Hasta la fecha, ha sido inmunizado el 70% de adultos mayores de los 15 a 20 millones de personas de mayores edades en el país.
El próximo mes de enero de 2022, el más frío del invierno boreal, amenaza con causar en México una resaca sanitaria posterior a las multitudinarias fiestas decembrinas: una cuarta ola de contagios en la resaca del año nuevo.
El comportamiento de la pandemia no parece muy malo hacia el final del año que termina: los indicadores lo muestran favorable. Sin embargo, los contagios comenzaron a crecer lentamente en la frontera norte con EEUU, sobre todo en la costa del Pacífico.
“Creo que poco a poco se va configurando un repunte que puede constituir una nueva ola de contagios”, dijo el epidemiólogo Malaquías López Cervantes, integrante de la Comisión para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Nuevo comportamiento
Cuando estalló la pandemia el año pasado eran especialmente personas adultas mayores las que presentaban insuficiencia respiratoria severa pero la vacunación, que ha alcanzado al 85% de la población adulta, ha cambiado la tendencia.
“Ahora se presentan contagios entre la gente joven, y durante toda la pandemia los jóvenes han tenido cuadros menos graves”, explicó a esta agencia el profesor e investigador en temas de salud pública en la máxima casa de estudios del país.
Ese comportamiento de la pandemia causa una engañosa sensación de control de la contingencia, dice el investigador galardonado con el Premio Anual de Investigación en Epidemiología (1997), que otorga el Instituto Nacional de Salud Pública, y alerta “no solo importa cuántas personas y cómo se están enfermando, por la reducción de la curva epidémica, sino [también] que el virus tenga oportunidad para cambiar, cada contagio es una oportunidad para un cambio del patógeno”.
Por ejemplo, menciona la variante ómicron que apareció en Sudáfrica y está invadiendo rápidamente los escenarios en el mundo, “pero en México ni siquiera se menciona entre las autoridades sanitarias”. En particular, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no tiene preocupación alguna por esa variante.
Polémico manejo de la pandemia
Acerca del manejo de la pandemia, el investigador que ingresó a la Academia Nacional de Medicina en 1992 —por el desarrollo de un método para inmunizar con aerosol ante un brote de sarampión—, recuerda que en un principio el Gobierno creyó que era una emergencia muy simple.
“Pensaron que la atención necesaria era menor, se consideraba que no era muy grave; y fue una gran sorpresa cuando empezaron a llegar enfermos con insuficiencia respiratoria severa a los hospitales”, reseña.
El sistema de salud tuvo que aprender sobre la marcha el manejo de la nueva enfermedad. El desabasto de medicamentos y productos sanitarios necesarios “ha tenido consecuencias catastróficas por la cantidad de muertos”: más de 296.000.
Además de carecer de preparación de fondo, las autoridades también se han mostrado empecinadas en no cambiar de opinión.
“Se quedan en la misma tesitura desde el principio, sin ajustes para mejorar las características de atención a las personas que llegan a las unidades médicas con enfermedad avanzada”, ilustra el experto de la UNAM.
La resaca de las fiestas
“Pienso que vamos a tener una situación mala en el invierno [boreal], pero confío en que las características de la población de mayor riesgo haga que sea menos complicada”, pronostica.
El experto teme algo importante: hay una proporción de personas no vacunadas de mayor edad, relativamente protegida porque no circula mucho y la transmisión no es muy intensa.
“Hay una barrera de personas vacunadas, pero durante las fiestas de Navidad y fin de año se mezcla e interactúa la población, hay una posibilidad grande de que se contagien las personas no vacunadas”, advierte.
Hasta la fecha, ha sido inmunizado el 70% de adultos mayores de los 15 a 20 millones de personas de mayores edades en el país.
En otras palabras, está sin inmunizar el 30% de la población más vieja: un mínimo de cinco millones desprotegidas que no se vacunaron por diversas razones: algunas no creen que existe el virus, otras por motivos religiosos y otras porque no creen en las vacunas, y no hay una política que trate de identificarlas con claridad.
“Esas personas van a exponerse en esta temporada de fin de año y se pueden enfermar y morir”, alerta.
Los recientes eventos masivos en los que el uso de mascarillas no fue obligatorio bajo el lema presidencial “prohibido prohibir” son otra fuente de proliferación masiva del coronavirus impredecible: un mitin con 200.000 seguidores en el tercer aniversario del presidente en el cargo, enormes peregrinaciones en todo el país por el día de la Virgen de Guadalupe, estadios abarrotados en las finales del torneo de fútbol de primera división y centros comerciales llenos.
No es muy difícil imaginar las consecuencias de contagios masivos en la cuesta de enero 2022: la cuarta ola.