombres trans en relación con la menstruación? 

Antes de que sigas leyendo, si no lo sabes, tienes que saber que la disforia de género es la sensación de incomodidad que pueden sentir las personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o las características físicas relacionadas con el sexo. 

“Me gusta el cuerpo con el que nací, excepto por el hecho de que tengo un órgano que sangra regularmente”, me cuenta Pablo, tiene 20 años y está estudiando medicina en Barcelona. Pablo es un hombre trans y con ironía describe: “Tengo la suerte de solo sufrir disforia una vez al mes. Detesto que mi periodo regularmente haga añicos mi mente”. 

Al igual que Pablo, Daniel, profesor de autoescuela de 22 años, no tiene problemas con su menstruación ahora. “Con 18 años me realicé la operación de histerectomía, es decir, me quité los ovarios y el útero”, me relató su proceso y añadió que cuando tenía los genitales femeninos tuvo muchos problemas de dolores “e incluso tenía pesadillas. Además tuve ovarios poliquísticos, que se juntaron con disforia, fiebre, vómitos…”

Conocí a Daniel a través de su compañero de piso, Izan. Él tiene 22 años y es coctelero, y en relación a su menstruación me relató que cuando cambió del Testogel al Testex (hormonas) por problemas de abastecimiento “me volvió a bajar la regla hará 4 meses y fue una experiencia psicológica muy mala. Aparte de estar un mes sangrando, me causó un gran daño emocional”. 

Noam tiene 16 años, es trans no binario y nació en Chile. Cuando estuvimos hablando de la menstruación me explicó que sufre de disforia. “Tengo que usar ropa interior femenina para ponerme una compresa o un tampón y esto empeora la disforia. Hay una cosa que llevo muy mal de tener el periodo: saber que no tengo pene y pensar que puedo quedar en embarazo”. Para Noam tener la regla es “un recordatorio de que mi cuerpo nunca será como lo que quiero y tengo que vivir con eso”. 

Si eres mujer y tienes la regla, sabrás que en algunos baños hay una papelera para tirar las compresas o tampones. ¿Cómo lo harán los hombres trans? “Es muy difícil encontrar papeleras sanitarias en los baños de hombres. Además, ¿quién va a lavar una copa menstrual en el lavabo del baño de hombres? Nadie”, me hace reflexionar Noam y me doy cuenta que detalles tan pequeños son gigantes para hombres trans con su menstruación. 

“Tengo la suerte de contar con muchos pacientes trans. Sus principales dudas son sobre su cuerpo, modificaciones, procesos o cómo va a cambiar su cuerpo”, explica la Dra. Amira Alkourdi Martínez (Ginecología – Cirugía Transexual Especializada). Me costó mucho encontrar a profesionales sanitarios expertos en este tema y es debido a la falta de información. 

Si yo tengo miles de dudas cuando voy al ginecólogo y muchas no las expreso por miedo, no me quiero imaginar las que tiene un hombre trans. “Las incertidumbres están relacionadas con el físico, alteraciones del ciclo, pero también tienen dudas sobre cómo van a sentir la regla, cómo va a anularse, etc”, describe la doctora y recalca que cuando acuden a su consulta “tengo que adaptar la información al proceso de cambio para que sepan qué se sale de la normalidad y puedan detectarlo”. 

La doctora Alkourdi me reafirma la teoría sobre la falta de información. “Mientras se siga hablando como algo desconocido, es sinónimo de falta de normalización sobre el proceso”. Al igual que es necesario hacer una sanidad con perspectiva de género también se tiene que realizar una sanidad desde el foco de la transexualidad, pues “es un tema que apenas se aborda durante la carrera pero tampoco en la especialización. Yo he aprendido a través de la experiencia del trabajo, las ganas de profundizar en el tema y el trato con los pacientes”, recalca la doctora. 

Pablo me puso en contacto con Cecilia, su compañera de estudios. Ella está estudiando la especialización de ginecología en Barcelona y cuando le pregunté cómo se aborda la menstruación en hombres trans en medicina me dijo que “no se habla de este tema en las aulas. Yo he tenido la suerte que nuestro profesor, cuando se lo solicitamos, nos habló del tema aunque fue algo breve”. Cecilia y sus compañeros han tenido que buscar información y acudir a charlas para abordar de verdad este tema. 

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) en España realizó un estudio donde se señala que un 75% de los encuestados considera que los profesionales sanitarios tienen un conocimiento muy bajo sobre este tema. Un 50% de los participantes ha anulado o retraso alguna de sus citas médicas para evitar discriminaciones y un 20% de las personas trans no acude por miedo a que se les llame por un nombre que no es suyo. 

Siguiendo el hilo del miedo a ir al ginecólogo (a muchas mujeres trans les sucede cuando tienen que ir al urólogo), Alkourdi señala que en su consulta “las otras pacientes lo han normalizado. La empatía por parte de la sociedad es muy importante, pero del personal sanitario aun más”. 

