El feminicidio de Rubí fue perpetrado por Sergio Rafael Barraza y quedó demostrado, pero no como resultado de la investigación de las autoridades municipales, estatales o federales, si no gracias a Marisela, quien ayuda de sus otros hijos, tomó cartas en el asunto.
Este diciembre se cumplieron 11 años del asesinato de Marisela Escobedo, una mujer a quien las circunstancias la orillaron a ser una activista a favor de las mujeres y cuyo caso es, hasta hoy, un doloroso recordatorio de la impunidad en México.
En agosto de 2008, a sus 16 años de edad, Rubí Marisol Frayre fue víctima de feminicidio. La joven fue asesinada en Ciudad Juárez, Chihuahua, a manos de su entonces pareja quien la mató, quemó su cuerpo y tiró sus restos en un tiradero desperdicios de cerdos.
La historia de Marisela y Rubí nos muestran una sistema de justicia que, sin perspectiva de género, revictimiza una y otra vez a quienes han sido blanco de delitos y sus familiares. Es un retrato de los niveles de violencia al que las mujeres en México están expuestas por el simple hecho de serlo.
Karla Casillas, periodista y jefa de Investigación del documental Las tres muertes de Maricela Escobedo, asegura en entrevista con Sputnik que desde el día uno en que la mujer trató de denunciar la desaparición de su hija fue revictimizada.
“Es caso deja ver y deja ver de manera muy evidentes todas las capas de violencia, que se pueden ejercer y en un solo caso. Desde que Maricela va a poner la denuncia es maltratada”, señala Casillas.
Marisela, según consta en la investigación, denunció la desaparición de la joven en enero de 2009 luego de que por meses Sergio Barraza, el asesino de Rubí, les negara tener contacto con la joven y, por último, asegurara que se había fugado con otro hombre, una versión que la familia no creyó y motivó su búsqueda.
“Regreso (a la subprocuraduría) con la foto y acta de Rubí, y nos atiende la C. Karla de la Vega Mayagoitia y me trata de mala manera, y me cuestiona, que por qué permitía yo que mi hija se hubiera ido con un hombre mayor que ella, que seguramente si fuera su hija ella no lo permitiría, y algunos otros comentarios que no venían al caso”, se lee en el diario de Marisela Escobedo al que los periodistas tuvieron acceso.
Pero la impunidad no recae sobre una persona o dos, de acuerdo con el periodista Alejandro Melgoza, quien también participó en la investigación del caso, son decenas de funcionarios quienes obstaculizaron el derecho a la justicia en el caso de Rubí.
“En los expedientes se pueden encontrar todo tipo de irregularidades, de omisiones y acciones que derivaban en impunidad. La recomendaciones que hizo la Comisión Nacional de Derechos Humanos en materia de procuración de justicia y reparación de daño no han sido cumplimentadas. Ni siquiera las mínima que son básicamente que el Estado ofrezca una disculpa pública a la familia”, sentencia en entrevista con Sputnik.
El feminicidio de Rubí fue perpetrado por Sergio Rafael Barraza y quedó demostrado, pero no como resultado de la investigación de las autoridades municipales, estatales o federales, si no gracias a Marisela, quien ayuda de sus otros hijos, tomó cartas en el asunto.
Sergio fue detenido en junio de 2009 en Zacatecas. Fue Marisela quien dio con su paradero, fue gracias ella que lograron detenerlo, fue gracias a ella que fue presentado ante las autoridades y fue gracias a los jueces Catalina Ochoa, Rafael Boudib y Netzahualcóyotl Zúñiga que el hombre salió libre en abril de 2010 a pesar de haber confesado su crimen. La Fiscalía de Chihuahua no pudo comprobar el delito que se le imputaba y meses después los jueces que lo liberaron fueron dados de baja.
“Marisela fue víctima de violencia social, política y criminal y fue revictimizada. Todas las capas de violencia que se van dando y eso, desgraciadamente, pues es algo que vemos que sigue sucediendo o hasta hoy en día”, lamenta Karla Casillas.
A pesar de la resolución y con la promesa de las autoridades de que ya se habían girado órdenes de aprehensión contra Sergio Barraza, Marisela no se dio por vencida y volvió a emprender la búsqueda y lo volvió a encontrar en julio de 2010, pero se fugó.
Para ese entonces, la familia tuvo conocimiento de que Sergio se había unido al grupo criminal Los Zetas y por meses fueron víctimas de la inacción de las autoridades, quienes no hicieron el intento de localizarlo.
En diciembre de 2010, Marisela decidió instalar un plantón a las afueras del Palacio de Gobierno de Chihuahua. El 16 de diciembre de aquel año, cerca de las 21 horas, Marisela Escobedo se encontraba recogiendo las pancartas que exhibían la impunidad frente al caso de su hija. Ahí, un hombre la mató.
“En el caso es Maricela no ha habido justicia, sigue sin haber justicia a 11 años; sigue sin haber ningún tipo de reparación, ningún tipo de acuerdo”, apunta Karla Casillas.
Con ella coincide Alejandro Melgoza, quien apunta que aunque el caso sigue abierto, no ha habido avance alguno.
“Se continúa, desde mi punto de vista, en un entrado y en un limbo de vaivén político”, señala.
Tras el asesinato de Marisela, la familia Frayre Escobedo abandonó México y se fue a Estados Unidos con asilo político.