A lo largo de investigar y conocer a hombres trans con dolores menstruales llegué a Rubén. Él tiene 40 años y cuando llegó a Madrid (nació en Argentina) sufrió de transfobia en el ginecólogo. “No me imaginé que en España podría sufrir de discriminación por ser hombre trans”, describió y agregó que durante una consulta por dolores fuertes en los ovarios “la doctora no me quiso atender y me dijo básicamente que es algo natural y que me aguantara. Desde entonces no voy al ginecólogo y he recurrido a los métodos naturales”. 

Igual que Rubén, Daniel sólo acudió al ginecólogo cuando tenía 13 años. “No he ido porque no me gustan mis partes genitales y no quiero ir”, apunta Daniel y en relación con esta situación que viven Rubén y Daniel, pregunté a la doctora si esto sucede mucho y me respondió que “la mayoría de mis pacientes acude con sus madres, y esto es debido a que tienen miedo a que no comprendan qué hace un hombre en una consulta de ginecología. Siempre me pongo en su piel, y entiendo esa incomodidad”. 

Daniel y Rubén no acuden al ginecólogo por miedo a vivir de nuevo la transfobia o un aumento de su disforia. Izan me contó que en el pueblo donde vive no quieren cambiar su nombre de la tarjeta sanitaria. “Me queda poco para que me cambien el nombre en el DNI y por ese motivo me dicen que no pueden. Sé que no es verdad y lo paso mal cuando me llaman a consulta con otro nombre”. Este caso es otro tipo de transfobia en el ámbito institucional. 

La transfobia no solo se vive en el ámbito sanitario o en el administrativo. Rubén me puso en contacto con un amigo suyo que no quiere decir su nombre o ubicación por posibles represalias de su empresa. “Tengo endometriosis y donde trabajo no comprenden que un hombre trans pueda tener dolores graves menstruales”, relata y me cuenta que cuando tiene la regla “tengo miedo de no poder acudir a mi puesto. Casi me despiden un día porque no me podía mover de la cama por dichos dolores. No puedo dejar el trabajo porque necesito dinero”. 

Tanto Izan como Daniel piensan que es necesaria la información en general. “En relación con la menstruación, se tiene que mejorar la especialización porque afecta a las hormonas o al dolor. Cuando tenía que hacer educación física y no podía correr nadie me entendía y pensaban que eran excusas”, señala Daniel. 

Esto me hizo pensar sobre mi experiencia personal sobre el dolor y la regla, y cómo me hicieron entender que es algo natural. Tuvo que pasar el tiempo para que yo comprendiera que esto no es así. Una gran parte oculta de este iceberg. 

“Hay que explicar qué es un hombre o una mujer trans. En el colegio no se explica nada y es normal que se vea diferente porque lo ven desde la lejanía”, describe Izan.  

Sonia es de México y es madre de Pablo. Hace menos de un año su hijo está en el proceso de transición y le bajó la regla a los 12 años. “Fue muy complicado tener que acudir al médico por miedo a que mi hijo sufriera alguna discriminación”, relata y me explica que en el colegio “todo el mundo actúa con normalidad, desde sus compañeros hasta los profesores”. Pablo es feliz. 

“Creo que mi miedo a la discriminación es debido a la desinformación que he tenido. Gracias a las asociaciones y otras familias he conocido un personal sanitario estupendo”, afirma Sonia. 

Pablo me contó que su viaje (así lo define él) está siendo más fácil gracias a referentes que ve en TikTok. “Cuando me bajó la regla fue un choque emocional. Casi todas mis compañeras y amigas ya tienen la regla y me ayudaron en todo momento. Me bajó en el colegio y mis amigas me ayudaron a ponerme una compresa y estuvieron conmigo. Me sentí muy feliz”. 

Los profesores de Pablo, desde el primer momento, introdujeron la transexualidad con naturalidad en las aulas y, tal y como me cuenta Raquel, profesora de matemáticas de Pablo, “educar e informar desde la diversidad cuando son pequeños es muy importante. Así se consigue evitar homofobias o transfobias en las aulas y en el futuro”. 

Pregunté a Raquel cómo se introducen las charlas de diversidad de géneros en los centros educativos y me contó que “desde un primer momento se informó a los padres. Algunos se negaron, pero con el paso del tiempo y por lo que les cuentan sus hijos se han dado cuenta de que era un error su negación”. Ahora están aprendiendo tanto los niños como los padres; es una cadena que no tiene final. 

Quería acabar el texto con un relato como el de Pablo. Un niño trans que vive en un entorno de empatía y normalidad, y que gracias al centro educativo donde estudia, sus compañeros y ahora también los padres de estos niños, comprenderán mejor la realidad que sufre cada día el colectivo trans. 

Respecto a esto, las mujeres cis no tenemos que utilizar la regla como un instrumento del feminismo donde solo se incluye a las mujeres que menstrúan. Tenemos que abrir este tema e incluir a los hombres trans y a las mujeres que no tienen la regla. Estas últimas que pueden llegar a sufrir discriminación por no tener la opción de tener hijos.

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